miércoles, junio 04, 2008

ACADEMIA CALASANZ. JIMENA DE LA FRONTERA 1959



Hace muchos años ya que en el despacho de Salvador Corbacho, al que la familia y amigos más allegados llamaban “Ato”, se reunieron un grupo de maestros nacionales para dar vida a una institución que permitiese estudiar en el pueblo a todo el que tuviese facultades y careciese de recursos para ello.

Allí, en la vieja Hispano Olivetti de Salvador se formuló toda la documentación necesaria entonces, para que aquello funcionase y se pidieron a la imprenta aquellos impresos de notas alargados en los que aparecían por orden todas las asignaturas y aquellos sobres con sus “membretes”.

El Director y el alma de la Academia fue D. Antonio Puchán Saenz que durante el primer y segundo año se vió auxiliado por sus compañeros D. José Luis Rodriguez calle y D. José Romero González.

La amistad de nuestro vecino Salvador con mi padre, hizo que le hablase de la competencia de estos maestros y el compromiso de que me pusiese en el nuevo colegio, por lo que mi padre aceptó y el primer dia que se abrió la academia, allí estaba Currini con una libreta y un bolígrafo,sentado en el”escalón” de Juan Ferrer, ante la mirada curiosa de Mari Pepa… que me dijo…¿ hoy se abre la escuela nueva….verdad..? y le dije pues sí y aquí estamos esperando a que nos digan si debemos entrar.

Se abrió el amplio ventanal con reja baja y allí estaba Don Antonio Puchán que con una forma de hablar distinta a la nuestra dijo…..! podeis subir…! Y la verdad es que para ser el primer dia éramos bastantes aspirantes a ponernos el mundo por montera, yo la verdad no me sentia muy a gusto porque los del barrio abajo nos superaban en número y amistad no me unia para nada con ellos.


La Academia Calasanz estaba justo frente al Callejón de la Tormenta y sus linderos por la derecha la ferretería de Juan Ferrer y por la izquierda la tienda de Paco Núñez.

Me coloqué de los primeros porque aquello no tenía secretos para mi ya que desde pequeñito asistí en aquel edificio a la escuela de D. Bernardo Periñán y todas las fotos anuales que tengo se hicieron allí en el pequeño patio delante de aquella esparraguera que se matenia siempre verde año tras año para hacernos la foto y que el misterio no era otro que la buena mano de Paca la de Berlanga que la regaba con mucho primor.

El primer dia parece que estoy viendo a Don Antonio con aquel babi de maestro color mostaza y tanto él como sus dos compañeros mostraban el nerviosismo que siempre se siente cuando intentas comenzar algo que deseas te salga bien y como ya tenian nuestros datos pues nos fueron clasificando por cursos y yo estaba destinado en el apartado de “Cultura General” es decir clases particulares “corrientes y molientes”. En realidad una vez clasificados, a los de cultura general nos escribió en la pizarra verde grande D. josé Luis todo cuanto debiamos llevar al dia siguiente y nos marchamos ya que estaban ordenando a los demás, poniéndolos por cursos pues aunque el más numeroso era los de Ingreso y primero, tambien los habia de segundo, tercero y cuarto, porque habian algunos pudientes que ya habian iniciado sus estudios en Algeciras, otros en Campillo y otros en Ronda.

A los pocos dias éramos un número muy considerable de alumnos y Don Antonio Puchán no tardó en fijarse en mi afán por aprender y en los conocimientos que ya poseia, por lo que una tarde cuando yo estaba con mi pañete de aprendiz de zapatero trabajando en el taller de mi padre, se presentó Don Antonio con la excusa de que le pusiesen unas tapas en unos zapatos y comenzó a hablar con mi padre que aquel dia creció mas de ancho que de largo, cuando le dijo que era una lástima de que no estudiase el bachiller y que me pasaria directamente a hacer ingreso y primero. Como es lógico mi padre le preguntó sobre el tema económico porque en apariencias en mi casa se vivia bien pero en realidad no habia nunca un “puñetero” duro y le contestó que pagaría un poquito más que cultura general pero que si no podia pagar que no se preocupase por eso que yo no dejaria de estudiar, por lo que Sebastián Orellana me llamó y me dijo vas a estudiar pero también has de trabajar porque no puedo hacer muchas distinciones entre vosotros y para mi aquello lo cambió todo porque comencé a ver la vida de otra forma.

Nunca dejé de trabajar en mi casa y aquí no se podria explicar todas las cosas que habia que hacer y como consecuencia de ello los madrugones que me tenia que dar para saberme las lecciones ante aquel grupo de maestros que cada dia exigía más y más y si por casualidad veian en ti signos de debilidad en los estudios…. Le pasaban la nota a Don Antonio que sentado en uno de los pupitres estrechos de las últimas fila te llamaba y charlaba contigo un ratito….. hasta que salias convencido de que estabas perdiendo el tiempo y tus padres no lo merecian por el esfuerzo que realizaban para que pudieras estudiar, así que aquellas entrevistas periódicas me hicieron mucho bien y al dia siguiente “Jiménez” que así me conocian en la Academia, se bebia los libros aunque tuviese que levantarse a las tres de la mañana.

