El agua de nuestras playas suele gozar de una temperatura más bien fresquita que otra cosa, pero la verdad sea dicha, que nos hemos acostumbrado y con sus matices, se soporta y hasta nos agrada, entre otras cosas por aquello de que reactiva la circulación sanguínea.
Cuando el viento es de Poniente, las mañanas suelen ser fresquitas, pero en cuanto sale El Lorenzo, se nos presenta un calor insoportable con la contrapestación de que el agua se enfria y en nuestra zona, a veces es imposible de aguantarla más de cinco minutos, por eso la imagen que ofrece la playa es mucho personal bajo las sombrillas y el agua casi desierta con la presencia de los más pequeños que aún dando tiritones aguantan como pueden y juegan dentro del mar.
Cuando se presenta el Levante como una ligera brisa poco a poco notamos como el agua va adquiriendo temperatura y el personal permanece nadando y disfrutando largos ratos sin salirse del agua. Lo peor del Levante es cuando sopla fuerte y el mar se encabrita de tal forma que ruge amenazante y no hay mas remedio que retirarse a casa y aguantar los nublados y el "pringocheo" del salitre pegado a nuestros cuerpos.
Esos pros y contras de la playa, los tenemos superados y campeamos el temporal como podemos para disfrutar del estio veraniego pero ya llevamos un par de años que se ha sumado el de la presencia de medusas que se dejan ver en enormes masas en nuestras playas y que no permiten el baño ya que ocasionan molestas picaduras.
Entre bromas solemos decir.... ¿ si estos bichejos se comiesen....?, pues mire Vd. por donde, consultando "al tío que todo lo sabe" he dado con este artículo que os paso por si quereis experimentar en casa con "la Termomix" y preparar alguna sopa u otro plato en que el ingrediente principal sean las medusas.....
Inventan la sopa de medusa
Las medusas, ese sinuoso y etéreo habitante marino, tienen al parecer otras funciones además de asustar y picar a los bañistas que se topan con ellas. ¡Se pueden comer! En Asia, especialmente chinos y japoneses, ya han probado have tiempo sus propiedades gastronómicas. Y en las cocinas españolas también se están catando. Es el caso de la prestigiosa Carme Ruscalleda (cinco estrellas Michelin), que ha elaborado platos, en su restaurante barcelonés Sant Pau el pasado verano, con medusas mediterráneas como base.
Una fideuá y un hatillo de verduras en vinagreta son las elaboraciones donde la Cotylorhyza Tuberculata, conocida por los marineros como huevo frito, y la Rhopilema Esculentum muestran su poderío de sabor.
Aunque el asunto de comer las medusas ("bellas princesas marinas", como las llama Ruscalleda) se comentó entre los clientes asiduos, el experimento culinario lo ha llevado a cabo con su equipo del restaurante. "Ofrecer la medusa en el aperitivo es toda una provocación", admite la cocinera catalana, que cumplió el pasado julio 20 años al frente del restaurante Sant Pau, en la localidad costera de Sant Pol de Mar (Barcelona). En el Sant Pau de Tokio a los comensales asiáticos no les extrañaría que les sirviera medusa.
No contenta con recuperar un clásico de su primera carta, el fricandó (con ternera y senderuelas), su espíritu juguetón la lleva a profundizar en un extraño producto de mar. "Son una maravilla de sabor y de textura", dice entusiasmada Ruscalleda. Aunque sus paisanos le hablaban de medusas comestibles del Mediterráneo. "Se quedaba sólo en un comentario en la mesa. Nunca me llegaban". Hasta que el pasado agosto le llegaron como un trofeo de pesca.
Pero sus investigaciones se remontan a 2006. "Comenzamos con la Rhopilema Esculentum, comprada en establecimientos de gastronomía china de Barcelona". Y "como los chinos" trata ella a las medusas: "Las ponemos vivas en sal gorda durante 12 horas. Las abrimos, limpiamos sus interiores, desalamos, y las probamos a la vinagreta directamente y también encima de una fideuá vegetal, sólo en contacto con el calor de los fideos recién salidos del horno". "Los comensales han sido los miembros de mi equipo creativo. Las hemos probado varias veces, este verano y el pasado. No las hemos ofrecido al público. Con vistas al próximo verano seguiremos investigando, pero no vamos a trabajar las medusas sin tener un ok desde los científicos del mar y sin un suministrador regularizado", advierte Ruscalleda.
