Términos como recesión o prima de riesgo son vitales para entender la crisis y saber cómo afecta al consumidor
Muchas personas han mostrado hasta hace poco una patente alergia por los términos económicos y todo lo que tiene que ver con los números. En estos momento, a esta alergia se suma otra patología: el miedo. La situación general de inestabilidad que se vive en estos momentos hace que sea necesario familiarizarse con algunos conceptos, como crisis, paro, déficit o prima de riesgo. Desayunar todas las mañanas con noticias relacionadas con estos asuntos es hoy algo habitual. Pero, ¿cuál es la implicación de cada una de estas palabras o expresiones en la crisis?, ¿qué significan? Y lo que puede resultar más interesante: ¿cómo afectan al pequeño consumidor? A continuación se detallan las 10 palabras clave de esta crisis, un breve manual económico de "supervivencia" para inexpertos.
- Recesión. Es el término que hace referencia a que una economía en lugar de crecer y generar más riqueza para un país decrezca, una situación perjudicial para sus ciudadanos. Estar en recesión implica que un país es incapaz de generar empleo y de ampliar el Estado del bienestar. Para salir de ella, se imponen necesarias algunas medidas como subidas de impuestos, recorte de salarios y de otros beneficios de carácter social, como ayudas, becas... En España ya se han hecho efectivas algunas medidas que afectan al ciudadano como la bajada de sueldos para los funcionarios o la subida de la edad de jubilación. Para salir de la recesión es importante que los países puedan reducir sus déficits, otro término vital para entender la crisis.
- Déficit. El concepto de déficit hace referencia a la escasez de recursos. Si a este término le unimos la palabra presupuestario (déficit presupuestario), muy comentada en esta crisis, el término alude a la situación en la que los gastos realizados por un país superan a sus ingresos. Para tratar de compensar y revertir esta situación, los gobiernos se ven obligados a emitir títulos de deuda de forma exagerada (Letras, Bonos y Obligaciones) que compran los inversores (particulares e institucionales). No obstante, el coste que tiene que pagar el estado es muy alto. Al ahorrador le afecta porque la percepción que se tiene de España en el extranjero es cada vez peor. Cada vez hay menos inversores internacionales que quieren invertir en activos de nuestro país. Esto ha derivado en la famosa crisis de deuda.
- Crisis de deuda. La alta rentabilidad que tienen que pagar algunos estados (sobre todo los denominados periféricos: Italia, Irlanda, Grecia, Portugal y España) para colocar su deuda y conseguir dinero para financiarse está siendo, en muchos casos, insostenible. Al ahorrador le afecta de manera positiva porque las Letras y los Bonos están mejor remunerados. Puede obtener, por ejemplo, un 5% de rentabilidad en Letras a un año o casi un 7% en bonos a 10 años. Sin embargo, el riesgo de sufrir impagos (es decir, de que no le devuelvan todo lo invertido) es cada vez más alto. Ya no se descarta la posibilidad de que España tenga que recurrir al Fondo de rescate europeo (organismo creado con el dinero de todos los estados para hacer frentes a situaciones extremas) o solicitar una ayuda al Fondo Monetario Internacional.
- Prima de riesgo. Esta expresión ha cobrado sentido, sobre todo tras el rescate de Grecia. Las similitudes entre esa economía y la española han disparado la diferencia entre lo que paga el bono alemán (de referencia en Europa) y el bono español. Cuanto más sube la prima de riesgo, más crece la probabilidad de que España necesite una intervención económica. Eso podría inducir a más desempleo, más recortes sociales, en educación, sanidad, demora en inversiones de infraestructuras...
- Eurobonos. Es uno de los términos que suenan como solución para la crisis de deuda. Se trata de emisiones conjuntas de deuda europea que sustituirían a la nacional de cada país. Una propuesta de la cumbre europea para acabar con la crisis es que los eurobonos sustituyan de forma total o parcial la deuda nacional hasta el 60% del PIB. El objetivo en cualquier caso es lograr una rebaja de los tipos de interés (lo que permite a los estados financiarse de forma más barata) y un mercado con una gran liquidez.
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El Pacto de Estabilidad regula los límites máximos de déficit
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