Manuel
Chaves cobra actualmente como ex miembro del Ejecutivo, 4.899 euros mensuales;
2.813,87 euros como parlamentario; 1.823,86 para gastos de alojamiento y
manutención al haber sido elegido por una circunscripción distinta a Madrid
(esta cantidad no tributa); 1.431,31 euros como presidente de la Comisión de
Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos del Pacto de Toledo, y 3.834 euros más
de pensión vitalicia como ex presidente andaluz. Redondeando, 14.800 euros al
mes, oiga. Catorce mil ochocientos euros al
mes, eso sí, brutos. No como Esperanza Aguirre, que también cobra
unos estupendos 9.000 euros que los brutos se tragan como netos sólo porque no
lo aclara un conocido y radical medio de izquierdas que no ha podido llegar a
fin de mes desde que se cortó el grifo ZP.
Entiendo su preocupación y su decisión de no abandonar la política ahora que, sexagenario, asume el hermoso e innecesario riesgo de dedicarse a formar a jóvenes abogados andaluces a los que tendría que pagar sólo por ponerle al corriente de la normativa laboral actual. Pero no acabo de entender que, ya puesto, no se dedique a otras ramas del derecho en las que ha sido pionero como el Derecho Natural de mi Familia Numerosísima al Trabajo por el Mío o el Derecho Procesal, Una Lata que se Abre con Mi Dedo.
Vaya, no quiero dar la impresión de que el pro hombre que viene diciendo que los ciudadanos les votan para resolver sus problemas tiene la cara de hormigón.
Y pensar que todo comenzó con una tortilla de patatas.
Entiendo su preocupación y su decisión de no abandonar la política ahora que, sexagenario, asume el hermoso e innecesario riesgo de dedicarse a formar a jóvenes abogados andaluces a los que tendría que pagar sólo por ponerle al corriente de la normativa laboral actual. Pero no acabo de entender que, ya puesto, no se dedique a otras ramas del derecho en las que ha sido pionero como el Derecho Natural de mi Familia Numerosísima al Trabajo por el Mío o el Derecho Procesal, Una Lata que se Abre con Mi Dedo.
Vaya, no quiero dar la impresión de que el pro hombre que viene diciendo que los ciudadanos les votan para resolver sus problemas tiene la cara de hormigón.
Y pensar que todo comenzó con una tortilla de patatas.
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