viernes, septiembre 25, 2009

LA AMISTAD, A VECES "NACE "Y A VECES SE "HACE".


LA AMISTAD.

El sólo hecho de nacer en un lugar determinado te vincula a personas del entorno, que vas conociendo poco a poco, midiendo sus inclinaciones, sus comportamientos, sus actitudes, sus aptitudes, hasta que por fin los colocas en el pedestal adecuado, conforme a los valores que consideras para ti más importantes.

Esta tesitura de clasificación nos permite saber con certeza quienes de verdad pueden ser nuestros amigos y quienes son verdaderas estatuas a las que es mejor mirar de “soslayo” sin prestarle atención alguna porque en realidad tienen el derecho de ser tratados como personas, pero sus propios comportamientos les arrebatan el derecho que por “natura” tienen a ser distinguidos con el lema de la amistad.

La amistad a veces “nace” y a veces “ se hace”. Llamo a la amistad que “nace” cuando ni siquiera podemos establecer y recordar el punto de arranque de las relaciones amigables y, la cercanía del nacimiento y la convivencia constante, hace que dos o más personas se entrelacen en formas de ser y razonamientos sobre la vida.

Este “acercamiento” prematuro, constante y permanente nos hace sentir que las personas del entorno son una misma prolongación de nuestro pensar y forma de actuar. El tiempo y la distancia, en ningún momento deben influir en absoluto para cambiar lo que se siente y el respeto hacia los que siempre han pensado ó sentido como nosotros mismos.

El amigo de la infancia permanecerá para la eternidad siendo fiel al recuerdo de lo que aquella amistad supuso y en ningún caso puede dudar del comportamiento de otro ser que ha nacido cerca y que ha compartido los mismos principios y fundamentos vitales de la existencia.

No estoy poniendo etiquetas a este reflexionar mío, ni mucho menos, más bien trato de generalizar sobre lo que pienso, con la certeza de que las opiniones de muchos serán contradictorias y que yo respeto sinceramente ya que los mecanismos de análisis con los que hemos sido dotados no son todos iguales.

En definitiva quiero decir que la amistad que “nace” permanece siempre igual, respetando, comprendiendo y aceptando los posibles cambios naturales de comportamientos que la vida ofrece a las personas sin condenar al amigo por nuevas tesituras que aparentemente suelen aparecer sin fundamento real.

La amistad que se “hace” puede llegar a ser tan válida como la anterior, pero precisa del ingrediente necesario que la convierta en estable y permanente. Yo diría que ese ingrediente es el “tiempo” que nos hace comprender, pensar, meditar, calibrar, poner a pruebas y recapacitar, hasta que cual fruta que en un tiempo estuvo verde, se convierte en algo maduro cargado de todos los ingredientes necesarios para la permanencia en no perecedera.

Las amistades verdaderas, nunca se van al “traste” a si como a sí, porque los amigos tienen confianza, participan de sentimientos sinceros y son fuentes de respetos mutuos que permiten sentirnos satisfechos y placenteros con el intercambio de ideas y pensamientos.

Para tener amigos pienso que hay que ser desprendidos y con manos llenas ir sembrando cariño, sinceridad, buenos comportamientos, respeto y comprensión. Si lo haces bien recibirás el mismo trato y la balanza quedará estable para siempre sin sacudidas de ningún tipo.

¿Habrá cosa más hermosa que charlar con un amigo/a y disfrutar de un café o de un buen vaso de agua…?. Cuando el tiempo siempre se te hace corto con los amigos, es porque aquello merece la pena y, ese “merecer”, te hace recordarlo una y otra vez para disfrute de ti mismo, porque el sentido de la amistad sincera te permite vivir mucho mejor siempre.

Siempre se dijo que las personas que tienen amigos de verdad, conservan un verdadero tesoro a su alrededor, porque la amistad es entrega desinteresada y al mismo tiempo representa un bastón donde, en circunstancias difíciles, nos podemos apoyar con la seguridad de que te soportará firme y estable.

Esta reflexión podría alargarse pero es hora de terminarla para que cada uno saque sus propias conclusiones y al mismo tiempo mi deseo es que haya servido para pensar que el tener amigos de los verdad siempre es conveniente y necesario, aunque muchas veces tengas que perdonar y ser perdonado.

Un abrazo.

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