domingo, septiembre 05, 2010

DUENDE Y EMOCIÓN EN JIMENA DE LA FRONTERA.


La Estación disfruta de su clásico festival de flamenco, este año dedicado a la memoria del buen aficionado José María Macías
El festival congregó a 400 personas en la plaza Práxedes Gómez.
0 comentarios1 votoLos jimenatos volvieron a acudir en la noche del viernes a su cita anual con el arte flamenco. Después de casi tres décadas de historia, el Festival Flamenco de la Estación de Jimena tiene un hueco destacado en el calendario flamenco de la provincia de Cádiz. Unos 400 aficionados locales y llegados de otras poblaciones cercanas se dieron cita en el parque Práxedes Gómez, lugar donde está instalada la caseta municipal y donde, poco después de las 23.00 horas, daba comienzo la vigésimo novena edición de este antiguo concurso, convertido con el paso de los años en festival flamenco.
Entre los asistentes, como suele ser habitual, había familias enteras que aprovecharon la ocasión para pasar una velada juntas alrededor de una mesa donde no faltaban comida ni vino.

La velada comenzó con los sentimientos a flor de piel. Sobre el escenario, como conductor del evento, debía estar el buen aficionado local José María Macías. Pero, desgraciadamente, sólo estaba su foto. José María, fallecido esta misma semana, estuvo presente en el recuerdo y el corazón de todos los asistentes, que le tributaron el primer aplauso de la noche, a petición del delegado municipal de Cultura, Juan José Rondón. Acto seguido subió al escenario el alcalde de Jimena, Pascual Collado, para dar lectura a una carta escrita por el hermano del fallecido, el empresario local Andrés Macías, en la que la familia agradecía a sus convecinos las muestras de cariño.
En este ambiente de emoción, sin solución de continuidad, se subía al escenario Rosario La Tremendita. La artista sevillana reconocía que, a pesar de su intención de basar su actuación en cantes por alegrías, el sentimiento del momento le pedía comenzar con unos cantes de fragua. Entonces, se hizo un sobrecogedor silencio en la plaza sólo roto por la voz de la artista.
La Tremendita se presentaba en Jimena acompañada a la guitarra por Salvador Gutiérrez y por sus familiares 'El Tremendo' y 'El Tremendito' a las palmas. Después de la toná, su repertorio viajó por algunos de los temas que incluirá su nuevo disco, A tiempo, que está a punto de ver la luz y que será presentado en la próxima Bienal de Flamenco de Sevilla, tocando palos como las alegrías, los tangos o la milonga, para acabar por bulerías.
Acto seguido tocaba el turno de la bailaora gaditana Lydia Cabello y su cuadro flamenco formado por dos cantaores, Ángel Pastor y Raúl Gálvez; un percusionista, Edu Gómez, y la guitarra de Niño de Leo. Lydia, quien fuera alumna destacada de Cristina Hoyos y que ha tenido la oportunidad de representar a su ciudad por toda Sudamérica en los actos del bicentario de la Pepa, dejó retales de su buen hacer, mientras sus cantaores terminaban cantando a pulmón vivo, sin micrófonos, unas bulerías que quisieron dedicar a José María Macías y con las que se llegó al descanso.
El siguiente en el cartel era el cuadro flamenco Jerez al Natural, una formación que anunciaba sus intenciones de poner sobre las tablas una representación de la alegría y espontaneidad flamenca de cualquier patio de vecinos jerezano. Antes de que la formación completa subiese al escenario, no obstante, su director y voz principal, Juan Zarzuela 'Zarzuelita de Jerez', quiso dedicar unos cantes al respetable. Según dijo, aunque la bulería es la reina de Jerez, en la cuna del flamenco también se tocan otros muchos palos, como los tientos o los fandangos.
Ya con el cuadro en formación clásica, el escenario recuperó el característico sabor flamenco. Junto a Zarzuelita, a las voces, se situaron Eva de Rubichi y Ana de los Reyes mientras que el bailaor Fernando Jiménez intentó ofrecer lo mejor de su arte.
A la fiesta se sumaron también Tio Zorri y Manuel Soto, "artistas invitados" de Jerez al Natural que también reclamaron su cuota de protagonismo.
La larga velada flamenca se prolongó más allá de lo habitual en el festival de los últimos años. Los asistentes esperaban un nuevo encuentro con José Bueno, Niño de los Brezos, el cantaor local habitual ediciones atrás pero que ya llevaba varios años sin sentarse de frente a sus convecinos. A la guitarra, como casi siempre, le acompañaba el también jimenato Manolo Cortés.
José dejó muestras de su arte y su dominio de diferentes palos, reservando un hueco para cantar por Camarón, lo que le hiciera conocido a nivel nacional hace ya una década en un programa de televisión.
La actuación del Niño de los Brezos dejó un buen sabor de boca entre los aficionados locales y puso el colofón a una velada que se prolongó hasta bien entrada la madrugada.
leido en: EUROPA SUR

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