Los cortijos y las casas de los pueblos se han reformado tanto que han sido convertidos algunos en verdaderas mansiones llenas de comodidades. Dejando todo esto aparte, estas casas donde hemos nacido y nos hemos criado están cargadas de emotividad y aunque por circunstancias de la vida ya no sean nuestros, siempre tendremos la ilusión de que algún día nos puedan pertenecer y si eso no sucede siempre seremos felices imaginándonos la felicidad que sentimos cuando fuimos pequeños.
Esas dos imágenes las he recibido desde mi pueblo y aunque no puedo saber ni siquiera la ubicación, si que entiendo de sentimientos, de ilusiones y afectividad por la manera de vivir que tuvimos en otro tiempo.
!!FELICIDADES!!
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