viernes, septiembre 21, 2012

LO MEJOR DE LA CAZA.... NUESTROS MANETOS JIMENATOS

                                          MANETOS JIMENATOS.  Foto: Currini
EL MANETO EN LA CAZA
Es un pequeño gigante en la caza del conejo, indispensable en un grupo de podencos.

Testarudo en las zarzas y en la vegetación apretada, donde se desenvuelve perfectamente, ayuda a los demás individuos del grupo, en la búsqueda de los conejos difíciles. Es un animal que, como perro de compañía tiene unas cualidades innatas, pues es muy listo y tranquilo en el hogar.

Como ocurre en casi todas las razas de perro autóctonas españolas, maneto es el nombre con el que popularmente es llamado por los cazadores y personas que lo conocen en las provincias de Cádiz y Málaga, lugares en los que se formó esta variedad del podenco andaluz..

Tiene unos orígenes muy antiguos, pero no existe ninguna investigación fidedigna escrita por nuestros antecesores cazadores. Sólamente hay fotografías antiguas y conversaciones que he mantenido con ancianos que lo han conocido y criado para la caza del conejo o, en algunos casos aislados, como perro casero de compañía.

Sólamente a partir de los años noventa se empieza a escribir algo en algunas revistas de caza, y además se edita un libro titulado Los podencos y razas similares del mundo, escrito por el prestigioso investigador don Ricardo de la Rosa.

Anteriormente, el Club Nacional del Podenco Andaluz hizo varias concentraciones, donde se tomaron mediciones para llegar a un estándar provisional del maneto, publicándose posteriormente dichos trabajos.

En la actualidad, la rica variedad y cantidad de ejemplares hace pensar que la raza no corre ningún peligro, pero, si no se llevan a cabo los mismos trabajos y un registro oficial por parte de las entidades competentes, una de las razas más antiguas y valiosas de España seguramente seguirá en el anonimato.

Hay que conocer al maneto para poder valorar su inteligencia y bravura, tanto en el trabajo de la caza como en el hogar y en su función de perro de compañía.

Todos los ejemplares tienen una morfología muy homogénea y bien definida, a pesar de no haber tenido un estándar oficial; curiosamente se ha conservado intacta su morfología gracias a unos parámetros de cría basados solamente en la talla y en la utilidad para el trabajo.

Es un animal con una personalidad muy enigmática que te arrastra y hechiza con su encanto y saber estar. No es complicado ni requiere grandes cuidados. Siempre da mas de lo que recibe. Es un austero y cariñoso, por lo que esta siempre alerta de la mirada de su dueño.

Este perro de pequeño tamaño en cuanto a tronco y a altura, pero con la cabeza y el comportamiento de un podenco mediano, es el gran protagonista de la caza del conejo en zarzas y terrenos densos de vegetación, en cuyos lugares más recónditos e inaccesibles para otras razas se esconde la pieza. Es un gran colaborador en la pequeña rehala conejera de podencos andaluces; su alegre y constante forma de andar, alternado el trote lento con el rápido, es su manera de decir, junto con su voz, cómo van los rastros y las pistas del conejo buscando, por lo que se hace insustituible en nuestros campos. El terreno en que mejor se desenvuelve es en el más abrupto y espeso, aunque también son buenos los que tienen varias calvas o claros en el monte, ya que, al no tener tanta velocidad en la persecución, el conejo le saca en su rápido taponazo de huida unos metros ideales para el cazador de escopeta, que entonces tiene seguridad en el disparo rápido, sin peligro alguno para la integridad física de los perros.


Su forma de cazar es con un trote rápido teniendo en cuenta sus extremidades. Le gusta pegar la nariz al suelo y meterla en todos los sitios. Su terreno preferido es el sucio, ya sea de zarzas, aulagas, gergenes y carrizales. Es muy meticuloso en su búsqueda y no se deja nada atrás, en sitios que hay 10 lentiscos repasa los 10, sin dejar nada por repasar dada su meticulosidad. Hay de dos tipos: los dos son muy buenos portadores, el levantador quizás levante más la cabeza que el de medio rastro y cuando da con un conejo le sigue más o menos, según el individuo, y cuando lo pierde vuelve a la escopeta. Éstos son más aconsejables para terrenos más limpios. El de medio rastro, es un poco más lento en sus persecuciones pero no dejan al conejo hasta que no lo embocan o lo meten en la escopeta. El inconveniente de éstos, es si cazas en un sitio con densidad de conejos y tiene bocas, es que encierran mucha cacería.

