


Llegada la noche por un lado a una nostálgica se le ocurrió la idea de cenar con un "huevecito pasado por agua" y de paso imaginarnos que ahorrabamos un poco. Al final cenamos con los huevos, con pescado frito y con todo lo que habia por allí. Menos mal que el seguro del aparcamiento público cubre las pérdidas de ese día.
Miercolear no es comer, sino soñar. Un abrazo.
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