Con un profundo respeto a la memoria de Sebastián Zarza y de Práxedes, siento la necesidad de esforzarme en mis recuerdos y contar lo que yo he vivido, mientras jugaba en las calles de Jimena, referente a las motos, los coches y camiones.
Aunque parezca un poco extraño tengo que comenzar por aquellas “reatas” de mulos cargados de carbón y aquellos curtidos hombres con sus boinas unos y sus gorras otros, su piel tostada por el Sol, faja negra y sus varas de adelfas en la cintura, que todas las tardes subían por la vereda existente entre el Paseo Cristina y Las Pozas y que aquel chiquillo que jugaba y correteaba incansable por aquel lugar, se paraba y se quedaba extasiado contemplando la fortaleza de personas como Sánchez ( Ciruela), el marido de Joaquina, José Hormigo, Parrón, Los Báez y otros que no recuerdo sus nombres.
Poco a poco, me fui dando cuenta que cada vez eran menos los arrieros que pasaban cargados de carbón o con sus mulos sin carga de regreso a sus casas y lo fui comprendiendo , cuando comencé a ver a aquellos rudos hombres con la tristeza en sus caras y medianamente arreglados deambulando por las calles de nuestra ciudad.
Mi padre, que ante mi insistencia. me lo explicaba todo, me dijo que esos hombres tenian casi todos edad para descansar del trabajo y el problema está en que Luis Cano ( Vivía en la calle Santa Ana al que yo quería muchísimo), ha vendido todos los mulos y ha comprado un camión para hacer los portes de carbón y corcho y Andrés Gutiérrez ha hecho lo mismo y por eso esta buena gente no pueden trabajar, pero no te preocupes que todo el mundo se soluciona sus problemas y así tuvo que ser.
La verdad es que no había vehículos que pudiesen circular por la mayoria de nuestras calles y por eso recuerdo a Agustín el portero del cine que durante el día repartia las gaseosas de “ Ramito” en un carro tirado por un burro o a Moya, Manolito El Molinero y Valdivia con sus burros cargados de paquetes desde la Estación hasta Jimena y haciendo el reparto por las calles. También el pescado, la cal, y la fruta se vendia por las calles siempre con burros cargados, lo que reafirma lo que estoy contando.
El primer camión que vieron mis ojos en Jimena de la Frontera fue el de Luis Cano que vivía en la Calle Santa Ana (aprox 1952) y estaba casado con una hermana de Mercedes Saavedra la de la tienda, teniendo gran amistad con mis padres.
Yo nunca he entendido de marcas de vehículos de ningún tipo `pero si os diré que la cabina era altísima de color verde y el motor estaba delante de la cabina y el capó eran unas chapas con unas aberturas y que se plegaban unas sobre otras dejando al descubierto completamente todo el motor que remataba por delante en unos parachoques y unos faros enormes. Por aquellas ranuras echaba muchísimo vapor y hacía mucho ruido que a mi particularmente me encantaba y no me explicaba porque no se rompía aquel botijo grande que colgaba por la parte de abajo del remolque metido en una especie de capacha hecha de empleita y que tan sucio estaba por el polvo de las veredas y malas carretera que entonces había.
Aquel camión de Luis Cano, creo recordar que lo conducía un hombre grueso con una gorra y me parece que se llamaba Miguel Ruiz y aunque puedo equivocarme yo diria que era el padre de Luis Ruiz ( que llegó a ser concejal de nuestro Ayuntamiento, de profesión carpintero y que casó con una hija de Lobillo capador oficial en Jimena). Este hombre después adquirió un taxi que el mismo conducía durante muchos años hasta que falleció de un infarto sufrido en el mismo taxi en la puerta del Ayuntamiento un día de elecciones.
A veces no puedo evitar el explicar estas cosas tan relacionadas las unas con las otras pero es que yo conocía prácticamente el pueblo entero y estos sucesos me afectaban bastante.
