Una reciente investigación confirma que la cafeína mejora la memoria a largo plazo... si se toma moderadamente después del aprendizaje. Un equipo dirigido por Michael Yassa, de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, así lo ha constatado.
Los investigadores presentaron a los voluntarios universitarios una serie de imágenes. A continuación administraron a la mitad de ellos una píldora de 200 miligramos de cafeína; el resto de voluntarios recibió un placebo. Veinticuatro horas después se volvió a convocar a los participantes para que llevasen a cabo una segunda prueba de memoria. Esta vez debían indicar qué fotografías habían visto el día anterior y cuáles eran nuevas. Los investigadores colocaron, a propósito, algunas imágenes que se asemejaban a las de la primera prueba.
Si bien todos los participantes podían distinguir las imágenes nuevas de las que ya habían visto, en el caso de las imágenes ‘trampa’ puntuaron mejor aquéllos que después de memorizar las fotografías habían tomado la dosis de cafeína.
Hasta ahora se sabía del efecto beneficioso de la cafeína para la memoria a largo plazo, mas la sustancia se había suministrado antes del ejercicio de aprendizaje. Según los investigadores, ello dificultaba separar la influencia que la cafeína ejerce en la memoria de otros de sus efectos, entre ellos, un aumento en el estado de alerta. Por otra parte, una información que se acaba de aprender requiere un tiempo hasta que se ha asentado en la memoria. Se piensa que la toma de cafeína justo después del aprendizaje podría favorecer el proceso de consolidación del conocimiento. Con todo, se desconoce qué mecanismo subyace a este fenómeno.
Así pues, ¿mejor tomarse una taza de café antes del examen? No necesariamente, apuntan los autores. Según su estudio, un aumento de la dosis de cafeína de 200 a 300 miligramos no llevaba a los voluntarios a mejorar su rendimiento memorístico. Incluso sugieren que el rendimiento tras una alta concentración de cafeína podría disminuir. Cuán fuerte y duradero resulta el efecto de la cafeína difiere de persona a persona, de la misma manera como sucede con el alcohol.
Los investigadores presentaron a los voluntarios universitarios una serie de imágenes. A continuación administraron a la mitad de ellos una píldora de 200 miligramos de cafeína; el resto de voluntarios recibió un placebo. Veinticuatro horas después se volvió a convocar a los participantes para que llevasen a cabo una segunda prueba de memoria. Esta vez debían indicar qué fotografías habían visto el día anterior y cuáles eran nuevas. Los investigadores colocaron, a propósito, algunas imágenes que se asemejaban a las de la primera prueba.
Si bien todos los participantes podían distinguir las imágenes nuevas de las que ya habían visto, en el caso de las imágenes ‘trampa’ puntuaron mejor aquéllos que después de memorizar las fotografías habían tomado la dosis de cafeína.
Hasta ahora se sabía del efecto beneficioso de la cafeína para la memoria a largo plazo, mas la sustancia se había suministrado antes del ejercicio de aprendizaje. Según los investigadores, ello dificultaba separar la influencia que la cafeína ejerce en la memoria de otros de sus efectos, entre ellos, un aumento en el estado de alerta. Por otra parte, una información que se acaba de aprender requiere un tiempo hasta que se ha asentado en la memoria. Se piensa que la toma de cafeína justo después del aprendizaje podría favorecer el proceso de consolidación del conocimiento. Con todo, se desconoce qué mecanismo subyace a este fenómeno.
Así pues, ¿mejor tomarse una taza de café antes del examen? No necesariamente, apuntan los autores. Según su estudio, un aumento de la dosis de cafeína de 200 a 300 miligramos no llevaba a los voluntarios a mejorar su rendimiento memorístico. Incluso sugieren que el rendimiento tras una alta concentración de cafeína podría disminuir. Cuán fuerte y duradero resulta el efecto de la cafeína difiere de persona a persona, de la misma manera como sucede con el alcohol.
Fuente: Investigación y Ciencia
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