viernes, noviembre 23, 2007

LAS FLORES DE MI JARDIN

Hace 50 años, en mi casa de Jimena de la Frontera, no teníamos jardín y tampoco creo que que hubiese quien lo tuviera, pero jardineras de cemento si que había y macetas en todas las casas . Por muy humilde que fuese una familia, siempre tenía en el patio o en la puerta esas latas amarradas con alambre y colgadas en un clavo de la pared de donde salian aquellas plantas tan bonitas y el olor que desprendian tan estupendo.

Hoy en día la aspiración de todo el mundo, es poder tener una casita con un poquito de jardín, pues parece que si tienes el jardín ya has cambiado tu estatus social y como… que te sientes mejor. Los constructores de viviendas, que de tonto no tienen un pelo, han jugado desde hace tiempo con esta sensibilidad nuestra y lanzaron unos modelos de viviendas adosadas en cuyos dormitorios sólo cabe una mesilla de noche, en el cuarto de baño tienes que entrar medio de lado, en la cocina sólo cabe el que está guisando, pero…eso si….tenemos un jardincito y el arriatito alrededor, que tienes que eliminar y techar en cuanto te das cuenta que necesitas ampliar el saloncito ó la cocina porque además todo lo que hoy se siembra se llena de pulgones raros y enfermedades nuevas que no te dejan ver ni una sola flor decente.

Cuando yo era pequeño, mi madre y mis hermanas con las latas grandes que nos encontrábamos en los barrancos, las llenaban de tierra mezclada con estiércol y metian dentro aquellas “pescaeras”, “esparragueras”, “pelistras”, “ no me dejes sola”, “margaritas”,”rosales”,”claveles”, “clavellinas” y otras que no me se los nombres, pero que se ponían preciosas y después se trasplantaban a macetas o se quedaban para siempre en las latas. De lo que si estoy seguro es de que no existian tantas enfermedades ni tanto bicho raro que se tragan las hojas de nuestras plantas en un santiamén.

Lo de los jardines, se fue poniendo de moda y ya no hay un pueblo o ciudad que no los tenga porque con tanta vivienda nos asfixiamos y precisamos de espacios naturales que nos aporten oxígeno y belleza natural, pero aquí tengo que decir algo y es que sin quererlo hemos transformado nuestro propio habitat en lo que a plantas se refiere, pues siempre cuando saliamos a un espacio abierto fuera de la ciudad contemplábamos los eucaliptos, las mimosas, los tarajes, los biznagos, los cardos borriqueros, las mascarrabias , los peos de zorra, las margaritas, las malvas, los granados, los limoneros, los naranjos, los campanos, las chumberas, las higueras etc. etc. etc. Ahora salimos fuera o en cualquier parque y vemos…. Palmeras, plataneras, yucas, cactus y un montón de plantas tropicales que nos han importado con el turismo , lo mismo que esas bandadas de loros verdes y azules que pueblan nuestra Andalucía, que se lo comen todo y parece que estamos en el Caribe en lugar de nuestra propia tierra natal.

Las flores de mi jardín…….. son las que crecían en el patio de mi casa y que mi madre regaba siempre con aquel tiesto de lata…..,. y que yo guardo en mi corazón repletas de belleza y todos los días toco y huelo los pétalos de aquellos geranios, claveles y rosas, impregnados de la fragancia del jazmín que en un simple tiesto de lata colocado sobre el rincón del patio nos transportaba a otra esfera celestial de frescura y olor natural.

Un fuerte abrazo.

1 comentario:

Belén Jiménez dijo...

Hola papá,

en mi terraza lo que mejor nos va son las gitanillas, que están conmigo desde hace 6 años en una maceta de plástico y que ni con los calores de Sevilla consiguen aburrir su derroche de color y alegría...

Un besito,