Desde que tengo uso de razón, recuerdo que mis padres y los maestros me enseñaron una serie de normas de educación básicas que aún perduran dentro de mi y que por nada del mundo puedo traicionar.
A veces puede suceder que vas abstraído en tus pensamientos o sufrimientos internos y no te das cuenta del mundo que te rodea y hasta puedes pecar contra esa virtud que llevamos dentro de saludar a las personas que pasan junto a nosotros, pero es algo razonablemente perdonable y cuando observo que una persona está “ en trance” le dejo ignorar ó si por el contrario es demasiado amigo, me permito hablarle con bastante comprensión de su estado de ánimo.
Ni siquiera sé todavía si seré capar de desliar este “embrollo” en el que me he metido pero la verdad es que salgo a andar, como sabeis, todas las mañanas y la mayoría de las tardes para resolver el problema del colesterol y de paso mantenerme un poco en forma para ir viviendo de una manera más ágil. En ese caminar diario me encuentro con personas que se cruzan conmigo casi todos los días y a los que cordialmente doy “las buenas tardes” ó “los buenos días” y ahí está la materia de lo que quiero explicar y es que algunos contestan afablemente con la contestación adecuada de salutación mientras que otros tantos te devuelven “el silencio” como respuesta.
La mayoría de los que no contestan a mis saludos suelen ser jóvenes que incluso me miran a los ojos y deberán pensar que soy un tonto o algo parecido, lo que pasado a mi corto entender lo traduzco en una idea que se me aloja en el lóbulo cerebral correspondiente con la traducción” siguiente a palabras….. ¡ es un mal educado o mal educada ¡.
Yo me crié en un pueblo donde no es necesario saludar con la frase ritual de ¡ Buenos días ó ¡ buenas tardes…! para ser perfectamente una persona educada y así cuando cuando ves a alguien cerca ó lejos, de forma inconciente te sale esa salutación tan cordial y amable que es….!ehhhhhhh!, ¡ahhhhhh!, ¡quilloooooooo!, ¡eaaaaaa! Y todos quedamos contentos sin pensar nada raro sobre la otra persona y quedando agradecidos por el saludo tan natural y para nosotros tan perfecto.
A veces me sonrío cuando no me contestan y es que pienso que cualquier dia en lugar de darles los buenos días les saludaré como hacemos en el pueblo y estos “tiparracos” de otras latitudes que pululan por Sotogrande, tendrán motivos para pensar que no estoy en mis “cabales” ó que carezco de ese don tan preciado que es “el habla”.
También quiero decir que en mi caminar diario desde hace bastante tiempo, bastantes personas de las que me daban cortésmente sus buenos días o buenas tardes, ahora son grandes amigos míos y por eso estoy contento de que todo comenzase por una simple salutación a la que poco a poco se iban añadiendo palabras.
Lo que está comprobado es que el porcentaje de personas humildes que saludan es muy superior al de los extranjeros y madrileños que arriban a la zona turística que antes he mencionado, lo que demuestra que la educación se trae dentro desde que somos pequeños y no estoy generalizando porque de todo “hay en la viña del Señor” y hay personas educadísimas que saludan hasta su propia sombra cuando caminan.
También os diré que en mi caminar me cruzo con varios de mis paisamos que viven por “estos lares” y con ellos sigo utilizando el ….!eeeehhhhh! , ¡aaaaahhhhh! Y seguimos todos tan contentos y felices de ser así y haber heredado nuestra propia fórmula de salutación.
Como veis hoy tampoco me he esforzado en elegir un tema complicado pero habreis captado, sin lugar a dudas mi intencionalidad.
Un abrazo.
A veces puede suceder que vas abstraído en tus pensamientos o sufrimientos internos y no te das cuenta del mundo que te rodea y hasta puedes pecar contra esa virtud que llevamos dentro de saludar a las personas que pasan junto a nosotros, pero es algo razonablemente perdonable y cuando observo que una persona está “ en trance” le dejo ignorar ó si por el contrario es demasiado amigo, me permito hablarle con bastante comprensión de su estado de ánimo.
Ni siquiera sé todavía si seré capar de desliar este “embrollo” en el que me he metido pero la verdad es que salgo a andar, como sabeis, todas las mañanas y la mayoría de las tardes para resolver el problema del colesterol y de paso mantenerme un poco en forma para ir viviendo de una manera más ágil. En ese caminar diario me encuentro con personas que se cruzan conmigo casi todos los días y a los que cordialmente doy “las buenas tardes” ó “los buenos días” y ahí está la materia de lo que quiero explicar y es que algunos contestan afablemente con la contestación adecuada de salutación mientras que otros tantos te devuelven “el silencio” como respuesta.
La mayoría de los que no contestan a mis saludos suelen ser jóvenes que incluso me miran a los ojos y deberán pensar que soy un tonto o algo parecido, lo que pasado a mi corto entender lo traduzco en una idea que se me aloja en el lóbulo cerebral correspondiente con la traducción” siguiente a palabras….. ¡ es un mal educado o mal educada ¡.
Yo me crié en un pueblo donde no es necesario saludar con la frase ritual de ¡ Buenos días ó ¡ buenas tardes…! para ser perfectamente una persona educada y así cuando cuando ves a alguien cerca ó lejos, de forma inconciente te sale esa salutación tan cordial y amable que es….!ehhhhhhh!, ¡ahhhhhh!, ¡quilloooooooo!, ¡eaaaaaa! Y todos quedamos contentos sin pensar nada raro sobre la otra persona y quedando agradecidos por el saludo tan natural y para nosotros tan perfecto.
A veces me sonrío cuando no me contestan y es que pienso que cualquier dia en lugar de darles los buenos días les saludaré como hacemos en el pueblo y estos “tiparracos” de otras latitudes que pululan por Sotogrande, tendrán motivos para pensar que no estoy en mis “cabales” ó que carezco de ese don tan preciado que es “el habla”.
También quiero decir que en mi caminar diario desde hace bastante tiempo, bastantes personas de las que me daban cortésmente sus buenos días o buenas tardes, ahora son grandes amigos míos y por eso estoy contento de que todo comenzase por una simple salutación a la que poco a poco se iban añadiendo palabras.
Lo que está comprobado es que el porcentaje de personas humildes que saludan es muy superior al de los extranjeros y madrileños que arriban a la zona turística que antes he mencionado, lo que demuestra que la educación se trae dentro desde que somos pequeños y no estoy generalizando porque de todo “hay en la viña del Señor” y hay personas educadísimas que saludan hasta su propia sombra cuando caminan.
También os diré que en mi caminar me cruzo con varios de mis paisamos que viven por “estos lares” y con ellos sigo utilizando el ….!eeeehhhhh! , ¡aaaaahhhhh! Y seguimos todos tan contentos y felices de ser así y haber heredado nuestra propia fórmula de salutación.
Como veis hoy tampoco me he esforzado en elegir un tema complicado pero habreis captado, sin lugar a dudas mi intencionalidad.
Un abrazo.
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