Foto de Don José Montero en la prisión de Burgos con compañeros intelectuales
Esta mañana he leído en TIOJIMENO el acertado comentario hecho por el amigo Andrés Rebolledo, porque recogiendo el sentir de la familia, se ha puesto en la difusión de la noticia, la descripción de la vida de Don José Montero en su parte mas familiar y sus relaciones con el pueblo de Jimena.
Como dice Andrés Rebolledo, nuestro querido médico D. José Montero sufrió represión más que nada por pertenecer a Logía Mazónica que en realidad era una filosofía de vida a la que el régimen temia y que ha de saber el pueblo de Jimena que fue un hombre entregado a su profesión, su mujer, sus hijos/as y nietos/as y a sufrir en silencio.
He consultado con la familia y les ha parecido bien el que se dé a conocer los fundamentos de la propuesta al Excmo. Ayuntamiento de Jimena y que magistralmente ha desarrollado D. José Regueira:
PROPUESTA AL AYUNTAMIENTO DE JIMENA DE LA FRONTERA PARA APROBACIÓN DE
RECONOCIMIENTO AL DOCTOR JOSÉ MONTERO ASENJO
José Regueira Ramos. Cronista Oficial de Jimena
Se me ha
presentado por parte de los descendientes del Doctor José Montero Asenjo un
extenso dosier con su historial personal, profesional y documental sobre la
represión de que fue objeto durante y después de la guerra civil española.
Me lo han
presentado en mi condición de Cronista Oficial para que apoye alguna propuesta
de reconocimiento que creen merece por parte de su pueblo, en el que fue una
figura respetada y querida y en donde vivió casi toda su vida (excepto los años
de cárcel). A partir de la guerra civil lo hizo en condiciones precarias por
impedírsele ejercer su profesión de médico con plaza en propiedad, que le fue
retirada por motivos políticos.
Personalmente
es para mí muy satisfactorio apoyar esta propuesta y elaborar el siguiente
informe para dar a conocer su historial.
Tanto sus
familiares como yo consideramos que es merecedor a alguna propuesta. La que
consideran más apropiada y la que más les satisfaría sería dar su nombre al
Centro de Salud. De no ser posible, piden alguna otra distinción honorífica
como podría ser el nombramiento de hijo predilecto a título póstumo.
Semblanza
Por razones
de edad es lógico que muy pocos o ningún miembro de la actual Corporación
Municipal de Jimena hayan conocido al Doctor Don José Montero, fallecido en
1967. No les resultará difícil, no obstante, requerir información a sus
respectivas familias u otros vecinos mayores, teniendo yo personalmente la
convicción de que en la práctica totalidad de los casos esta información será
elogiosa sobre la personalidad y el comportamiento social y profesional de este
ilustre jimenato.
Personalmente
yo conocí a D. José Montero en los últimos años de su vida, que coincidieron
con mis primeros años en Jimena, al inicio de los años sesenta. Aunque habían
transcurrido ya más de veinte años de la finalización de la guerra civil,
todavía imperaba un claro temor a hablar de hechos derivados de de esa tragedia
que afectó a numerosas familias jimenatas. Menos todavía se hablaba de las
represalias subsiguientes padecidas por personas no adictas al Régimen.
Faltaban quince años todavía para la desaparición de Franco y el miedo era la
tónica general.
Yo tengo muy
presente la imagen de aquel anciano y achacoso médico apartado del ejercicio
profesional en cargos oficiales. Vivía dos o tres casas por encima del
Ayuntamiento, enfrente de la actual Biblioteca o de la Casa de la Cultura.
Curiosamente, el lugar ocupado antiguamente por el Pósito que en esos años era
cuartel de la guardia civil y durante y después de la guerra era el lugar de
represión, según informa José Algarbani
en su libro Y Jimena se vistió de negro.
Venía los días en que sus achaques no eran muy agudos a tomar café al bar de
Gabriel “el Bollito”, situado enfrente de la Pensión La Perla, actualmente
propiedad del Ayuntamiento, donde se hizo recientemente una restauración aún no
terminada.
