Un grupo de alumnos de la antigua escuela rural de Marchenilla se reúne para recordar su infancia en el nuevo centro, que se dedicará a actividades sociales tras finalizar su restauración hace unas semanas
Un grupo de alumnos en la década de los 60 posan en el patio de la escuela.
0 comentarios0 votosOcho vecinos de Marchenilla, una pequeña aldea de Jimena, acuden de nuevo a su antigua escuela. Disponen de la llave, que les entregó el alcalde, Pascual Collado, a primeros de mes tras finalizar la restauración del edificio.
La mayoría de ellos han sido en algún momento alumnos de este entrañable colegio, que abrió sus puertas en el año 1956. Todos comparten anécdotas y amistad de aquellos años de fotografías en blanco y negro y juegos en el patio del centro.
Alumnos de todas las edades, desde los 6 a los 12 años compartían el mismo aula y el mismo maestro, cuya casa estaba al lado del colegio. "Había alrededor de 28 alumnos, era un grupo mixto de todas las edades y se trabajaba por grupos, mientras unos hacían divisiones, otros aprendían a leer", indica Jorge Delgado, quien destaca que estuvo hasta que comenzó sexto de EGB en Jimena, adonde acudía en bicicleta o en el autobús de Ronda.
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Un grupo de alumnos en la década de los 60 posan en el patio de la escuela.
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La mayoría de ellos han sido en algún momento alumnos de este entrañable colegio, que abrió sus puertas en el año 1956. Todos comparten anécdotas y amistad de aquellos años de fotografías en blanco y negro y juegos en el patio del centro.
Alumnos de todas las edades, desde los 6 a los 12 años compartían el mismo aula y el mismo maestro, cuya casa estaba al lado del colegio. "Había alrededor de 28 alumnos, era un grupo mixto de todas las edades y se trabajaba por grupos, mientras unos hacían divisiones, otros aprendían a leer", indica Jorge Delgado, quien destaca que estuvo hasta que comenzó sexto de EGB en Jimena, adonde acudía en bicicleta o en el autobús de Ronda.
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