En el siglo XIII Alfonso X “El Sabio” enfermó. Su médico, incapaz de determinar qué era lo que le pasaba a su señor, decidió recomendar al rey que tomase un poco de vino acompañado por pequeñas cantidades de comida para que no se quedara sin comer nada mientras estaba en cama enfermo.
Milagrosamente el rey se recuperó sencillamente con “ese tratamiento”. A parti de ese momento el rey decidió que todo el mundo en Castilla debía beneficiarse de tan eficiente remedio, por lo que promulgó una ley que obligaba a las tabernas a dar con cada copa de vino una pequeña porción de comida.
La medida fue aplaudida, dado que, aparte del hecho de poder comer gratis en una época en la que sólo llegaba el dinero para tomarse algo de vino, ayudaba a que los campesinos no reiniciaran sus labores con el estómago vacío.
Pero fue el rey Alfonso XIII en un viaje a Cádiz cuando hizo una para en una taberna frente a la playa( En el actual Ventorrillo El Chato en 1.823) y pidió un vino. El camarero le llevó también unas lonchas de jamón. En el momento en el que dejó la copa de vino, comenzó a soplar el viento y se levantó una nube de arena. El camarero rápidamente puso una de las lonchas de jamón sobre la copa del rey para que sirviera de “tapa” y la arena no cayera en el vino. La idea le pareció muy buena al rey y después de tomarse el vino y pidió otro con “tapa”.
Milagrosamente el rey se recuperó sencillamente con “ese tratamiento”. A parti de ese momento el rey decidió que todo el mundo en Castilla debía beneficiarse de tan eficiente remedio, por lo que promulgó una ley que obligaba a las tabernas a dar con cada copa de vino una pequeña porción de comida.
La medida fue aplaudida, dado que, aparte del hecho de poder comer gratis en una época en la que sólo llegaba el dinero para tomarse algo de vino, ayudaba a que los campesinos no reiniciaran sus labores con el estómago vacío.
Pero fue el rey Alfonso XIII en un viaje a Cádiz cuando hizo una para en una taberna frente a la playa( En el actual Ventorrillo El Chato en 1.823) y pidió un vino. El camarero le llevó también unas lonchas de jamón. En el momento en el que dejó la copa de vino, comenzó a soplar el viento y se levantó una nube de arena. El camarero rápidamente puso una de las lonchas de jamón sobre la copa del rey para que sirviera de “tapa” y la arena no cayera en el vino. La idea le pareció muy buena al rey y después de tomarse el vino y pidió otro con “tapa”.
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