El sedentarismo es cada más frecuente en la sociedad moderna. | José Cuéllar
- Un experto en Fisiología argumenta los motivos por los que sí es una patología
- Para algunos problemas de salud, los médicos deberían recetar más ejercicio
ELMUNDO.es | Madrid
Actualizado martes 14/08/2012 13:10 horas
Un estilo de vida sedentario es una causa frecuente de obesidad, sobrepeso y otros factores precursores de enfermedades como la diabetes, hipertensión, deterioro de las articulaciones y otros graves problemas de salud. Pero, ¿esto es suficiente como para considerar la falta de ejercicio como una enfermedad? A esa pregunta responde con un sí rotundo Michael Joyner, fisiólogo de la Clínica Mayo (EEUU), en un artículo que publica la revista 'The Journal of Physiology'.
La inactividad afecta no sólo a la salud de muchos pacientes obesos, sino también a la de las personas con un peso normal, como los trabajadores cuya jornada laboral discurre delante de una mesa, los pacientes inmovilizados durante largos periodos después de sufrir un accidente o de someterse a una cirugía y las mujeres que deben permanecer en reposo por problemas durante su embarazo, entre otros, enumera Joyner.
La falta de ejercicio prolongada hace que el cuerpo no esté en buena forma física junto con numerosos cambios metabólicos y estructurales: la frecuencia cardiaca puede aumentar excesivamente durante la actividad física, los huesos y los músculos se atrofian, disminuye la resistencia física y el volumen sanguíneo.
Además, habitualmente cuando aquellas personas que no están en forma intentan hacer ejercicio, se suelen casar rápidamente o sufren mareos u otros trastornos, por lo que suelen abandonar rápidamente el ejercicio y entonces su problema va a peor.
"Podría decir que la inactividad es la raíz de muchos de los problemas habituales que tenemos", explica Joyner. "Si la medicalizáramos, podríamos empezar una vía de acción, justo como ha ocurrido en las adicciones, al tabaco u otras cosas, para dar a las personas tratamientos enfocados en modificaciones de su conducta, como lo hicimos en el tabaquismo o en el alcoholismo, y de esta manera limitar el sedentarismo y promover la actividad física".
Varios estudios médicos muestran la relación entre numerosas patologías y la falta de ejercicio, como la fibromialgia, fatiga crónica y el síndrome de taquicardia postural ortostática (un ritmo cardiaco acelerado cuando la persona se pone en pie o a un cierto nivel de ejercicio). Y, según Joyner, con demasiada frecuencia, para estas personas se prescriben medicamentos en lugar de un ejercicio progresivo, cuando un estudio reciente demostró que tres meses de entrenamiento puede revertir o mejorar los síntomas de este síndrome.
Si la inactividad física fuera tratada con un problema médico en sí mismo más que simplemente como una causa de otras enfermedades, los médicos serían más concienciados del valor de prescribir ejercicio y programas formales de rehabilitación que incluyan terapias cognitivas y conductuales, defiende este fisiólogo.
Joyner da un mensaje a quienes han llevado una vida sedentaria y están intentando ejercitarse: "no saltes al otro lado e intentes entrenarte para una maratón. Comienza con metas razonables y hazlo poco a poco".
EL MUNDO
La inactividad afecta no sólo a la salud de muchos pacientes obesos, sino también a la de las personas con un peso normal, como los trabajadores cuya jornada laboral discurre delante de una mesa, los pacientes inmovilizados durante largos periodos después de sufrir un accidente o de someterse a una cirugía y las mujeres que deben permanecer en reposo por problemas durante su embarazo, entre otros, enumera Joyner.
La falta de ejercicio prolongada hace que el cuerpo no esté en buena forma física junto con numerosos cambios metabólicos y estructurales: la frecuencia cardiaca puede aumentar excesivamente durante la actividad física, los huesos y los músculos se atrofian, disminuye la resistencia física y el volumen sanguíneo.
Además, habitualmente cuando aquellas personas que no están en forma intentan hacer ejercicio, se suelen casar rápidamente o sufren mareos u otros trastornos, por lo que suelen abandonar rápidamente el ejercicio y entonces su problema va a peor.
"Podría decir que la inactividad es la raíz de muchos de los problemas habituales que tenemos", explica Joyner. "Si la medicalizáramos, podríamos empezar una vía de acción, justo como ha ocurrido en las adicciones, al tabaco u otras cosas, para dar a las personas tratamientos enfocados en modificaciones de su conducta, como lo hicimos en el tabaquismo o en el alcoholismo, y de esta manera limitar el sedentarismo y promover la actividad física".
Varios estudios médicos muestran la relación entre numerosas patologías y la falta de ejercicio, como la fibromialgia, fatiga crónica y el síndrome de taquicardia postural ortostática (un ritmo cardiaco acelerado cuando la persona se pone en pie o a un cierto nivel de ejercicio). Y, según Joyner, con demasiada frecuencia, para estas personas se prescriben medicamentos en lugar de un ejercicio progresivo, cuando un estudio reciente demostró que tres meses de entrenamiento puede revertir o mejorar los síntomas de este síndrome.
Si la inactividad física fuera tratada con un problema médico en sí mismo más que simplemente como una causa de otras enfermedades, los médicos serían más concienciados del valor de prescribir ejercicio y programas formales de rehabilitación que incluyan terapias cognitivas y conductuales, defiende este fisiólogo.
Joyner da un mensaje a quienes han llevado una vida sedentaria y están intentando ejercitarse: "no saltes al otro lado e intentes entrenarte para una maratón. Comienza con metas razonables y hazlo poco a poco".
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