Esos científicos del mar ya bucean en las utilidades de las medusas. En Andalucía, donde en 2007 se recogieron en las costas casi 16.000 kilos de medusas, según datos de Medio Ambiente, se ha publicado un estudio. "Las medusas se componen en un 95% de agua y el resto está formado principalmente por proteínas. Es casi nula la presencia de lípidos, carbohidratos y colesterol, por lo que podrían proporcionar un alimento saludable. También pueden servir como abono y usarse en la industria cosmética, por su alta concentración de colágeno", son las conclusiones de Bionaturis.
El bocado de medusa puede recordar a las ortiguillas o los percebes. Su textura asemeja al calamar crudo en sushi. Para el cocinero gaditano Ángel León (que trabaja con microalgas y especies mediterráneas y atlánticas), "la medusa tiene una textura de gelatina, como de tuétano marino".
Fuente: Grupo Síntesis
Una fideuá y un hatillo de verduras en vinagreta son las elaboraciones donde la Cotylorhyza Tuberculata, conocida por los marineros como huevo frito, y la Rhopilema Esculentum muestran su poderío de sabor.
Aunque el asunto de comer las medusas ("bellas princesas marinas", como las llama Ruscalleda) se comentó entre los clientes asiduos, el experimento culinario lo ha llevado a cabo con su equipo del restaurante. "Ofrecer la medusa en el aperitivo es toda una provocación", admite la cocinera catalana, que cumplió el pasado julio 20 años al frente del restaurante Sant Pau, en la localidad costera de Sant Pol de Mar (Barcelona). En el Sant Pau de Tokio a los comensales asiáticos no les extrañaría que les sirviera medusa.
No contenta con recuperar un clásico de su primera carta, el fricandó (con ternera y senderuelas), su espíritu juguetón la lleva a profundizar en un extraño producto de mar. "Son una maravilla de sabor y de textura", dice entusiasmada Ruscalleda. Aunque sus paisanos le hablaban de medusas comestibles del Mediterráneo. "Se quedaba sólo en un comentario en la mesa. Nunca me llegaban". Hasta que el pasado agosto le llegaron como un trofeo de pesca.
Pero sus investigaciones se remontan a 2006. "Comenzamos con la Rhopilema Esculentum, comprada en establecimientos de gastronomía china de Barcelona". Y "como los chinos" trata ella a las medusas: "Las ponemos vivas en sal gorda durante 12 horas. Las abrimos, limpiamos sus interiores, desalamos, y las probamos a la vinagreta directamente y también encima de una fideuá vegetal, sólo en contacto con el calor de los fideos recién salidos del horno". "Los comensales han sido los miembros de mi equipo creativo. Las hemos probado varias veces, este verano y el pasado. No las hemos ofrecido al público. Con vistas al próximo verano seguiremos investigando, pero no vamos a trabajar las medusas sin tener un ok desde los científicos del mar y sin un suministrador regularizado", advierte Ruscalleda.
Esos científicos del mar ya bucean en las utilidades de las medusas. En Andalucía, donde en 2007 se recogieron en las costas casi 16.000 kilos de medusas, según datos de Medio Ambiente, se ha publicado un estudio. "Las medusas se componen en un 95% de agua y el resto está formado principalmente por proteínas. Es casi nula la presencia de lípidos, carbohidratos y colesterol, por lo que podrían proporcionar un alimento saludable. También pueden servir como abono y usarse en la industria cosmética, por su alta concentración de colágeno", son las conclusiones de Bionaturis.
El bocado de medusa puede recordar a las ortiguillas o los percebes. Su textura asemeja al calamar crudo en sushi. Para el cocinero gaditano Ángel León (que trabaja con microalgas y especies mediterráneas y atlánticas), "la medusa tiene una textura de gelatina, como de tuétano marino".
Fuente: Grupo Síntesis
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