miércoles, octubre 27, 2010

ANDALUCÍA CON UN TRABUCO..........



Los ingleses han convertido a su Robin Hood en un héroe famoso en todo el mundo, protagonista de novelas y grandes producciones cinematográficas y centro de varias rutas turísticas que recorren los bosques y lugares vinculados a su leyenda. En Norteamérica, las hazañas de bandidos como Billy el Niño han hecho correr tinta, y sobre todo rollos de celuloide, generando millones y millones de dólares. En España sin embargo, todavía no hemos sabido aprovechar a nuestros bandidos locales, los legendarios bandoleros andaluces, mucho más románticos y más numerosos. Hasta el momento sólo han servido como excusa para una serie de televisión basada en el Barquero de Cantillana, Curro Jiménez, y realizada con muy poco rigor histórico.

Ahora, cuando los románticos bandidos rurales se han puesto de moda en todo el mundo, es el momento de descubrir a aquellos bandoleros que, entre asaltos y amoríos, recorrieron los caminos y campos andaluces. José María "el Tempranillo", Diego Corrientes, Juan Caballero, "el Tragabuches" o los 7 niños de Ecija, viven aún en las coplas y en sus recuerdos dispersos por toda Andalucía. No resulta difícil seguir sus pasos por campiñas y serranías, por cuevas y pueblos, por ventas y plazas de toros. Incluso por algunas playas gaditanas que siguen dedicadas al "contrabando", pero con un cambio en el tipo de mercancías.

Las coplas populares cantan desde hace siglos las glorias de estos bandidos rurales que dedicaron sus vidas a robar al rico para dárselo al pobre. Asaltos, amoríos, enfrentamientos con las fuerzas del orden, vidas trájicas y muertes tempranas rodearon la vida de los bandoleros que recorrieron los campos andaluces en los siglos XVIII y XIX, convertidos hoy en leyendas locales.

La marginación social, la pobreza rural, las guerras y el caciquismo están en los orígenes de esta peculiar forma de vida basada en el asalto y el robo a los ricos y en un ir y venir entre la bodega y la cueva huyendo de las fuerzas del orden público -los Escopeteros de Getares y desde 1844 la Guardia Civil creada por el Duque de Ahumada.

Los bandidos rurales han existido en todas partes y en cualquier época, pero Andalucía ha sido la región que más nombres ha aportado a la historia romántica de los bandoleros, envolviéndoles en una aureola de generosidad y gallardía que muy pocas veces fue real. En Andalucía hubo bandoleros toreros, cantaores de flamenco, conquistadores de mujeres, bandidos sanguinarios y hombres de bien a los que la mala suerte y las circunstancias empujaron a los caminos. Los hay famosos y con nombre propio, como José María "el Tempranillo" o Diego Corrientes, y los hay también completamente desconocidos. Hubo entre ellos mujeres, como María Jerónima Francés, bandas tan famosas como la de los 7 niños de Ecija e incluso bandidos literarios, héroes ficticios que elevaron las cualidades románticas de estos bandoleros a la máxima expresión.

Seguir sus pasos entre las Sierras de Cádiz y Málaga y por los caminos que cruzan las campiñas de Sevilla y Córdoba puede servir de pretexto para recorrer una ruta cargada de sabor, aunque en muchos lugares apenas queden huellas reales de sus bandoleros.

Además de visitar algunos lugares de la propia Sevilla, como sus tabernas y alguna plaza pública donde eran ajusticiados los bandidos, tal vez lo mejor sea comenzar por el centro geográfico del bandolerismo, en la zona conocida como "los Santos Lugares": los pueblos de las campiñas de la provincia de Sevilla y de su frontera con Córdoba. En Estepa, Osuna, Ecija y los pueblos de los alrededores vivieron los más famosos bandoleros de todos los tiempos. Diego Corrientes era de Osuna, José María "el Tempranillo" de Lucena, Andrés López (el Curro Jiménez de la televisión) de Cantillana, cerca de Sevilla, y Joaquín Camargo "el Vivillo" era de Estepa.
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