TOMATES CON SABOR A TOMATES.
Esta mañana he ido a comprar frutas y verduras al puesto que ponen los Jueves en el aparcamiento de la playa y la verdad que la presencia de las frutas y verduras era magnífica, pero aparte de ser carísimo , resulta que “ No todo lo que reluce es oro” y aquí tenemos el “intrínguli” ó “quisqui” de la cuestión.
Sin ningún tipo de “remilgos”, un hombre mayor que estaba delante de mi, le dijo al frutero……¿estos tomates…saben a tomate? Y el otro con una risa “desdeñona”…..le contesta… ¿ a que quiere Vd. que sepan…..?.
El señor con bastante “cordura” y tranquilidad, sigue diciendo…….Cuando yo era “un canijo” en mi casa del pueblo, se hacía una “priñaca” y con aquello te “jartabas” de pan, porque el pepino era pepino, el pimiento era pimiento, la cebolla, era cebolla, el aceite era aceite, el vinagre era vinagre, la sal era sal, el agua era agua y el TOMATE ERA TOMATE. La mezcla de sabores y olores de aquellas priñacas no se consiguen hoy con los ingredientes que tenemos ni con estos tomates de “pellejo” fuerte y duro que no transmiten sabor alguno a nuestros paladares.
De “zagal”, continua explicando el buen hombre yo, estaba en “las corchas” y “roando” en el “jato”… andaban los pimientos, las cebollas, los pepinos y los tomates sin que se les echase frio por encima ni nada y cada vez le tocaba a uno distinto de hacer el “gazpacho fresco” pero “aquello” siempre salía para “chuparte” los “deos”… y que placer sentiamos cuando te metías la cuchara de “maera” en la boca, dabas un “mordisco” al pan “asentao” y al mismo tiempo el “paso” atrás. Aquello estaba tan bueno… que siempre había alguno que decia…..! ahora la “Angelíca” ¡ y en aquel asiento de “miajas” de pan, “cachitos” de pepino, pellejos de tomate y pimiento,………se echaba con la “cántara” agua fresquita… y seguiamos bebiendo aquello tan bueno y que aún, a mis años, no he podido olvidar.
Entré al “trapo” de la conversación y le dije al frutero…..yo tengo bastante menos años que este buen señor, pero.. durante mi infancia en mi pueblo…. También “los tomates sabían a tomate”, las peras a peras, los “duraznos” a melocotones, las “ciruelas japonas” a merlas y con agua fresquita de la “rejendía” tomé una vez un “gazpacho” fresco en una “era” cerquita de “Marchenilla” con unos pocos de “gañanes”, con un calor sofocante que nos “achicharraba” y cuyo sabor y olor tampoco he olvidado a pesar de que los tomates no estaban en el “jato”… porque venían en el “cuchará” que portaba la “burra maliciosa” que tenían los marchenilleros para estos menesteres.
Terminamos la compra…. Y aquel hombre y yo caminamos juntos con las bolsas de tomates, totalmente convencidos, de que el frutero no nos había comprendido ya que tanto para él como para mí aquellos tomates y pimientos del ejemplo tenían el significado paradójico de la vida….. es decir ….. que nada es igual que antes.
Nos adentramos en profundidad a su manera de hablar y a la mía hasta llegar al convencimiento de que algunos permanecemos fieles a nuestros “moldes”, recordando nuestro pueblo con un inmenso amor que perdurará siempre y pensando y deseando lo mejor para que ese pueblo que te vió nacer progrese y se integre en el desarrollo económico- socio-cultural a que tiene derecho.
La gente cambia, insistía el anciano y además ya no se comportan fieles a los “patrones” de sus antepasados aunque en apariencias den una imagen de algo valioso pero volvamos al principio……! No todo lo que reluce es oro!.
Cuando encuentres un “tomate con sabor a tomate”, llámame y me lo cuentas, me dices donde lo compraste, que yo correré para que ese buen hombre se haga su “gazpacho” fresco y yo mi “priñaca” con agua de la “Rejendía” y podamos compartir con alegria y placer, el ser los dos del mismo pueblo, porque resultó apellidarse Pérez y ser de Jimena de la Frontera igual que yo.