Como todo chaval que estudia, tuve mis momentos bajos, por ejemplo durante el tiempo de rodaje de Los Tres Etcéteras del Coronel, pues cada vez que podia me escaba a las “Azomaillas”, al “Hornillo”, A “Las Tenerias”, al Paseo, al Llano La Victoria y aquella camarilla de Juan A. Valle, Juan L. Rosado, Pepe Carrillo, Antoñín, Kiko y otros más, fueron en estas fechas los que nos quedábamos castigados hasta las 11 de la noche con Don Antonio que también se castigaba consciente o inconscientemente con nosotros, hasta que viendo que nuestra afición por el arte cinematográfico era desmedido, comenzó a hablarnos uno por uno y dejamos de ponernos de acuerdo para ver los rodajes y gracias a él, aquel bache no perjudicó los resultados en los exámenes de Junio.

Estudiando en la Academia Calasanz, viví una de las épocas mas bonitas de mi vida, no sin sacrificios claro está, pero estoy convencido que si este buen hombre no hubiese estado allí, quizás habria tirado la toalla en algunos momentos.

Fueron muchos los alumnos que estudiaron gracias al intervencionismo de Don Antonio para conseguir becas en el Ayuntamiento del pueblo y gracias también a la buena disponibilidad de este organismo hoy esos alumnos están bien colocados ó jubilados con bastante estabilidad.

Ninguna obra es todo lo perfecta que quisieramos pero Don Antonio sintió bastante y se lamentó de que algunos alumnos con predisposición al estudio no pudieran hacerlo y aunque tenia preparado el conseguirles una beca, éstos por circunstancias especiales de necesidad en sus casas al empezar el curso sus padres o abuelos se los llevaron a trabajar al campo, pero no fue todo lo que aprendieron perdido, porque hoy en dia están disfrutando de un buen trabajo en el consistorio jimenato y a punto de conseguir la jubilación.

La Academia Calasanz , sin lugar a dudas tenia siempre a los mejores profesores que llegaban al pueblo porque muchos de ellos venian como interinos y al año siguiente se tenian que marchar pero el Sr. Puchán sabia lo que se traia entre manos y aunque no recuerdo los nombres de todos……
José Luis Rodriguez Calle, José Romero González, Jesús Kitler,José Luis González , Alejandro Hernando, Chana Real Calvente, Máximo Tobias Martín, Francisco Manzano, Manuel Alegre, Mariano Foxela Aguilera y algunos otros que no recuerdo.

En los meses de verano no nos quedábamos desatendidos pues Don Antonio le cedia la Academia a D. Miguel Blanco Jiménez que con su bicicleta venia todos los días desde San Pablo( de donde era maestro) e impartia las clases de aquellas asignaturas que no habiamos aprobados en Junio y que , en mi caso, eran las que él, mejor dominaba como el latin, matemáticas ó fisica.
En la academia, todos los años a principio de curso los maestros conseguian del instituto de Algeciras la relación de todos los libros por asignaturas obligatorias en el Centro y ellos hacian el pedido que después recibiamos en Jimena y mientras se recibian los libros trabajábamos con apuntes y se hacian aquellos famosos horarios para la no coincidencia de unas clases con otras.

Cuando llegaba la hora de los exámenes, eran los profesores los que se encargaban de saber los dias y horas de estos y no os creais que todo era fácil porque se viajaba muy poquito y Algeciras nos sonaba a lejos y a dificultad a todo el pueblo pero allí estaba Don Antonio que con los demás se encargaba hasta de llevarnos y traernos en un taxi , acompañarnos al desayuno y al almuerzo y estar pendiente en el instituto de cualquier incidencia que pudiese surgir.

Ahora quizás todo lo que cuento no tenga importancia y suene normal pero para comprenderme hay que situarse en 1959 con una carretera que no eran carreteras, con unos trenes lentos ( El Corto, El Correo y la Cochinita), con pocos taxis y lo que es peor casi todas las familias “tiesas como una mojama” y en esa Academia Calasanz, se fraguó un cambio en la mentalidad de muchas personas y permitió a muchos padres ver a sus hijos libres del yugo del arado, del taburete de zapatero, de la barbería, de rozar montes y de otros oficios más que aún siendo los mas dignos del mundo también eran los mas duros que habia y los que menos bienestar les reportarían.

Ahora, en nombre de esos alumnos, muchos de ellos fuera del pueblo, se está intentando el reconocimiento a la labor de un hombre entregado que con su esfuerzo personal y con su Academia Calasanz bajo el brazo supo dar un paso importante en pro de la educación y la cultura en nuestro querido pueblo de Jimena de la Frontera.

Un abrazo. Currini

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vivo a 2000 kms de Jimena y con nostalgia recuerdo la época de la Academia Calasanz. Si le hacen un homenaje a Don Antonio ,estaré entre vosotros.
Maria