EE.UU. es otro de los países que no ha podido resistirse a los dulces encantos de la apicultura de ciudad. Cada vez son más los consumidores que se animan a ubicar y mantener una colmena en su jardín o en lugares adyacentes a su casa. Algunos de sus seguidores publican en blogs sus experiencias y fotos, y hay una gran cantidad de recursos de apoyo para empezar y mantener esta afición: una revista especializada, Bee Culture; libros que explican cómo montar y cuidar una colmena en plena urbe, como The Backyard Beekeeper (El apicultor del jardín de casa); o diversos grupos de apicultores urbanos organizados de forma local gracias a Internet. La moda ha tentado incluso a algunos famosos, como la actriz Scarlett Johansson, que recibió de su compañero de profesión Samuel L. Jackson una colmena con abejas como regalo de boda.
Y ello, a pesar de que en algunas ciudades, como Nueva York, la cría de abejas es una actividad ilegal, con multas que pueden llegar a los 2.000 dólares. El Ayuntamiento de la gran manzana aprobó en 1999 una norma que prohibía el mantenimiento de animales "peligrosos", una lista que incluía cocodrilos, leones, serpientes venenosas... y abejas. Londres cuenta con una asociación de apicultores con más de 5.000 miembros
No obstante, esta situación podría cambiar en breve. Las razones de los defensores de esta práctica parecen haber convencido a la corporación neoyorquina, que podría excluir a las abejas de dicha prohibición a partir de marzo. También parece haber ayudado la decisión del actual presidente estadounidense de ubicar en los jardines de la Casa Blanca dos colmenas, como muestra de la importancia de estos animales en la naturaleza y la producción de alimentos.
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