viernes, septiembre 04, 2015

SI VAS A VALENCIA DATE UNA VUELTA EN BARCA POR LA ALBUFERA...........

el diario el mundo nos acerca a este paraje maravilloso de naturaleza viva......

04/09/15 | La Albufera, entre garzas y all-i-pebre  
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Miles de aves (y sus fans) se citan en el lago de La Albufera, uno de los humedales más importantes de Europa y un paisaje mediterráneo español puro, sin aditivos, a solo unos minutos de Valencia.

Antiguamente no había más remedio que perchar o arriar las velas para surcar estos canales donde los patos bordan el arte del camuflaje. Hoy, los motores diésel han alterado la banda sonora, pero no han restado atractivo al paseo en albuferenc. Al timón, su barquero es el mejor aliado posible para conocer la historia, la cultura y la riqueza natural del lago de La Albufera.

Los árabes lo llamaron Al Buharia, diminutivo de Al Bhar (el mar). Era, y es, el mayor lago de agua dulce de España, la estrella de un parque natural que incluye además el paisaje de arrozales y humedales circundantes, así como el cordón litoral (la Dehesa del Saler) que abraza el Mediterráneo.

Es un lugar mágico en cuanto a biodiversidad se refiere. Un universo aparte donde se conjuga una gastronomía exquisita con una luz y atardeceres de película. Es fácil sentirse testigo impertinente ante toda esa quietud salvaje. Y lo más chocante, nos encontramos al lado de Valencia. La prueba es que el autobús urbano llega hasta aquí uniendo la Ciudad de las Artes y las Ciencias con este escenario insólito que noveló Blasco Ibáñez en Cañas y barro.

* Dunas y matas indómitas

El contraste, claro, es de órdago. Del marciano Hemisfèric —el cine Imax— a las playas semidesiertas, dunas, árboles centenarios, matas indómitas, huertas primorosas, casas de pescadores, embarcaciones de velas latinas y los cambiantes arrozales. Por cierto que estos son los culpables de que La Albufera mute de piel con cada estación: verde en verano, azul en invierno y marrón cuando la tierra queda al descubierto.

En la población de El Palmar, el embarcadero se esconde tras la Trilladora del Tocayo, que alberga un pequeño museo sobre el lluent (el luciente, en castellano, como llaman aquí al lago), de apenas un metro de profundidad. Desde la barca se despliegan en la orilla las antiguas barracas, la casa típica valenciana con sus tejados a dos aguas, entre la selva impenetrable de caña, carrizo y enea.

En la orilla se secan las nasas cilíndricas para pescar la anguila. Y en el cielo las garzas autóctonas comparten espacio aéreo con las forasteras que viajan miles de kilómetros para criar en estas tierras. Es fácil cruzarse con ibis, cormoranes, fochas, pollas de agua... La Albufera forma parte de la Red Natura 2000, que agrupa los espacios europeos de mayor valor ecológico.

* Aves y gastronomía

Los birders o aficionados al avistamiento de aves las otean desde los puntos de observación situados en el lago, los marjales y las dunas de la dehesa conocida popularmente como la pineda. Este tramo de arena entre el lago y el Mare Nostrum es el colofón de la visita a La Albufera.

Hablamos de kilómetros de playa sólo interrumpidos por las golas o canales que comunican el lluent con el mar. Las dunas y el pinar completan la estampa. La dehesa está trufada de caminos para recorrer en bicicleta desde el centro de Valencia, o a pie. Nada como internarse en el bosque para disfrutar a la sombra de un buen bocadillo. Claro que estando donde estamos, lo suyo es encargar una paella.

Fuente: El 

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