lunes, septiembre 07, 2009

JIMENA TUVO SU FÁBRICA DE CURTIDOS EN LA CALLE QUIRÓS.



fotos: Juan Manuel Contreras

LA TENERÍA DE LA CALLE QUIRÓS. JIMENA DE LA FRONTERA

Estas fotos tan ilustrativas que me envia hoy el corresponsal, tiene su carga de emotividad para mi, porque siendo yo aún un niño, a mi padre se le ocurrió la idea de comprar esa casa nº l7 de la calle Quirós para construir una Tenería o fábrica de curtidos.

En Jimena no se tenían antecedentes de este tipo de industria pero mi padre SEBASTIAN ORELLANA estaba obsesionado con la idea de tener su propia tenería y que en nuestra zapatería se hiciesen los zapatos con el material curtido por nosotros mismos.

Aquello realmente no era una casa, sino un gran “caserón” medio en ruinas que los Najarros tenían para encerrar animales y cuando éstos decidieron marcharse a Algeciras, mi padre se metió en tratos y lo consiguió, no se si a buen precio o malo.

Lo que si recuerdo es que por aquellos entonces teníamos mucha venta de calzado, pero el meternos en aquel lío, resulta que nunca había “una puñetera perra” en mi casa, por lo que seguíamos poniéndonos los calcetines “requetezurcidos”, remiendos por todas partes y parches en las “culeras” de los pantalones.

El “puchero” a diario y las “papas fritas con tomate” era nuestra forma de luchar por gastar poco y tratar de conseguir el dinero necesario para pagar a los albañiles y los materiales de construcción.

Entonces no recurríamos a los arquitectos pero teníamos al maestro Román que se pintaba sólo para todo lo que fuese manejar la pluma y guiado por mi padre aquel hombre hizo un plano de nuestra tenería que ya quisiesen muchos arquitectos hoy plasmar con tanta belleza y armonía lo que Sebastián Orellana deseaba tener.

El plano, partiendo desde la puerta de entrada por la calle Quirós, estaba dividido en dos grandes bloques uno a continuación del otro en planta baja. Al primero se accedía por la calle bajando por dos escalones y nada mas entrar en la parte izquierda se hizo una gran habitación para almacenar directamente apilado el “curtido” y el
“zumaque” metido en sacos. Al fondo teníamos una anchura enorme donde mi padre hizo instalar dos piedras de molino ( se las regaló Antonio Canas) y se construyó el molino para moler el curtido. Teníamos un burro que era el encargado de dar vueltas a la piedra que trituraba las cortezas hasta convertirlas en polvo fino que envasábamos en sacos.

En el segundo bloque de superficie primero se construyeron los “noques” bastante profundos para poder llenarlos de agua y diluir el curtido a la proporción requerida para el curado de las pieles. A continuación se hizo una sala de “descarnado” de los pellejos y limpieza de los pelos. Fuera teníamos un gran noque donde se echaban los pellejos de los animales con cal blanca diluida para ir curando en blanco la piel y poderla limpiar adecuadamente para pasarla a los noques de curtido.

Tanto al primer bloque de trabajo como al segundo, se le hicieron dos plantas que se accedía por una única escalera y en estos “soberaos” estaban las mesas y bancos de trabajo donde se daba la grasa a las pieles y se suavizaban con unas piezas de cristal con mangos de madera.

La finca en si, tenia un pequeño pozo y considerándolo mi padre insuficiente, se hizo en el patio central otro mucho más grande con anillos de bloques de boquetitos y tivimos una gran suerte porque aquel pozo no había nadie capaz de secarlo nunca ni en invierno ni en verano. En la época invernal el agua casi se salía por el brocal. Mi padre bastante adelantado en sus ideas, trajo de Algeciras un mecánico electricista que le instaló un motorcito que subía el agua por un tubo de plomo hasta un enorme depósito de Uralita instalado en lo alto de un muro encima del pozo viejo.

Los mejores albañiles del pueblo se encargaron de la construcción de nuestra tenería que fueron Sebastián Y Fermín León ( Los Canarios) con Frasquito Herrera de peón. Angelito Oncala con el burro nuestro estuvo varios meses acarreando el arena que la traía de la Tosca ( antes se iba uno al rió con el burro y se traía la arena , solamente que cuando te pillaban los consumistas te hacían pagar un recibito de arbitrio municipal).