Hola a todos,
Relato a continuación cual es mi experiencia con estos podenco, experiencia que me ha aportado mi podenca Lurdes tras 11 años cazando con ella, tanto al pelo como a la pluma.
Cazar con un podenco andaluz o maneto, tipo levantador, es una posibilidad que estos perros brinda al cazador que gusta de una caza en mano, tranquila y pausada.
Estos podencos andaluces o manetos, se caracterizan por su gran inteligencia, nobleza y temple. Son muy cariñosos con su dueños, nada pendenciero con otros perros, y muy tranquilos en el domicilio de su amo
Su olfato es excelente, así como el cobro, que realizan en cualquier condición y terreno.
Se caracteriza también, por que la mayoría de estos perros no suelen latir la pieza al rastro, si acaso, al levante, algo muy valorado para la caza de la perdiz roja, ya que su sigilo en el acercamiento siguiendo el rastro, nos pone la mayoría de las veces, en distancia óptima de tiro, cualidad que otro tipo de podenco, no seria capaz de facilitarno, precisamente por el latido al rastro caliente que estos emiten, alertando con ello a la perdiz, que con toda seguridad nos volara fuera de tiro.
No es un tipo de podenco que se pueda seleccionar con la cría o enseñar en su comportamiento, son podencos de un estilo propio de caza, que quizás se potencien en su desarrollo desde cachorro por acciones concretas, pero que es evidente que su comportamiento lo traen en los genes y así serán para siempre.

El podenco levantador caza muy cerca de la escopeta, no dejando ningún matojo, leñero o montón de piedras sin repasar. Lo hace de manera tranquila, no suele aligerar el paso más allá de un suave trote, y suele llevar el hocico a media altura. Cuando detecta rastro o encame, cambia su comportamiento. Ante un encame en poca densidad de pasto – tomillar, romero o palmas- suele quedar en una corta muestra, que rompe seguida de una rápida vuelta alrededor del matojo o pasto de encame, lo que a veces hace que el conejo quede “petrificado” y sea cogido a diente.
Otras veces, aminora el paso y toma una postura felina, mientras mira fijamente hacia el lugar de donde le vino el rastro caliente, se acerca despacio sin arroyar, dando tiempo y emoción a su dueño. Solo cuando la caza es levantada, suelen emitir unos latidos tras la pieza, siendo esto a veces lo que de alguna forma en lugares de poca visibilidad, nos alerta de su posición y del escape de estas.

Para cazar con estos perros, no es necesario quedar en posturas, pues por su forma de cazar, siempre le llevaremos a distancia y a la vista, y nos ira mostrando o levantando la caza a medida que vamos recorriendo el escenario elegido.
Es un perro ideal para el cazador que gusta de salir al campo solo, aunque también se puede acompañar de 2 escopetas, cuando el terreno así lo permita.
A si mismo, es el perro ideal para personas sin mucho físico, ya que su pausado recorrido y continuos laceos alrededor de la escopeta, hace que la caza con este tipo de perros, sea muy tranquila y placentera.

En una recova de podencos de castigo, meter un levantador no es lo ideal, aunque tampoco es contraproducente, ya que generalmente el cobro lo realizara este, ante el desdén que el podenco de castigo demuestra para este menester.

Cuando salimos de caza tras las perdices, es normal que estemos muy atentos a las evoluciones de estos podencos, pues una vez detectado el rastro, suelen aligerar su marcha de manera llamativa, algo que nos suele poner sobre aviso de este esperado momento. Hay que tener en cuenta que el rastro que deja la perdiz, es mas fácil de detectar que el del conejo, ya que la perdiz, al estar en continuo movimiento, va dejando más rastro que el conejo encamado, pues este desde que se encamó, solo su olfato corporal le detecta, no así el rastro ya frió que pudo dejar al encamarse.


En definitiva, cazar con este tipo de podenco, es muy distinto al que podamos practicar con los de castigo o medio rastro. Sus maneras y comportamiento difieren bastantes de estos, pero no por ello, pierden emoción y efectividad, simplemente aportan otra manera diferente de cazar con podenco andaluz.

Manuel Temblador Merino (Pepillo)

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