La imagen que yo conservo es la de un
anciano de muy buen carácter, frecuentemente risueño, para el que el
desplazamiento de poco más de cien metros entre su casa y el bar se convertía
en un trayecto difícil de recorrer, especialmente en su regreso por la calle
Sevilla (entonces de José Antonio). La empinada cuesta se convertía en un
ejercicio de alpinismo que sólo podía superar apoyándose en las paredes de las
casas, sujetándose a las rejas y haciendo descansos cada quince o veinte
metros. Jamás le oí ninguna queja ni alusión a su historial represivo.
Todos los testimonios de vecinos de Jimena cuyo recuerdo conservo de
entonces y los que he podido consultar ahora con motivo de este expediente,
coinciden en un elogio unánime hacia sus valores humanos y su altruismo
profesional al servicio de los más débiles y necesitados, a los que prestaba
servicios médicos de forma totalmente desinteresada.
Datos biográficos
D. José Montero Asenjo nació en
Jimena de la Frontera en 1892, vivió prácticamente toda su vida (excepto los
años que estuvo en la cárcel) en su pueblo y murió en 1967 en San Roque, en la
casa de su hija María Teresa, que lo había acogido dado su precario estado de
salud y su ruina económica. Era miembro de la Logia Masónica Fénix de los
Valles nº 66 de Jimena, desde su fundación al principio de los años treinta del
siglo pasado, en la que desempeñó diferentes cargos, entre ellos el de tesorero
y posteriormente el de Venerable Maestro. Ejercía como médico con plaza como
“Médico de Asistencia Domiciliaria”, que era la denominación de la época para
la modalidad de ejercicio de casa en casa, ya que no existía ningún local
sanitario adecuado para el ejercicio de la medicina. Su primera plaza fue en el
pueblo jiennense de Los Villares, en cuyo Colegio Médico estuvo colegiado desde
1917 a 1921. Fue la única localidad donde ejerció fuera de Jimena.
Debido a esta militancia masónica, cuando
las tropas sublevadas iban a entrar en Jimena en septiembre de 1936, huyó de la
población a través de los montes hacia zona republicana a la vecina provincia
de Málaga, siendo capturado en febrero de 1937 por las tropas franquistas. Fue
la célebre huida (léase “juía”) de la que fue protagonista la inmensa mayoría
de la población de Jimena y que tan magnífica y dramáticamente relató la
jimenata Ángeles Vázquez en su trascendente libro Un boomerang en Jimena de la Frontera. En este éxodo le acompañaron
su esposa y sus seis hijos. Su casa fue saqueada, llevándose todos los enseres
domiciliarios, libros de medicina e instrumental médico. En la zona
republicana, inmediatamente ofreció sus servicios de médico, tan necesarios
para atender a la población residente y a la ingente cantidad de población
huida de las poblaciones a donde iba llegando el ejército sublevado.
Al ser detenido se le encarceló y se
le hizo Consejo de Guerra en Algeciras el día 26 de abril de 1937. En este
Consejo de Guerra Permanente nº 12 del Campo de Gibraltar se le aplicó el
Código de Justicia Militar y se le condenó por “masón” (todavía no se había
constituido el Tribunal de Represión de la Masonería), por “auxilio a la
rebelión” y por haber sido militarizado
en zona roja como alférez médico. Por todas estas acusaciones se le pidió la
última pena, siendo condenado finalmente a veinte años de prisión. Permaneció
en la Prisión del Puerto de Santa María desde febrero de 1937 hasta agosto de
1940, en cuya fecha se le liberó por reducción de la pena. A su llegada a la
Estación de Jimena el pueblo en masa le hizo un entusiástico recibimiento, dada
la popularidad y el afecto que el pueblo profesaba a D. José.
