Con unas sencillas precauciones de higiene y manipulación, se pueden preparar en una barbacoa alimentos más seguros y sin riesgos
- Autor: Por MAITE PELAYO
- Fecha de publicación: 12 de julio de 2012
- Imagen: Matt Moser -Llega el verano y con él una de las actividades gastronómicas más esperadas: las barbacoas. Aunque este proceso de cocinado es típico de carnes y derivados, hoy en día, las barbacoas y parrilladas no solo incluyen cárnicos, pollo, pescados y mariscos, sino también verduras, hortalizas y cualquier alimento que pueda cocinarse en la parrilla. Las características de su entorno, al aire libre y, en ocasiones, multitudinarias, las convierten en una técnica de riesgo desde el punto de vista higiénico-sanitario. Además, la cercanía del alimento a las brasas y a las llamas hace que este pueda requemarse, un riesgo para la generación de sustancias químicas no deseables (contaminantes de procesado). Con unas sencillas precauciones, explicadas en este artículo, se pueden preparar alimentos más seguros y sin riesgos.
La barbacoa es una técnica culinaria apropiada, en especial, en la época veraniega. Facilita la preparación de gran variedad de alimentos, desde carnes de cerdo (sobre todo costillar), vacuno y bovino, pollo o derivados cárnicos como chorizo o morcilla, hasta pescados y mariscos (salmón, tacos de bacalao, langostinos, sepias) y numerosas verduras y hortalizas. Aunque barbacoa y parrillada se utilizan de forma coloquial como sinónimos, hay diferencias y matices entre ambas, e incluso, entre las diferentes variedades de cada una. Factores como el tiempo e intensidad del calor, así como los distintos soportes y estructuras utilizados en cada caso, distinguen la barbacoa de la parrillada, si bien las medidas de seguridad coinciden.
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