En los tres días que llevamos de año nuevo ya he hablado de “los peines espesos” y de “ los almanaques”.
Ahora quiero hacerlo de “ Las pergañas”.
Si consultamos el diccionario de La Real Academia de La Lengua Española, automáticamente nos dice que: -- La palabra “pergaña” no está en el Diccionario.
Desgraciadamente nunca hemos tenido ningún literato de Jimena que haya podido estar sentado en uno de esos sillones tan importantes de La Real Academia, pues si hubiese habido alguno seguro que la palabra “PERGAÑA” estaría incluida en el diccionario con otras muchas nuestras que también tienen todo el derecho de figurar con letras de oro.
Ahora no tiene mucho sentido la palabra en si porque realmente no salen muchas personas al campo cuando éste se encuentra empapado de agua pero nosotros en nuestra niñez esa palabra la aprendíamos muy pronto porque nuestras vidas se desarrollaban al aire libre por campiñas y montes.
En el pueblo éramos mucho los que teníamos conejos, burros y otros animales a los que les traíamos la “yerba” de los “manchones” que había en Las Minas y por las veras del Garcibravo, lo que representaba el tener que meternos en arados y zonas de mucho barro. Otras veces poníamos las trampas en los arados para coger las pipitas y las sordillas y a veces salíamos al campo para corretear y divertirnos haciendo pozas.
Esas formas de conducta o comportamiento nuestro entrañaba el meternos en barro hasta las “orejas” y cuando en esas circunstancias estás andando…., al principio lo haces bien, pero poco a poco vas sintiendo un peso en tus pies…, hasta que llega el momento que has ganado altura y no puedes tirar de tu calzado. A partir de ese momento, tienes que sentarte en una piedra y ayudarte de un palo fuerte para arrancar “ Las pergañas” del calzado que están formadas por unos grandes “pegotes” de barro mezclados con “yerbajos” y pedazos de cardos secos que no te permiten andar y que cuando te las has quitado comienzas a andar de nuevo con cierto alivio, hasta que a los pocos minutos te das cuentas que andas como al principio.
Las pergañas eran el enemigo público de todos nosotros y mucho más de los trabajadores del campo que precisaban doble ración de tocino y de puchero para poder tirar de ellas mientras trabajaban en los arados yen los alrededores de las gañanías embarradas.
Ahora comprenderéis mucho mejor el porqué nuestra “palabrita” no existe y es que para que estuviese ya en el diccionario habría que traer a esos intelectuales a nuestros campos y hacerlos caminar en invierno por nuestras grederas y ejidos. Seguro estoy que al ratillo ya estarían tomando notas para meter rápidamente la palabra “pergaña” en tan importante libro de palabras.
Yo sé que hubo muchos chavales y trabajadores que volvieron a sus casas descalzos porque “las pergañas” se habían apoderado de sus calzados. Solía suceder cuando las dejabas crecer mucho y tirabas con fuerza hasta que se quedaban las sandalias clavadas en el barro y uno se tenía que ir a la casa descalzo o con los dos pegotes de barro para poder limpiarlos en casa y recuperar el calzado.
Precisamente para luchar con contra nuestras pergañas se habian inventado los “borceguíes de tachuelas” que eran una especie de “botillos” con protectores de hierro en la punta, y en el tacón de las tapas y la suela cubierta de unas tachuelas enormes para que se agarrasen y al mismo tiempo se soltasen del barro.
Yo creo que para incluir la palabra en el diccionario lo podiamos hacer de la siguiente forma:
PERGAÑA.----- nombre genérico aplicado en Jimena de la Frontera a los “pegotes” de barro que se adhieren al calzado cuando caminas por el campo en invierno o cuando ha llovido mucho y la tierra está pegajosa con ganas de “cachondeo”.
PERGAÑA:-- Dícese también a los pegotes de barro acumulado durante los dias de lluvia en las cuatro patas de las ovejas de Meloja cuando andaban comiendo en el “manchón” de Andrés Gutiérrez.
Pienso que con todo eso entraríamos por la “puerta grande” en la Real Academia de La Lengua Española.
Un abrazo.
Currini
Ahora quiero hacerlo de “ Las pergañas”.