Al constituirse el Tribunal para la
Represión de la Masonería es llamado a Madrid. Tanto él como la familia
pensaban que se trataba de un mero trámite burocrático pero nuevamente se le
procesa y es condenado a otros doce años y un día, conmutada luego por seis
años. Fue encarcelado primero en la Prisión del Dueso (Santoña, Cantabria) y luego
en la de Burgos. Además fue inhabilitado a perpetuidad para el ejercicio
profesional y para ocupar cualquier cargo del Estado e incluso puestos de
responsabilidad privados.
Documentación que obra
en mi poder.
Los familiares me hicieron entrega de
una amplia documentación que no adjunto por no complicar excesivamente este
dosier. De cualquier forma está a disposición de cualquier componente de la Corporación que lo requiera.
Incluso si alguien desea una copia se lo podemos facilitar la familia o yo
mismo.
La relación de documentos es la siguiente:
Escrito de la Dirección General de Prisiones.
Del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas.
Del Juzgado Militar eventual nº 12 de Algeciras.
De la Prisión Central del Puerto de Santa María.
De la Comisión de Investigación y Vigilancia.
Del Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el
Comunismo.
Del Ayuntamiento de Jimena.
Certificado de Liberación definitiva.
Escrito de Francisco Montero Núñez (hijo de D. José), de 1945
pidiendo liberación.
Colegio Oficial de Médicos de Cádiz.
Recorte Diario Área con noticia de muerte dedicándole grandes
elogios.
Foto de un grupo de prisioneros en el penal de Burgos.
De la Logia Fénx de los Valles nº 66 de Jimena.
Expediente personal nº 24 de Presidencia del Gobierno, legajo
18.
De la Dirección
General de Seguridad, Comisaría Gral. De Información, Archivo Masónico.
Del Juzgado Provincial de Responsabilidades Políticas.
Consecuencias
posteriores.
El Doctor Montero era médico titular de Asistencia Pública Domiciliaria
de Jimena. También era en esos años treinta médico de la Sociedad Industrial y
Agrícola del Guadiaro. Al ser encarcelado se le condenó también a la retirada
de su plaza de médico titular a perpetuidad, así como la de ocupar cualquier
cargo oficial. Los encargados de la SIAG y concretamente su administrador en San Martín del Tesorillo
D. Raimundo Burguera tuvieron un correcto comportamiento con él al ser
condenado. Le dieron un empleo de cobrador en Tesorillo a su hijo mayor, Paco
al que luego emplearon en Madrid en la empresa Uralita, propiedad de la Casa
March. Años más tarde emplearon igualmente a su hijo menor, José María. Cuando
salió de la cárcel le concedieron al propio D. José la representación de esta
empresa para Jimena.
Al menos en
los últimos años tenía la asistencia médica de alguna Mutua o empresa de
Seguros como La Unión y el Fénix, pero estas compensaciones eran insuficientes
para atender sus necesidades familiares. En los años de su encarcelamiento en
los que sus hijos eran menores la familia pasó muchas penalidades, que
continuaron posteriormente . Ello le obligó en los últimos años a
solicitar del Colegio Médico alguna ayuda para poder sobrevivir, lo que se le
concedió ya a última hora, cuando estaba recogido en casa de alguna de sus
hijas.
En
consecuencia, sus descendientes ruegan al Ayuntamiento de Jimena que estudie y
confirme en su caso la veracidad de este expediente, lo cual creen factible
porque las personas mayores de sesenta años de Jimena lo conocieron y pueden
expresar su parecer, que estimamos no diferirá de lo que aquí hemos expuesto.
Por mi parte
estoy a disposición de la Corporación Municipal para aclarar o ampliar este
informe, tanto en mi condición de Cronista Oficial como de mi condición de jimenato
adoptivo, título generosamente concedido por ese Ayuntamiento, del que me
siento muy orgulloso e inmensamente agradecido. También de mi condición de
vecino de Jimena desde noviembre de 1960, lo que me permitió coincidir algunos
años con D. José Montero como convecino.
La familia
quiere agradecer anticipadamente a la Corporación Municipal el interés que no
dudan se tomarán en estudiar este expediente.
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