EL PAN FRITO
TOSTANDO LA HARINA
REMOVIENDO LAS GACHAS
LISTAS PARA COMER
Hoy hace un día de los que sin poder evitarlo me acuerdo de mi infancia en JIMENA y es porqué como siempre comiamos el puchero pues cuando la lluvia y el mal tiempo con el frio intenso nos metía en la casa obligados a compartir el brasero de picón... parecía como si el cuerpo nos pidiese algo distinto y era entonces cuando mi encantadora madre decía ...- Hoy niños os voy a hacer unas gachas.
!Que bien se duerme "jartito de gachas", después de haber visto como mi madre con su delantal de siempre las hacía con tanto cariño y sin pereza de ningún tipo!. El olor a los aliños tostados, el pan fritito, la leche caliente con la canela y la cáscara de limón, impregnaba toda nuestra casa y ya todos impacientes por rodear la gran mesa tocinera con su hule de toda la vida para compartir ese manjar de pobres tan exquisito y que nos hacia sentirnos despues como verdaderos señores dispuestos a seguir oyendo caer la lluvia y sus "chuzos de punta".
La vida ha cambiado mucho pero de vez en cuando debemos hacer nuestras gachas del recuerdo para sentirnos mejor y ofrecer un tributo a los que ya no están con nosotros y nos hicieron tan felices con aquellas "gachas dulces" del cariño desinteresado.
En mi casa cada uno tenía sus preferencias.... a mi con azúcar solamente, a mi con leche y azúcar, a mi con miel nada más, a mi con meloja y yo siempre decia si sobran me las dejas en la cazuela de barro para merendar............
Un abrazo de Currin
Gachas dulces
Este es un plato muy antiguo, por ejemplo gachas a base de trigo y cebada eran ya cocinadas en el antiguo Egipto y en Babilonia. Las gachas constituyeron, en épocas de necesidad, un plato muy frecuente. Cambia de nombre al moverse por Andalucía, se conoce como gachas en la Andalucía oriental, mientras que en la occidental recibe el nombre de poleás. Hay muchas variedades: de trigo y de maíz, dulces y saladas y se pueden comer como plato y como postre según se cocinen. Suelen hacerse actualmente en tiempo de frío. Aseguro que esta preparación es una técnica familiar que incita a que nos juntemos todos alrededor de este plato de comida para su degustación y disfrutemos de más de una tarde de gachas en épocas de invierno ya que se trata de una arraigada tradición culinaria existente en mi familia. Les invito a hacer lo mismo!.
Ingredientes (para 4 personas)
1 litro de leche. Sal.
Pan duro para los cuscurrones. Aceite de oliva.
4 cucharadas de harina de trigo. Canela molida (opcional para tomarlas).
4 cucharadas de azúcar. Miel de caña (opcional para tomarlas).
1 cucharadita de granos de anís o matalaúva. Azúcar normal o moreno (opcional para tomarlas).
Preparación
Ponemos una sartén con aceite de oliva a calentar, echamos la matalaúva y doramos sin que llegue a quemarse. Colamos la matalaúva y en ese mismo aceite doramos los dados de pan, una vez fritos se dejan escurrir sobre papel absorbente y reservamos.
El aceite sobrante lo pasamos a una cacerola (si hace falta echar más lo echáis), ponemos la harina para dorarla un poco sin parar de mover, luego agregamos la leche que si es del tiempo mejor y se mueve con una cuchara de madera hasta que empiece a hervir y vaya espesando (si se hicieran grumos pasarle la batidora eléctrica). Se le pone una pizca de sal.
Cuando hayan espesado (el tiempo depende del fuego) se le añade el azúcar y movemos, seguido le incorporamos el pan y movemos también. Dejamos unos 2 minutos más a fuego lento sin parar de mover.
Apartamos del fuego y servimos muy calientes. Para tomarlas que cada cual las acompañe como quiera, bien con canela molida por encima, con un chorreón de miel, con azúcar normal o moreno o incluso solas. De cualquier forma están riquísimas. Les aseguro que entran en calor con este estupendo plato energético y sobre todo porque seguro que repiten.
!Que bien se duerme "jartito de gachas", después de haber visto como mi madre con su delantal de siempre las hacía con tanto cariño y sin pereza de ningún tipo!. El olor a los aliños tostados, el pan fritito, la leche caliente con la canela y la cáscara de limón, impregnaba toda nuestra casa y ya todos impacientes por rodear la gran mesa tocinera con su hule de toda la vida para compartir ese manjar de pobres tan exquisito y que nos hacia sentirnos despues como verdaderos señores dispuestos a seguir oyendo caer la lluvia y sus "chuzos de punta".
La vida ha cambiado mucho pero de vez en cuando debemos hacer nuestras gachas del recuerdo para sentirnos mejor y ofrecer un tributo a los que ya no están con nosotros y nos hicieron tan felices con aquellas "gachas dulces" del cariño desinteresado.
En mi casa cada uno tenía sus preferencias.... a mi con azúcar solamente, a mi con leche y azúcar, a mi con miel nada más, a mi con meloja y yo siempre decia si sobran me las dejas en la cazuela de barro para merendar............
Un abrazo de Currin
Gachas dulces
Este es un plato muy antiguo, por ejemplo gachas a base de trigo y cebada eran ya cocinadas en el antiguo Egipto y en Babilonia. Las gachas constituyeron, en épocas de necesidad, un plato muy frecuente. Cambia de nombre al moverse por Andalucía, se conoce como gachas en la Andalucía oriental, mientras que en la occidental recibe el nombre de poleás. Hay muchas variedades: de trigo y de maíz, dulces y saladas y se pueden comer como plato y como postre según se cocinen. Suelen hacerse actualmente en tiempo de frío. Aseguro que esta preparación es una técnica familiar que incita a que nos juntemos todos alrededor de este plato de comida para su degustación y disfrutemos de más de una tarde de gachas en épocas de invierno ya que se trata de una arraigada tradición culinaria existente en mi familia. Les invito a hacer lo mismo!.
Ingredientes (para 4 personas)
1 litro de leche. Sal.
Pan duro para los cuscurrones. Aceite de oliva.
4 cucharadas de harina de trigo. Canela molida (opcional para tomarlas).
4 cucharadas de azúcar. Miel de caña (opcional para tomarlas).
1 cucharadita de granos de anís o matalaúva. Azúcar normal o moreno (opcional para tomarlas).
Preparación
Ponemos una sartén con aceite de oliva a calentar, echamos la matalaúva y doramos sin que llegue a quemarse. Colamos la matalaúva y en ese mismo aceite doramos los dados de pan, una vez fritos se dejan escurrir sobre papel absorbente y reservamos.
El aceite sobrante lo pasamos a una cacerola (si hace falta echar más lo echáis), ponemos la harina para dorarla un poco sin parar de mover, luego agregamos la leche que si es del tiempo mejor y se mueve con una cuchara de madera hasta que empiece a hervir y vaya espesando (si se hicieran grumos pasarle la batidora eléctrica). Se le pone una pizca de sal.
Cuando hayan espesado (el tiempo depende del fuego) se le añade el azúcar y movemos, seguido le incorporamos el pan y movemos también. Dejamos unos 2 minutos más a fuego lento sin parar de mover.
Apartamos del fuego y servimos muy calientes. Para tomarlas que cada cual las acompañe como quiera, bien con canela molida por encima, con un chorreón de miel, con azúcar normal o moreno o incluso solas. De cualquier forma están riquísimas. Les aseguro que entran en calor con este estupendo plato energético y sobre todo porque seguro que repiten.
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