viernes, agosto 31, 2007

MI VIEJO MORRAL CARGADO DE RECUERDOS

EL LIBRO DE LA VIDA

Con mi entrañable y viejo morral, repleto hasta la boca de preciosos recuerdos, he decidido que voy a caminar cada día por una calle distinta de nuestro querido pueblo de Jimena de la Frontera, y llevo dentro de mi interior, la certeza y la constancia de que de cada rincón de sus preciosas calles podrán salir a la luz poco a poco aquellas formas de vivir y de consumir existencia, que dieron configuración real al periodo más importante de mi vida en el pueblo.

Un poco cansado me voy a sentar en el marchapié de lozas de piedra resplandecientes , apoyando mi espalda en la pared junto a la reja de hierro repujado con caracolillos y barrotes fuertes que a duras penas dejaban ver lo que había en su interior como si tratase de ocultar y proteger la existencia y el vivir de algunos, lo que para muchos hizo no prestar atención de cómo vivían esas personas y sin darse cuenta fueron seres que sin ser malos, algunos, abandonaron la existencia terrenal con las cuentas repletas de dinero para disfrute de sus hijos o de sus nietos.

En este morral mio jamás faltó un trozo de pan duro y una esquina de queso, mugrientos por el paso del tiempo, pero fueron el legado de mis padres junto con este libro viejo cuajado de enseñanzas y de respeto para los demás y que ahora tengo entre mis manos con lágrimas en mis ojos porque escucho la voz de mi padre que llevándome agarrado de su mano me decía……..Currito hijo mío……vamos por esta calle José Antonio, que siempre fue calle Sevilla, fíjate disimuladamente en esas rejas tan bonitas por fuera, pero todos ignoran o saben muy poquito de cómo se vive por dentro, pero por suerte o por desgracia conozco las vidas de todos y la mayoría no son malos como creen la gente del pueblo, lo que ocurre es que el dinero hace a las personas distintas y se distinguen de los demás porque sus existencias están encadenadas al maldito dinero y sólo viven para preservarlo, ajenos a la mendicidad y necesidades de los pobrecitos que no tienen nada que comer, por eso tienes que huir siempre de esa forma de vida y lo que ganes con tu trabajo gástatelo y comparte lo que puedas con los que lo necesiten de verdad.

Por cada reja que pasábamos, mi padre apretaba su mano contra la mía y decía ….Los Rius…,Los Piñoneros…,Los Costellas,,,Los Raimos,,,,Los Medianos…, Los Durones…Los Ferreros…., pero yo no entendía realmente lo que queria decirme hasta que lo he leido en el libro de la vida que me entregó cuando tristemente se marchó para siempre.

Todos estos matrimonios pertenecientes a la generación de mis padres, vivian su aparante grandeza dentro de sus grandes casas, con enormes portones de picaportes dorados, amplios sajuanes alcanforados, salones de mimbre adornados de macetones y grandes-preciosas rejas ( que hoy se ven en chalet modernos procedentes de anticuarios y chatarrerías).

Todos eran generacionalmente ricos por herencia (propietarios de fincas de montes y campiña), el listón de la cultura en aquel tiempo era para todos el mismo( con dificultad las 4 reglas, leer regular y escribir para defenderse) lo que no permitia a nadie tener profundos ideales políticos pero se aferraban al lado de los poderosos dictatoriales para proteger sus propiedades y su ambición ilimitada de almacenar billetes.

En estas casas siempre hubo criadas y niñeras que pagaban por dos perras y media, pero sus padres tenían que estar agradecidos de que les diesen trabajo porque eran una boca menos que alimentar en casa y el mísero sueldo se precisaba para poder tirar adelante.

Los hijos de esta generación de presos detrás de esas enormes rejas, los que salieron inteligentes, pudieron cursar estudios fuera de Jimena con la supervisión de gastos de sus progenitores y los que no quisieron estudiar, se quedaron en el pueblo para montar bonitos caballos, conducir tractores y reirse del amor y de la vida de aquellos que por necesidad seguían precisando de sus migajas para poder existir.

Tuvieron la desgracia de que el amor verdadero no podia sembrar sus entrañas, como consecuencia de que no se mezclaban ni llegaban a comprender a gitanos, morrongos, parruzos y demás gente humilde y sencilla que en realidad eran la esencia y la base del progreso futuro de nuestro querido Jimena. Esta peculiar forma de proceder les hacía mezclarse solamente con los del mismo nivel económico y de ahí resultaban unos matrimonios cuyo único objetivo era el de unir propiedades y prolongar ese tipo de existencia pensando solamente en atesorar billetes que no gastaban ni en médicos.

El Libro de la Vida que me legaron mis padres, decía que ellos no tenían la culpa de haber nacido así y que como eran minorías en el pueblo, poco a poco se irian desengañando y dándose cuenta de que vivían equivocados y que el dinero no hace la completa felicidad.

La realidad que se va fraguando día a día confirma lo que dije anteriormente de que las clases humildes son la base del progreso y son numerosos los chavales que a fuerza de sacrificios de sus padres y de ellos mismos lograron estudiar con grandes dificultades y aunque les costase abandonar nuestro pueblo, se forjaron su propio porvenir para vivir dignamente como todos merecemos, sin necesidad de estar protegidos detrás de esas forjadas rejas, como guardianes de arcas repletas de dinero que no hacen la felicidad.

Sin querer, se me ha hecho largo el caminar en mis pensamientos, por este trozo de calle con grandes portones y esbeltas rejas por lo que es hora de recoger mis hojas desordenadas del libro de la vida, meter el mendrugo de pan y el trozo de queso en el morral para poder continuar otro dia mi relato, pero no antes de deciros que mi único deseo ha sido el de reflexionar y acercaros un poco a comprender las distintas formas de vida que aglutinan la ideología y verdadera forma de existencia de un buen pueblo como es Jimena de la Frontera.

1 comentario:

Belén Jiménez dijo...

Una reflexión muy bonita papá, los humanos necesitamos el calor de los nuestros y retos ilusionantes para ser felices, supongo que a veces el dinero te aparta de los nuestros (amigos, vecinos, familia etc.) y te hace creer que no necesitas nada más para vivir. Y vivir sin ilusión es "difícil"

Un besito papá