Cuando yo era un niño
hace ya más de 50 años, la verdad es que escaseaban bastante los dulces y
aunque había una confitería que los elaboraba con bastante exquisitez, solíamos
comprarlos poquísimo porque el dinero( como digo siempre) se necesitaba para el
puchero ó las “papas fritas con tomate".
En Jimena la gente
humilde tenía la forma de paliar esta
escasez del dulces, en el verdadero sentido de la palabra.Con un poco de
harina, un chorreón de aguardiente y un poco de miel, se hacían en invierno en
casi todas las casas, de vez en cuando, unas “tortas fritas”, unos
“borrachones”, unos “rosquitos de aguardiente” y unos “mantecaos” que además de
darle a las calles del pueblo un olor especial, permitía el que nos reuniésemos alrededor de los
lebrillos tapados con aquellos paños
blancos y veías como se repartían platos y platos a los vecinos para que
disfrutasen y compartiesen lo que había.
A partir de estas
fechas,cuando entran los fríos y se acerca la Navidad , era cuando más se
apetecía el hacer en las casas estos dulces caseros que además concentraba a
las vecinas prestas siempre a echar una mano.
El Piñonate, era el
hermano mayor sin discusión alguna, de
los dulces hogareños y no todo el mundo podía permitirse el hacerlo con tanta
frecuencia, porque sus ingredientes resultaban un poco caro,
sobre todo porque necesitaba una gran cantidad de huevos, almendras y aliños, siendo el precio de estos bastante elevado.
Aquello de hacer piñonate
en una casa era un verdadero ritual y cuando realmente se hacía era para la
boda de algún familiar, a veces en Navidad y también para regalar o enviarlo a familiares que vivían fuera de la localidad.
Considero que el
“piñonate” es como un tesoro que se guarda en el pueblo y aunque van
transcurriendo los años, siempre hay personas que tienen su receta y de cuando
en cuando lo hacen de forma primorosa, sin querer desdeñar ni mucho menos los
que se hacen en las panaderias y confiterias jimenatas que son los que suelo
tomar con mis amigos Los Miercoleros.
El Ayuntamiento del
Pueblo, colabora en mantener la tradición y en más de una fiesta local, se
reparte el piñonate a los visitantes como el mejor regalo que se puede hacer.
En el Google hay una
página estupenda donde un grupo de jóvenes
se suelen reunir por Navidad en Jimena y detallan paso a paso y de forma
ilustrada como se hace el piñonate y me ha encantado tanto que no puedo por mas
que tomar su receta prestada y ponerla
en este vuestro blog por si algún dia de frio y lluvia os da por intentarlo.
Receta
La receta no es muy
precisa debido a sus variaciones. En la
localidad campogibraltareña de Jimena de la Frontera se elabora a base de rociados de miel
recogida en las colmenas cercanas, además de harina, huevo, aceite de oliva,
aguardiente, almendras, piñones, ajonjolí, canela, clavo, matalaúva y cáscara
de naranja.
Ingredientes
Masa: 4 huevos, dos
huevos de aceite, un huevo de aguardiente, 1/2 kilo de harina. (Se usa un huevo
vacío como medida). Aliño: 1/2 puñado de almendras tostadas y molidas, 1/2
puñado de piñones tostados y molidos, 1/2 puñado de ajonjolí tostado
ligeramente y molido (al tostarlo tapar, pues salta), 1/2 puñado de matalauva
tostada y molida, 1 rama y media de canela y un clavo tostados ligeramente y molidos
(para tostarla deshacer la canela en trocitos, remover mientras se encuentra en
el fuego) y un trozo de piel de naranja ligeramente tostada y molida. Miel: 1/2
litro a punto de bola (o caramelo). Y un poco más para adornar (ésta no es
necesario que esté a punto de bola). Aceite para freír la masa.
Preparación
Se mezclan los huevos, el
aceite y el aguardiente en un recipiente y se baten con una batidora. Se le
añade la harina y se amasa hasta que la masa no quede ni blanda ni dura. Se
deja reposar dos horas. Se hacen fideos (churros) largos de un centímetro de
diámetro aproximadamente con esta masa, y se fríen en abundante aceite
caliente. Para poder freírlos más rápidamente podemos dar a los churros forma
de acordeón (zig zag). Se fríen los churros. La masa frita se desmenuza. Los
ingredientes del aliño se tuestan y se muelen por separado. Se mezclan los
ingredientes molidos del aliño y se añaden a la masa frita que tenemos en el
recipiente. La miel se pone a punto de bola. Para ello la hervimos durante un
buen rato. Estará lista cuando vertamos una gota de miel en un vaso de agua
fría y la gota quede formando una bola que no se deshará entre los dedos.
Entonces retiramos del fuego y vertemos sobre la mezcla de masa y aliño
removiendo para que se mezcle todo. Añadimos un poco de harina ligeramente
tostada y terminamos de mezclar. Se vierte esta mezcla en los moldes
presionando fuertemente con una maza. Debe quedar muy apretado. Se desmoldan y
se adornan los piñonates con un poco de miel, almendras fileteadas, piñones y
grageas de caramelo. Los moldes más adecuados son de madera, cuadrados de una
cuarta de lado y unos cinco centímetros de alto.
Las medidas de dos huevos
de aceite y un huevo de aguardiente, se refiere a un huevo de gallina de tamaño
normal que era la medida antigua que siempre se utilizó en el pueblo.
Esto de hacer piñonate es
un reto que teníamos que afrontar alguna vez “Los Miercoleros” y como veis lo afrontamos..... hicimos piñonate exquisito a lo antiguo bajo la dirección de mi prima Catalina Jiménez Bueno y con la ayuda especial de mi hermano José Jiménez " El Letri".
Un abrazo.
Currini
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