Esta mañana he ido a comprar frutas y verduras al puesto que ponen los Jueves en el aparcamiento de la playa y la verdad que la presencia de las frutas y verduras era magnífica, pero aparte de ser carísimo , resulta que “ No todo lo que reluce es oro” y aquí tenemos el “intrínguli” ó “quisqui” de la cuestión.
Sin ningún tipo de “remilgos”, un hombre mayor que estaba delante de mi, le dijo al frutero……¿estos tomates…saben a tomate? Y el otro con una risa “desdeñona”…..le contesta… ¿ a que quiere Vd. que sepan…..?.
El señor con bastante “cordura” y tranquilidad, sigue diciendo…….Cuando yo era “un canijo” en mi casa del pueblo, se hacía una “priñaca” y con aquello te “jartabas” de pan, porque el pepino era pepino, el pimiento era pimiento, la cebolla, era cebolla, el aceite era aceite, el vinagre era vinagre, la sal era sal, el agua era agua y el TOMATE ERA TOMATE. La mezcla de sabores y olores de aquellas priñacas no se consiguen hoy con los ingredientes que tenemos ni con estos tomates de “pellejo” fuerte y duro que no transmiten sabor alguno a nuestros paladares.
De “zagal”, continua explicando el buen hombre yo, estaba en “las corchas” y “roando” en el “jato”… andaban los pimientos, las cebollas, los pepinos y los tomates sin que se les echase frio por encima ni nada y cada vez le tocaba a uno distinto de hacer el “gazpacho fresco” pero “aquello” siempre salía para “chuparte” los “deos”… y que placer sentiamos cuando te metías la cuchara de “maera” en la boca, dabas un “mordisco” al pan “asentao” y al mismo tiempo el “paso” atrás. Aquello estaba tan bueno… que siempre había alguno que decia…..! ahora la “Angelíca” ¡ y en aquel asiento de “miajas” de pan, “cachitos” de pepino, pellejos de tomate y pimiento,………se echaba con la “cántara” agua fresquita… y seguiamos bebiendo aquello tan bueno y que aún, a mis años, no he podido olvidar.
Entré al “trapo” de la conversación y le dije al frutero…..yo tengo bastante menos años que este buen señor, pero.. durante mi infancia en mi pueblo…. También “los tomates sabían a tomate”, las peras a peras, los “duraznos” a melocotones, las “ciruelas japonas” a merlas y con agua fresquita de la “rejendía” tomé una vez un “gazpacho” fresco en una “era” cerquita de “Marchenilla” con unos pocos de “gañanes”, con un calor sofocante que nos “achicharraba” y cuyo sabor y olor tampoco he olvidado a pesar de que los tomates no estaban en el “jato”… porque venían en el “cuchará” que portaba la “burra maliciosa” que tenían los marchenilleros para estos menesteres.
Terminamos la compra…. Y aquel hombre y yo caminamos juntos con las bolsas de tomates, totalmente convencidos, de que el frutero no nos había comprendido ya que tanto para él como para mí aquellos tomates y pimientos del ejemplo tenían el significado paradójico de la vida….. es decir ….. que nada es igual que antes.
Nos adentramos en profundidad a su manera de hablar y a la mía hasta llegar al convencimiento de que algunos permanecemos fieles a nuestros “moldes”, recordando nuestro pueblo con un inmenso amor que perdurará siempre y pensando y deseando lo mejor para que ese pueblo que te vió nacer progrese y se integre en el desarrollo económico- socio-cultural a que tiene derecho.
La gente cambia, insistía el anciano y además ya no se comportan fieles a los “patrones” de sus antepasados aunque en apariencias den una imagen de algo valioso pero volvamos al principio……! No todo lo que reluce es oro!.
Cuando encuentres un “tomate con sabor a tomate”, llámame y me lo cuentas, me dices donde lo compraste, que yo correré para que ese buen hombre se haga su “gazpacho” fresco y yo mi “priñaca” con agua de la “Rejendía” y podamos compartir con alegria y placer, el ser los dos del mismo pueblo, porque resultó apellidarse Pérez y ser de Jimena de la Frontera igual que yo.
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