martes, agosto 14, 2007

FIEBRE TAURINA EN JIMENA DE LA FRONTERA

Nuestro pueblo, por suerte o por desgracia, no ha tenido nunca en su término fincas de ganado bravo y dadas estas circunstancias, la probabilidad de existencia de toreros de renombre, es casi nula. Pero no por ello JIMENA dejó de sentir en las entrañas de algunos de sus vecinos ese fuerte deseo de querer ser figura del toreo y soñar con las mieles del triunfo, cortando orejas y rabos por todos los rincones del mundo.

Atrás había quedado el triste y desgraciado recuerdo de aquel 18 de Agosto de 1961, cuando aparecieron unos chavales en nuestro pueblo, en los que había despertado esa incontenible fiebre taurina que les hizo escribir cartas a toreros importantes como El Cordobés, Diego Puertas, Paco Camino, El Viti y otros tantos famosos de aquella época, cuyos nombres iban acompañados de leyendas y fantasías. El resultado de estas cartas, no se hicieron esperar y es que nuestros chavales empezaron a recibir capotes viejos, muletas, monteras y algunos hasta trajes( bastantes estropeados, pero trajes..). La verdad no se como pero poco a poco aparecían vestidos con pantalones a rayas muy estrechos por encima de la cintura, sujetados por tirantes grises, camisa blanca, botas camperas y gorra a cuadritos o rayas. En los bares, se formaban rebujones de gente alrededor de unas mesas y cuando metías la cabeza para ver que sucedía te encontrabas con uno de estos torerillos enseñando con orgullo todo lo que contenía su petate de torero como el estoque, muleta y capote y casi siempre tomando este último entre sus manos daban unos lances y verónicas perfectas delante de un toro inexistente y que a pesar de todo aplaudiamos con fuerza porque la fiebre taurina nos la estaban transmitiendo poco a poco a todos.

Estos recuerdos taurinos mios, se centran aproximadamente sobre 1966,y aquellos primeros aficionados nuestros al arte de Cúchare, abandonaron muchas veces el pueblo y recorrieron nuestra geografía como maletillas cargados de valor y fantasía, no siendo pocos los tentaderos y plazas pequeñitas que frecuentaron en busca del soñado éxito, sufriendo grandes revolcones y desencantos.

El primero de todos fue nuestro querido Luis Castilla- El Torta, que era un chaval alto y delgado, de carácter muy alegre y simpático que desde muy tierna edad ya trabajaba en el campo, guardando ganado y después en el pueblo donde había trabajo allí estaba Luis, hasta que le llegó la fiebre del toreo y se ausentaba de Jimena para regresar contando sus avances taurinos y los pueblecitos donde había toreado en aquellas plazas que se improvisaban formando un círculo con las carretas y que tan bonitas resultaban. Luis, llegó a tener su carnet de novillero, expedido por el organismo competente de aquellas fechas “ Sindicato Nacional de Actividades Diversas” al igual que también lo tenía nuestro segundo Torerillo, Salvador Sarrias- Charquito, que su nombre artístico era “ El Baquilleríto de Jimena”. Este chaval vivía en la calle Ceniza, justo detrás del Cuartel de la Guardia Civil y también corrió la ceca y la meca de maletilla por media España, toreando en tientas y placillas de poca monta, hasta que se marchó definitivamente del pueblo para no volver y desconozco cual fue su rumbo final.

Otro que también estuvo metido en este mundo del arte taurino y que ya ha fallecido fue mi amigo de la infancia Miguel Navarro Gutiérrez gran aficionado al toreo con bastante conocimiento de las reses por su crianza en el campo. Cuando sus padres llevaban la granja en el Molino de Corbacho, fue cuando comenzó sus excursiones toreras y se apodaba “ El Niño de la Granja” y le solian acompañar ( no sé si como toreros o aficionados) dos muy conocidos mios, uno era Tobi Caín y el otro Agustín Benítez(Caldera). Este último fue compañero mio en la escuela de D. Bernardo y hace unos días le saludé en la vereda de la Coscoja porque me dio mucha alegria ya que Agustín es una gran persona al igual que su hermano Paco a los que tengo en mucho aprecio.

Por aquellos entonces, ya me tomaba yo mis tintitos con casera y para hacerlo subía casi todas las tardes a lo alto de la calle “El Sol” concretamente a la tienda de Carmen Benítez (tía de Juan M. Contreras). Me acompañaban Victoriano Sánchez Beffa y Alfonso Reinaldo y entre tinto y tinto charlábamos de nuestra afición a los toros y hasta una noche me llevé sobre, papel y pluma saliendo de allí una carta dirigida a Don José Furet que tenía reses bravas creo que en una finca de Alcalá que se llamaba “Arnao” para que nos permitiese torear en su plaza de tientas pero aunque puse mis cinco sentidos en escribir bien aquella carta, no recibimos contestación alguna, lo que hizo que nuestra afición se fuese enfriando poco a poco, no sin antes tratar de torear unas vacas en el Carrizo sin resultados positivos algunos porque las pobrecitas vacas cansadas de arar, nos miraban con carita de pena y se daban la vuelta ante nuestros intentos de que entraran al trapo.

Para constancia de unos y para indiferencia de otros, estos son los antecedentes taurinos que yo recuerdo en nuestro querido pueblo de Jimena de la frontera y que sin duda alguna compartirán conmigo todos los de mi edad que como yo vivimos aquellos tiempos no tan lejanos.

No hay comentarios: