Lunes, 19 de Julio de 2010 12:35 Escrito por Redacción Intergeneraciones
“Hemos comprobado que la irradiancia (radiación incidente por unidad de superficie) que llega al suelo cubierto por una sombrilla es el 34% de la total”, destaca a SINC José Antonio Martínez-Lozano, coautor del estudio y coordinadordel Grupo de Investigación de Radiación Solar en la UV.
Para realizar el trabajo, que ha publicado recientemente la revista Photochemistry and Photobiology, el equipo colocó un sensor de rayos ultravioletas en la base de una sombrilla de lona pintada de azul y blanco, de 80 cm de radio y 1,5 metros de altura.“La sombrilla intercepta la radiación directa que llega del Sol, pero parte de la radiación difusa, que es aproximadamente un 60 % de la global, alcanza el sensor desde el cielo no cubierto por la sombrilla”, explica Martínez-Lozano.
Los resultados demuestran que la loneta tiene una capacidad muy alta para absorber la radiación, “con sólo un 5% de transmisividad”, pero eso no impide que la radiación ultravioleta difusa se cuele por los lados.
El equipo ha desarrollado, además, un modelo geométrico de obstrucción del cielo para calcular la irradiancia que se recibe en los distintos planos horizontales y verticales bajo la sombrilla. En el caso de la irradiancia horizontal, los valores que proporciona el modelo coinciden con los registrados experimentalmente con sólo un error relativo del 3%.
De este forma, y utilizando diversas configuraciones de cielo, suelo y sombrilla, los investigadores han podido simular la situación real de las personas, que no siempre permanecen acostadas bajo los quitasoles, sino que se pueden levantar, sentar o estar de pie.
“Hemos comprobado que la irradiancia (radiación incidente por unidad de superficie) que llega al suelo cubierto por una sombrilla es el 34% de la total”, destaca a SINC José Antonio Martínez-Lozano, coautor del estudio y coordinadordel Grupo de Investigación de Radiación Solar en la UV.
Para realizar el trabajo, que ha publicado recientemente la revista Photochemistry and Photobiology, el equipo colocó un sensor de rayos ultravioletas en la base de una sombrilla de lona pintada de azul y blanco, de 80 cm de radio y 1,5 metros de altura.“La sombrilla intercepta la radiación directa que llega del Sol, pero parte de la radiación difusa, que es aproximadamente un 60 % de la global, alcanza el sensor desde el cielo no cubierto por la sombrilla”, explica Martínez-Lozano.
Los resultados demuestran que la loneta tiene una capacidad muy alta para absorber la radiación, “con sólo un 5% de transmisividad”, pero eso no impide que la radiación ultravioleta difusa se cuele por los lados.
El equipo ha desarrollado, además, un modelo geométrico de obstrucción del cielo para calcular la irradiancia que se recibe en los distintos planos horizontales y verticales bajo la sombrilla. En el caso de la irradiancia horizontal, los valores que proporciona el modelo coinciden con los registrados experimentalmente con sólo un error relativo del 3%.
De este forma, y utilizando diversas configuraciones de cielo, suelo y sombrilla, los investigadores han podido simular la situación real de las personas, que no siempre permanecen acostadas bajo los quitasoles, sino que se pueden levantar, sentar o estar de pie.
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