miércoles, marzo 14, 2007

NUESTRA MAQUINA DE "APARAR"



Para cualquiera que lea el título de esta reflexión,le ha de sonar a "chino",pero os aseguro que de leerlo alguno de mis hermanos de momento sabrán por donde van los tiros.

Hago retroceder mis recuerdos todo lo posible y llegado el momento que yo deseo....veo a mi padre todavia joven,con su pañete blanco,rebozando alegria por todos sus poros,con ese silbar característico suyo y sin parar de trabajar ni un momento en su mostrador de la zapateria.
! Currito.....! , me dice un dia...... venga siéntate en LA MAQUINA DE APARAR y con este trozo suave de material vas a aprender a coser con el fin de que apares pronto y así me puse por primera vez ante esta máquina que tanto recuerdos nos trae y con la circunstancia de que que apenas llegaba al pedal,pero que pe apañaba y la hacia trabajar.

Era una máquina de coser "SINGER" que en apariencias era exactamete igual que las utilizadas por las mujeres para coser la ropa,pero ésta estaba adosada a un pié de hierro y madera en su parte derecha con un cajón donde estaban las canillas, lanzaderas,tijeras,hilos etc. etc. La particularidad es que giraba al contrario que las demás máquinas de coser.
Muy pronto aprendí a pespuntear en el cuero y fuí pasando de un trabajo a otro de menor a mayor dificultad,hasta que aparaba las "palas" de las sandalias y despues los contrafuertes para terminar con los aparados de los botillos.
Mi padre cortaba y dejaba el trabajo preparado para ser aparado,para éllo utilizaba el famoso almidón que mi madre hacia cada dos otres dias en una cazuela y que consistia en poner agua con harina en una cazuela de barro al fuego y cuando hervia se le ponia la "Piedra Lipe"( sulfato de cobre). Con este almidón , pegaba los forros,los rabillos,los fuelles de los botillos pero además reforzaba el pegado con puntillas llamadas chinches y una vez preparado todo esto se ponia en la máquina de aparar y el primero que pasaba y lo veia se encargaba de sentarse y acabar con la faena. Cuando digo ,el primero que pasaba, me refiero a mi propio padre, mi madre,mi hermana Isabel,mi hermana Juana,mi hermano José y Sebastián y por supuesto el menda.
Para mí,aquella "MAQUINA DE APARAR" era como uno más de la familia y cuando trabajaba en élla dejaba correr mi imaginación y fantasía juvenil por lo que además de ayudar en el trabajo me servia para mi propia formación de pensamiento.
Como es normal en estos casos,unos les teniamos más apegos a la máquina que otros y a veces se oia la voz de mi padre diciendo ! A ver si alguien me apara todo lo que hay aquí ! y si no acudiamos niguno,siempre era mi madre la que se sentaba y lo hacia.
Cuando nuestra máquina se averiaba,habia que ir a la calle Santana y avisar a Juan Rey para que la arreglase. Este personaje me hacia mucha gracia porque aparecia lleno de grasa por fuera pero se sentaba delante de la máquina y casi siempre decía que teniamos que comprar lanzaderas nuevas y que el "gusanillo" estaba gastado y se fabricaba uno con un trozo de alambre acerado pero lo más curioso es que nos la dejaba funcionando para otra temporada pero a mi padre siempre le parecia caro lo que pedia por arreglarla.
La Máquina de aparar no era un ser humano pero yo creo que el alma se la pusimos poco a poco todos nosotros con nuestros propios pensamientos al compás de su tic tac, tic, tac y con los cantares y comentarios de mi padre y de todas las personas que siempre estaban en nuestra tienda hablando.
Hoy a través de NUESTRA MAQUINA DE APARAR me he transportado a una época de recuerdos muy felices para mí,porque por un tiempo he permanecido con una edad determinada y he podido disfrutar de sentirme entre mis padres y hermanos como si el tiempo no hubiese transcurrido y los he recordado a todos tal como eran cuando todos utilizabamos nuestra máquina de coser o aparar.

2 comentarios:

Belén Jiménez dijo...

...cuanta magia hay en tus palabras, son capaces de hacer aparecer sonrisas sin que uno las piense y por muy duro que haya sido el día...

¡Qué relato más bonito!

Un beso

PD.- Creo que al final te vas a tener que plantear en serio esto de escribir. Ya sabes que en mí tienes a tu fan nº 1, 2 o 3 :-) Si es por orden de llegada al mundo, me tocaría el 3;-)

Anónimo dijo...

Si señor, un relato estupendo, me he sentido tele-transportardo al pasado... Yo nunca estuve en esa zapatería, pero según iba leyendo era como si la estuviera viendo, gracias por este viaje en el tiempo :)

Un abrazo

Arthur