martes, noviembre 20, 2007

AQUELLOS INVIERNOS DE MI INFANCIA......

A mediados de Septiembre, caían las primeras aguas y ese olorcillo a tierrra mojada, me hacía tirarle a mi padre del pañete blanco, que siempre llevaba puesto y, pedirle con insistencia que me tenían que hacer las botas para no mojarme los pies con la lluvia y poderme quitar ya aquellas sandalias destrozadas por el intenso uso en el verano.

Sólo tardaba unos días en que yo tuviese mis botas nuevas y al igual que yo lo hacían los demás chavales, porque entonces no teníamos en casa esas zapateras repletas de zapatos, como sucede ahora ya que por el contrario sólo había unas sandalias que se tiraban cuando acababa el verano y unas botas que también iban a la basura cuando acaba el invierno y para los domingos y festivos…aquellos zapatitos que siempre nos los compraban grandes para que durasen siquiera un par de añitos..

Centrándonos en lo que era la estación invernal, recuerdo que cuando llovía, lo hacía con dos pares de cojones( perdonarme pero esto de la sequia nos lleva al desastre) porque había algunos años que se tiraba dos meses lloviendo sin parar lo que se traducía también en un desastre para la gente del campo y para los del pueblo porque no se vendía nada de nada pero después ibas a los cortijos y veías todas las paredes llenas de “tonizas” y “empleitas” ya que en el campo era lo único que podían hacer mientras llovía pero había otra cosa mejor y es que los “manchones” aparecian repletos de “yerba” donde el ganado se ponía gordo y compensaba las pérdidas habidas por otra parte y además lo que se resembraba tenía el éxito asegurado de buena cosecha.

Nuestros inviernos eran muy crudos yo puedo dar testimonio de ello porque acusaba mucho el frio sobre todo en mis manos, pies y orejas donde aparecian los sabañones que me producian un picor insoportable y hasta se reventaban, pero no creais que por ello íbamos al médico, que no lo haciamos ninguno y nos curábamos sólos.

Hoy han caido las primeras lluvias y lo han hecho de una forma tan rápida y brutal que los informativos no paran de dar partes de inundaciones y las imágenes que presentan son para no mirarlas pues la pobre gente se queda sin muebles y otros hasta sin casa, como ha ocurrido con lo del tornado y demos gracias a Dios para que no aparezcan otras cosas peores.

Las intensas lluvias de entonces y las heladas producian mucho daño pero no era de una forma generalizada, ya que siempre decían bueno… pero ha venido bien para tal o cual cosa y la verdad es que los rios llevaban siempre fuertes corrientes de agua y los molinos funcionaban durante todo el año para moler el trigo que tan buena harina daba y que tan buen pan se hacía.

El invierno era bastante penoso porque sentiamos frio y nos mojábamos porque la ropa de que disponiamos no era la adecuada por falta de medios económicos, pero estábamos acostumbrados y éramos felices con aquellos trapajos heredados de unos para otros y nos arrimábamos a quellas “copas” de picón cubiertas de ceniza, que se removía constantemente con la “paleta” de metal.

Aquellos inviernos que pasábamos sentados todos juntitos alrededor de la mesa “estufa” jugando con mis padres, hermanos y abuela a la “Brisca” ó a la “Loteria”, eso no se puede olvidar jamás y aquellos garbanzos tostados en la sartén ó las bellotas encinas que nos regalaban los del monte, eso ya es historia como historias bonitas eran las que se nos contaban y leiamos en aquellos libros “manuscritos”,( mientras alguno levantaba el paño y removia el picón para avivar el fuego) que desde hace años no veo por ningún sitio.

Las malas noticias del pueblo, las sufriamos todo el pueblo y las relativas al invierno, casi siempre eran las mismas……. ¡ Estamos sin luz, `porque un pajarraco ha hecho un corte con las alas y se han roto los cables! ¡ Se ha caido un poste y ha electrocutado a una burra que había en Las Catarigüelas” y lo de la luz no eran problemas mayores porque en todas las casas había “quinquel”, “velas” y “ Palmatorias” y con aquellos artilugios seguiamos jugando a la loteria o a lo que fuese y yo hacía mis deberes de la clase particular como si tal cosa.

Otro aliciente para nosotros eran aquellas “regueras” que corrían por el centro de las calles y que nosotros nos encargábamos de entaponar con piedras, trapos, barro y todo lo que pillábamos hasta que formábamos un gran embalse que soltábamos de golpe, mientras gritábamos de alegria y corriamos de aquellos municipales tan duros que teníamos en Jimena y que a la hora de dar gomazos no se andaban con contemplaciones. Estoy seguro que muchos son los que se acuerdan de Vargas, Antonio,Rondón, Oncala y del Cabo de la Estación.

No teníamos televisión y la radio creiamos en el pueblo que la habían inventado sólo para dos cosas, la primera para oir cantar a “Antonio Molina” y la segunda para escuchar por las noches “ La Pirinaica”, aunque yo se que tambien estaba el Parte Nacional y el “Angelus” a las doce del medio día. Quizás esto ayudaba a no ser conocedor de tanta desgracia como ocasionan en el mundo las lluvias y los huracanes y viviamos más pendientes de lo más cercano a nosotros mismos.

Esperemos que no se les olviden a nuestros niños de hoy las canciones antiguas sobre la lluvia y esperemos que llueva suficiente y con moderación como para ver nuestros campos verdes y nuestros embalses a rebosar y que la climatología sea al menos como la que vivimos los de mi generación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y dicen algunos que lo del cambio climatico es mentira, que se lo digan a los que se les llevo la casa los tornados en sevilla.Perocuando se han visto tornados en Sevilla y cordoba?Uno de SAN PABLO

Belén Jiménez dijo...

Yo también hecho de menos el disfrute del hogar, de lo cercano y de la familia...y me deleito con los recuerdos...

Un besito,