Si consultamos el diccionario de La Real Academia de La Lengua Española, automáticamente nos dice que: -- La palabra “pergaña” no está en el Diccionario.
Desgraciadamente nunca hemos tenido ningún literato de Jimena que haya podido estar sentado en uno de esos sillones tan importantes de La Real Academia, pues si hubiese habido alguno seguro que la palabra “PERGAÑA” estaría incluida en el diccionario con otras muchas nuestras que también tienen todo el derecho de figurar con letras de oro.
Ahora no tiene mucho sentido la palabra en si porque realmente no salen muchas personas al campo cuando éste se encuentra empapado de agua pero nosotros en nuestra niñez esa palabra la aprendíamos muy pronto porque nuestras vidas se desarrollaban al aire libre por campiñas y montes.
En el pueblo éramos mucho los que teníamos conejos, burros y otros animales a los que les traíamos la “yerba” de los “manchones” que había en Las Minas y por las veras del Garcibravo, lo que representaba el tener que meternos en arados y zonas de mucho barro. Otras veces poníamos las trampas en los arados para coger las pipitas y las sordillas y a veces salíamos al campo para corretear y divertirnos haciendo pozas.
Esas formas de conducta o comportamiento nuestro entrañaba el meternos en barro hasta las “orejas” y cuando en esas circunstancias estás andando…., al principio lo haces bien, pero poco a poco vas sintiendo un peso en tus pies…, hasta que llega el momento que has ganado altura y no puedes tirar de tu calzado. A partir de ese momento, tienes que sentarte en una piedra y ayudarte de un palo fuerte para arrancar “ Las pergañas” del calzado que están formadas por unos grandes “pegotes” de barro mezclados con “yerbajos” y pedazos de cardos secos que no te permiten andar y que cuando te las has quitado comienzas a andar de nuevo con cierto alivio, hasta que a los pocos minutos te das cuentas que andas como al principio.
Las pergañas eran el enemigo público de todos nosotros y mucho más de los trabajadores del campo que precisaban doble ración de tocino y de puchero para poder tirar de ellas mientras trabajaban en los arados yen los alrededores de las gañanías embarradas.
Ahora comprenderéis mucho mejor el porqué nuestra “palabrita” no existe y es que para que estuviese ya en el diccionario habría que traer a esos intelectuales a nuestros campos y hacerlos caminar en invierno por nuestras grederas y ejidos. Seguro estoy que al ratillo ya estarían tomando notas para meter rápidamente la palabra “pergaña” en tan importante libro de palabras.
Yo sé que hubo muchos chavales y trabajadores que volvieron a sus casas descalzos porque “las pergañas” se habían apoderado de sus calzados. Solía suceder cuando las dejabas crecer mucho y tirabas con fuerza hasta que se quedaban las sandalias clavadas en el barro y uno se tenía que ir a la casa descalzo o con los dos pegotes de barro para poder limpiarlos en casa y recuperar el calzado.
Precisamente para luchar con contra nuestras pergañas se habian inventado los “borceguíes de tachuelas” que eran una especie de “botillos” con protectores de hierro en la punta, y en el tacón de las tapas y la suela cubierta de unas tachuelas enormes para que se agarrasen y al mismo tiempo se soltasen del barro.
Yo creo que para incluir la palabra en el diccionario lo podiamos hacer de la siguiente forma:
PERGAÑA.----- nombre genérico aplicado en Jimena de la Frontera a los “pegotes” de barro que se adhieren al calzado cuando caminas por el campo en invierno o cuando ha llovido mucho y la tierra está pegajosa con ganas de “cachondeo”.
PERGAÑA:-- Dícese también a los pegotes de barro acumulado durante los dias de lluvia en las cuatro patas de las ovejas de Meloja cuando andaban comiendo en el “manchón” de Andrés Gutiérrez.
Pienso que con todo eso entraríamos por la “puerta grande” en la Real Academia de La Lengua Española.
Un abrazo.
Currini
1 comentario:
Amigo Currini: En una página dedicada a Mairena recoge vocabulario propio del pueblo. Aparece la palabra pergaña con el mismo significado que en Jimena.
http://www.mayrena.com/Cultura/Diccionario.htm
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