En el patio se construyeron dos habitaciones más una para almacenar la cera de abejas y en la otra instalamos nuestra prensa de “sacar cera” virgen, menester que hacíamos nosotros. Aquello consistía en que comprábamos las pelotas de cera de abejas y después de migarlas las echábamos en una caldera de agua hirviendo, a continuación con un gran cazo se echaba todo ardiendo sobre capachos que se colocaban en la prensa y después salía el agua y la cera por unos canalillos que recogíamos en una gran tinaja donde separábamos el agua de la cera y conseguíamos aquellos panes enormes de cera virgen que vendíamos al por mayor a Madrid o y a Andujar. Otra industria extraña propulsada por mi padre que lo había visto hacer en uno de sus viajes.

Siempre en casa habíamos tenido deseos de contar con un huerto y mi padre un día se fue al Ayuntamiento y tras hablar con Don Bernardo Periñán, vino muy contento porque este le dijo que podía hacerlo pero sin llegar al arroyo. Fue Gabriel Meléndez el padre de mi amigo Gabrielito El Gorri el que nos lo hizo con piedra seca y así conseguíamos nuestras cosechas de patatas, lechugas, cebollas, ajos y un sin fin de cosas más.

El primero que trabajaba en el arte de curtir las pieles fue Manolo Heredia, un tío con muchísima sangre que sabia hacer de todo, en sus menesteres le ayudaba mi hermano José que fue aprendiendo el oficio y los más pequeños ayudábamos en lo que podíamos como por ejemplo “moler el curtido”, llevarles el café mañana y tarde, trabajar en el huerto y todo lo que se les ocurría mandarnos.

Las pieles de los animales las compraba mi padre en Algeciras a Don José Valdés y a Lara que se dedicaban a conseguirlas de los mataderos municipales. En Jimena había bastantes gitanos que tambien nos las traian de las vacas y caballos que se morían, no puedo olvidar a estas personas como era “ Perico El Largo” y sus dos hijos, además de “Los Pipa” que eran unos gitanos muy gordos que vivian en la calle Llanete ,familia del fallecido Luis El Veneno, que entre otras cosas tambien vendian telas por la calle y por el campo hasta que se marcharon todos a Chiclana.

Mi padre hizo poner un gran letrero de azulejos en la puerta de la calle…”FÁBRICA DE CURTIDOS NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA” y una virgen pintada en unos azulejos. ¡ Cuanto disfrutamos mientras los albañiles ponian el letrero!.

Mi padre no se amedrentaba por nada en absoluto y queria implantar las nuevas técnicas de curtidos que ya habia en Ronda, así que se marchó a a esa ciudad y vino acompañado de un curtidor, por cierto una gran persona, Manuel Rojas Cañestro que se alojaba en una habitación que alquilaba Manuel Vargas encima del Bar y comia con nosotros en mi casa. Cada 15 dias este hombre iba a Ronda a ver a Dolores Valdenebro, su esposa y su hija Ana Maria y siempre cuando volvía me traía un enorme paquete de caramelos.

Las cosas de la Tenería iban francamente bien hasta que Manuel Rojas sufrió una picadura de mosca de “Lobao” y mi padre como tenía seguro lo ingresó en Algeciras en La Cruz Roja hasta que el hombre se puso bien pero el seguro no pagó y aquello fue nuestra ruina.

En Jimena vino la moda de las granjas y todos los soberaos del pueblo se transformaron en granjas de gallinas ponedoras.Mi padre vendió la casita de enfrente donde vivian Manolo y Dolores e hizo reformas en la teneria transformandolo todo para que pudiesen vivir allí y al mismo tiempo cuidar las gallinas.

De Jimena salian todos los dias numerosas furgonetas cargadas de huevos hasta que entró una terrible enfermedad que no dejó ni una puñetera gallina viva en el pueblo y otra vez a tener la cabeza caliente devolviendo letras por todas partes. Menos mal que manolo Castilla puso una granja en el Molino de Corbacho y se llevó a Manolo y Dolores con su hija y su hijo Manolito que habia nacido en Jimena.

Cuando mis padres se fueron a Algeciras vendieron aquella preciosa casa de la calle Quirós por dos perras gordas y hoy en dia creo que hay algo donde dan masajes o cosa así.

Las fostos me han recordado mas cosas de la cuenta y seguro que os he aburrido a muchos y otros habreis dejado la lectura de mi rollo que en conclusión no es otra cosa que decir que JIMENA tambien tuvo su fábrica de curtidos en la calle Quirós que como otras industrias fracasaron con el tiempo y permanece en el olvido.
Un abrazo.

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