A CADIZ…. LA CIUDAD
MILENARIA … DE UN JIMENATO
Hoy quiero estar contigo, mi querida capital gaditana, para
hablar de mis sentimientos y de los
tuyos, aunque estoy convencido que no necesitas de mis palabras, porque
escritores, poetas y hasta dioses se han ocupado de llevarte a la cima del
Olimpo y enaltecerte como mereces, pero un hijo no necesita de esos menesteres
para decirle a su madre que existe y que la quiere con toda su alma.
Allá por 1968 un día 1 de Enero, vestido con una “ropilla pa
tirar”, me bajé del autobús de Los Comes
para colocarme en el “rellano” de la Comandancia de Marina a esperar que me nombrasen,
hasta que por fin aquel altavoz dijo…. Francisco Jiménez
Jiménez de Jimena de la Frontera. Era
yo uno de los quintos destinados a la “Armada Vencible”, truncada su vida y
apartado de los suyos para prestar sus servicios a la Madre Patria , como estaba
mandado por aquellas fechas.
En aquella espera interminable, no pude evitar pensar en mis
contactos anteriores contigo y recuerdo como cuando iba a examinarme a la Normal de Magisterio me
paseaba por tus bonitas calles durante varias semanas continuadas……
Mi calle preferida para hospedarme era la “Benjumeda”, a veces lo hacia en “ Benjumeda 21” , otras en la “Pensión
Manolita”, otras me iba cerca del “Falla”, en la”Pensión Hércules” y otras me
alejaba hasta “ Pensión La Nacional ” cerca de la Candelaria.
Sería por mi juventud y ganas de vivir que hasta tus olores
mañaneros, no siempre gratos, me parecian normales y aquello se suplia
corriendo un poco al pasar por los bidones de basuras pegados a las estrechas
paredes de tus calles.
En este recordar mio de “marinero en puerta” me sentí muy a
gusto en la barra del “Alcázar”… donde decía el letrero…. “ Un pollo en el
Alcázar vale por dos de otra casa”, lo que sucedía es que un pollo asado en
aquellos entonces valía 12 pesetas y eso
era lo que yo pagaba entonces por comer en el “S.E.U.”( que estaba en la misma
calle), así que me conformaba con el olor y mi cervecita Cruz Blanca con tapa.
Otro bar que frecuentaba para tomarme el “cafelito” o la copita de manzanilla
con su “tapita” era en “ La Privadilla ”, un bar con mucha “solera”, sus barriles y su
encanto torero eran inconfundible con esas cabezas de toro disecadas, cuyas
hazañas yo releia una y otra vez…..” este toro llegó a soportar hasta doce
baras..”, decía uno de aquellos letreros refiriendose al toro disecado. El andar siempre casi “tieso” me hacía comer
en lugares que a mi me parecían estupendos como en La
Plaza San Juan de Dios en la “Económica”,
en el “Nueve” o me subía para arriba en “ La Parra ”, “ La Bomba ” o me tomaba el Bocata de anchoas en el
“Estanco” de la esquina de la Plaza Falla donde la amabilidad
de aquel señor grueso con gafas redondas no tenía límites.
Mi querida “Gades” … yo tu hijo de Jimena, escuadriñé tus
calles y tus rincones en busca de amor y lo conseguí… porque me cautivaste con
tanta fuerza que aún te guardo dentro de mi ser como algo imborrable…… mi
pasear por el Parque Maria Luisa, tu Alameda Apodaca, El Mentidero, La Plaza de Las Batallas con su
reloj de flores, tus viejas murallas repletas de amores nuevos, ese recordar no
tiene precio para mí.
Tus vendedores de mariscos frescos con sus delantales y
gorras blancos como la leche y por varias pesetas te llenaban las manos de
“cartuchos” repletos de quisquillas, cangrejos, camarones, bulgaillos y gambas que tomábamos en la Cervecería La Cruz Blanca en
aquel callejón que desembocaba en la antigua Plaza de Mina y si el “bolsillo”
no daba para más, entonces yo pedia en la cervecería aquel paquete de papas
fritas que tan buenas estaban y saciaba mi hambre hasta el día siguiente.
He despertado de mis pensamientos y todos en fila de dos nos
llevan hasta el tren para San Fernando donde según decían antes “me hice un hombre
de provecho”, hasta que otro día me meten en un camión y de noche me hacen
entrar en el barco más grande que yo
hubiese podido soñar “ El Transporte de Ataque Aragón” con base en tu Puerto
Comercial o en las aguas de tu hermosa Bahía cuando no teniamos espacio libre
en los atraques.
Acuérdate, Cádiz de mi alma, cuando vestido de marinero
paseaba de forma interminable por tus calles, por tu Barrio de la Viña , por Puerta de Tierra.
Con poco dinero en los bolsillos yo gastaba suela de botas marineras por tus
calles, pero entre varios “secos” siempre juntábamos algo para comprar papelones de tus “pescaitos fritos” y
arrimarle la media “litrona” de chicalana junto a las freidurias de las Flores
y otras repartidas por todas tus calles. Decían que estaban sucios aquellos
bares, pero a mi me parecían gloria bendita con sus mesas de mármol antiguas y
sus suelos llenos de “serrín” donde con unas aceitunas añadidas saliamos felices como curas.
Mis “francos de paseo y de ria”, se sucedian constantemente
y mi amor por tus viejas calles, tus antiguos comercios se fueron haciendo
fuertes dentro de mi y cuando en mis bolsillos se juntaban algunas pesetas más
de la cuenta, me permitia sentarme en el “Barquito sin Nombre” del Restaurante La Caleta , El Sardinero y para
regocijo pleno me sentaba en el Café Español donde ponían unos “huevos al
Plato” que saltaban las lágrimas y después el mejor café de todo Cádiz.
Hace unos días me he sentido triste cuando he leido que
muchos de aquellos comercios antiguos de discos, librerias, cajitas de regalos
con “conchas del mar” ha desaparecido y se han transformado en tiendas de
marcas ó franquicias, pero no te apures “ Gades Milenaria” que pueden
transformártelo todo, pero tu espiritu carnavalesco, tus aires gaditanos y tus
ganas de competir con los tiempos, permanecerán por los siglos de los siglos y
aunque no lo supieses sin vivir en tus
casas somos muchos los que estudiamos en tu corazón e hicimos la mili como
buenos hijos de una Patria que ya también es otra.
Jubilado, con 67 años, de vez en cuando te visito, me paseo
por tus calles y sigo soñandote como cuando con mi “petate” recorría tus calles
y disfrutaba de tu bonito ambiente marinero y milenario.
Un abrazo a los que tienen la suerte de ser gaditanos y a mi
amigo Cecilio Gómez Rivas.
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