
Me encanta quitarme el calzado y sentir el agua fresca en mis pies , es una sensación que te hace despreocuparte de muchas cosas y convertirte en parte de ese mar que es auténtica vida ya que dicen que de él nacimos todos los que hacemos la historia del paso de los tiempos.

Me doy cuenta que no soy el único que comparte este placer de disfrutar de las olas sobre nuestra piel y me los encuentro en el caminar de muchas edades, unos corriendo, otros paseando sus mascotas y otros nadando entre las aguas sintiendo el frescor por completo en su ser.

Las gaviotas y los palomos están recibiendo los primeros rayos del sol sobre sus plumas húmedas del rocio de la noche y los que ya está ávidos de calor remontan el vuelo delante de los visitantes de la playa.


Inocence, la estatua que nos colocasen los políticos como símbolo de nuestro renacer a la vida procedente del mar, sigue inerte de expresión y sin mens


Al regresar por el bulevar, desde arriba, mi cámara y yo, vemos como están apareciendo los primeros domingueros que se apresuran a instalar sus sombrillas y marcar sus dominios cerca de las barquillas marineras que están en la arena recalentadas al sol.

Dedicado a Los Miercoleros con cariño.
Un abrazo.
1 comentario:
Magnificamente escrito, si señor.
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