viernes, noviembre 02, 2018

EXTREMADURA UN MAR DE INCÓGNITAS




02/11/18 | Todo lo que te estás perdiendo si no conoces la Siberia extremeña


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Paseo guiado por el embalse del Cíjara
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Buitres leonados

Había una vez un lugar tan inaccesible, tan inexplorado y tan lejos del resto del mundo que a finales del siglo XIX lo bautizaron como la Siberia. No hablamos del remoto territorio ruso, sino de la comarca extremeña que se esconde en el noroeste de la provincia de Badajoz, limitando con Cáceres, Toledo y Ciudad Real. Hoy, este territorio sigue siendo uno de los grandes desconocidos de nuestro país pero, gracias a su riqueza natural, aspira a convertirse en Reserva de la Biosfera. Equivalente a una estrella Michelin en sostenibilidad, España es el país con más reservas del mundo: 49.La esperanza es que la Siberia se convierta el año que viene en el número 50.

Méritos no le faltan. Este extenso pedazo de Extremadura reúne una diversidad envidiable de hábitats y paisajes regados por inmensas masas de agua. El 65% de sus territorios son espacios naturales de la Red Natura 2000. Para los amantes de la naturaleza es un festín. Para los aficionados a la caza y la pesca, el paraíso. Para los del queso artesanal, prepárense...

La ruta arranca en Herrera del Duque, capital de la comarca y uno de los 11 pueblos integrados en la candidatura a Reserva de la Biosfera. En la casa rural Huerta de los Nogales, Lourdes recibe al viajero con una suculenta merienda de sabores siberianos: flores de miel, rabos de calabacín, rosquillas de yema, mermeladas y zumos caseros. El exceso calórico se puede enmendar rápidamente con el ascenso al castillo que domina esta localidad. Es una excursión a pie obligada entre quejigos y madroños para vislumbrar desde lo alto la amplitud de esta comarca con una densidad de población de siete habitantes por kilómetro cuadrado. Monte público. Una de sus particularidades es que cuenta con ‘45.000 hectáreas de monte de utilidad pública que puede disfrutar todo el que quiera’, explica Pedro Calero, de Transiberiana, una asociación sin ánimo de lucro que organiza rutas en 4x4 para mostrar la comarca. En estos vehículos es más fácil la incursión en los cercanos Valles de Consolación entre pinos, olivos, alcornoques y encinas centenarias que podemos seguir hasta Fuenlabrada de los Montes, siguiente parada.

Este es pueblo de productores de miel, aunque no espere ver colmenas por doquier. Como la familia de Eduardo Fabián, que cuenta con unas 4.500 colmenas, los apicultores practican la trashumancia. ‘Vamos buscando las floraciones, según como venga el tiempo’, explica Eduardo, que lleva desde los 15 años trajinando con miel. ‘Estos días toca llevarlas al sur, a la floración del romero. La siguiente será la retama... Por la noche, cuando las abejas se meten en la colmena, las montamos en un camión y las trasladamos’, sigue mientras interrumpe el canto de un gallo, el ringtone de su móvil. Fuenlabrada y Garbayuela están unidas por la Cañada Real Segoviana, donde hoy los senderistas comparten el camino con los rebaños. Porque el pastoreo en movimiento es una tradición muy viva en la comarca. No sólo se sigue practicando, sino que ha permitido que sigan existiendo razas de ovejas y cabras autóctonas, como las merinas negras siberianas y las caprina verata y retinta extremeña. Uno de los grandes defensores de la trashumancia es el criador Miguel Cabello, que ha reunido el mayor rebaño de merinas de Europa. Un tramo de la cañada real conocido como las Merinas pasa también por Tamurejo, otro pueblo ganadero. Su alcaldesa, Rosa María Araújo, es una de las voces más apasionadas de la candidatura de la Siberia a reserva. ‘Esta comarca lleva mucho tiempo buscando un motivo para decir 'aquí estamos' y poner en valor lo que llevamos haciendo toda la vida: criando estos corderos, cuidando esas abejas...’, explica mientras prepara una caldereta de cordero a la manera de los pastores. ‘Con este proyecto abrimos el territorio al mundo y reivindicamos nuestro lugar en el mapa’. Un paisaje líquido

Es hora de dejar la dehesa y cambiar de rumbo. Si se acerca el atardecer, nada como visitar el gran embalse del Cíjara. Aunque corresponde al 0,5% del territorio español, la Siberia cuenta con el 12% del agua embalsada de España. En total, 1.022 kilómetros de costa de agua dulce. De ahí que cada pueblo tenga sus embarcaderos y sus playas. Y que los pescadores se vuelvan locos por el gran número de lucios, black bass, carpas y barbos que nadan en estas aguas. No extraña que una de las delicias culinarias típicas sea una ensalada de pescado asado, el escarapuche de peces. Aunque para locura, ya se sabe, la que despiertan las aves. A bordo de pequeñas lanchas, la gente de Birding Siberia realiza rutas por los pantanos para observarlas desde el agua. ‘Hay 270 especies en la comarca. No tenemos nada que envidiar a Monfragüe’, asegura Paco mientras mira atento al sónar de su barco. Uno de los lugares emblemáticos es el paraje conocido como el Muro, en Helechosa de los Montes, donde nidifican centenares de buitres. Con suerte se pueden ver en la zona cigüeñas negras, águilas imperiales, reales y perdiceras, alimoches...Cuando toca, a principios del otoño, también se escucha desde el agua la berrea del ciervo y la ronca del gamo. Sólo de camino al centro de interpretación Los Robledillos, dentro de la Reserva del Cíjara, se pueden ver sin esfuerzo ciervos, gamos, corzos y jabalíes. Esta reserva de caza de 25.000 hectáreas es otro de los secretos a voces de la comarca. Está trufada de rutas de senderismo de entre tres a 15 kilómetros que alcanzan miradores con espléndidas vistas. La tierra prometida del setero.

Para una inmersión completa se puede dormir en las Casas del Cíjara, en pleno bosque. Están al lado del Mirador Celeste de La Siberia, así que no hay que ser muy imaginativo para dar con la velada perfecta: un picnic con sabores de la tierra (véase morcillas patateras y calabaceras, embutido de ciervo, venado y jabalí, queso de cabra verata y torta de oveja... sin olvidar la cerveza artesana La Siberia) y una sesión de estrellas en este cielo, uno de los más nítidos de España. Es lo que tiene estar en un mundo aparte.

Fuente: ABC

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