Una mañana, sobre las once, aparece en la Zapatería de Orellana aquella mujer tan emblemática en Jimena por su especial forma de hablar pues dejaba de caer las palabras a golpes de sílabas y aunque su marido Duarte trabajaba el hombre con un borrico que tenía, la pobre mujer tenía que hacer juegos malabares para sacar su casa adelante en aquellos tiempos tan malos.
Llega a la tienda y dice…. Bu e nos di as Se bas tian y en su forma continua… quiero unas alpargatas de goma y tela para mi Rosarito y después de un buen rato tocándolo todo, le dice a Sebastián… mira que me las voy a llevar y después vengo y te las pago si les están bien.
Como el perro escardado del agua caliente huye, Orellana le contesta……Mira Juana te voy a poner en la caja una alpargata, que se la pruebe Rosarito y después si le está bien, te llevas la otra y me la pagas y así se hizo y Juana se marchó.
Al rato, viene Pepín el de Jacinta que tenia la tienda frente a la de Sebastian Orellana y le comenta.. ¿ quieres creer que me ha querido engañar Juana?... menos mal que me he dado cuenta y le he dado solo una alpargata.
Mi padre..empezó a sonreir y le dice.. Pepe ¿ Cual le has dado la izquierda o la derecha…? A lo que contesta Pepín.. le he dejado la izquierda… Pues tráetela pacá , las juntamos e intentamos de venderlas y partimos el dinero, porque yo le dí la del pie derecho y nos ha “timao” a los dos.
Cosas como estas pasaban en nuestro Jimena casi todos los días y a pesar de todo nos reiamos de lo lindo.
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