Como es lógico, aquel camión de Luis Cano, seguro que no fue ni muchísimo menos el primero del pueblo y antes que éste ya los había, pero yo cuento las cosas tal como las sentí en su momento y me veo con cara de niño contemplando cada vez que arrancaban el camión con aquella manivela tan grande y la cantidad de veces que tenían que intentarlo hasta conseguir que el enorme trasto comenzase a rugir con fuerza y vibrar por todas partes. La base del remolque era de madera y los laterales de hierro abatibles.
Quisiera que vieseis lo limpio y bonito que ponian aquel camión cuando llegaba el mes de Mayo y se celebraba la fiesta de la Cruz en La Almoraima, despojado de la tizne del carbón y adornado con matas de biznagos y palmeras. Allí nos metiamos apretujados un montón de familias completas del Barrio Arriba y pasábamos todo el día en aquella especie de romeria tan preciosa y por la tarde nos veniamos todos otra vez en el camión de Luis Cano. Esto mismo se hacía en la festividad de la Virgen del Carmen pero al Corchado, que tambien era un lugar estupendo con su puente colgante sobre el rio. Un año que nosotros no pudimos ir a la Fiesta de La cruz ocurrió que el camión volcó con todas las personas dentro pero decían que el Cristo de Medinaceli había echado una mano porque no hubo heridos graves.
Dejemos pues los camiones, que empezaron a venir todos los días cargados de trigo a “El Pósito”, como eran tan lentos, nosotros nos colgábamos de su remolque y nos paseabamos hasta que allí se encargaban de los sacos con sus enormes espaldas Lorenzo Notario, Diego Moreno y algunos más.
No quiero dejarme en el tintero e incluirlos como vehiculos de tracción a los “mosquitos” que eran simples bicicletas con un motorcito pequeño acoplado unas veces en el cuadro de delante o en el porta-equipo de detrás y realmente aquello sonaba como un verdadero mosquito y ahorraba de pedalear en las cuestas pero tuvieron que tener algún defecto porque duraron muy poco tiempo y desaparecieron sin más.
Cada vez que venia alguna moto a Jimena de fuera, nos volviamos locos, aunque teniamos las nuestras propias( en mi casa no hubo ninguna) pero los trabajadores del corcho unos iban en bicicleta a la Estación pero otros lo hacian con aquellas “guci” que habian de ayudar con los pedales en todas las cuestas. Después estaban la “Zangla” de Pedro el Pellejero, La Montesa de Miguel Maroto, otra grande que tenia el Maestro Sastre, la vespa de Miguel el Practicante y una especie de Lambreta Roja que tenia Sebastián Zarza, aparte de otras cuyos propietarios no recuerdo y ya en los años 65 aprox. No puedo dejar de nombrar a mi amigo Paco Gutiérrez Ordóñez con la Lambreta o Vespa Roja que tantos apuros le hizo pasar hasta que salió ardiendo. También habia motocarros que casi no podian con la carga y echaban muchísimo humo por todas partes, pero duró poco aquello en Jimena por la dificultad de las cuestas.
Cuando yo era chico, no recuerdo que nadie tuviese coches particulares, aparte de los “Giles” que siempre tenían en la puerta su “Yit” (Jee), esto en realidad era un coche militar de esos que llevaban los soldados en la guerra contra los alemanes, todo de hierro pintado de verde y sin puertas, que nosotros aprovechábamos para montarnos y pulsar un botocinto negro que tenía y que arrancaba de golpe aunque también se paraba de pronto hasta que aparecian los Giles dando voces y saliamos corriendo como balas.
Los primeros taxistas que yo recuerdo eran Juan León con su gorrita y el pié apoyado en el enorme estribo de su coche negro con aquella cabina alta y alargada con los enormes faros amarillos y aquel agujero delantero por donde se metía la manivela para poderlo arrancar y sus ruedas grandes con tantos radios cruzados unos con otros. Curiosos los intermitentes que estaban metidos dentro de la carrocería y salián como unas aletas de peces para afuera con un color amarillo fuerte luminoso y encima una enorme vaca de hierro pintada de negro. Otro taxista importante era José Maria Sánchez( hijo de Juan Sánchez el de la loteria frente a Miguel Ramos) con sus gafas redondas de cristales gordos y que me oparece que enseñó a conducir a nuestro amigo Juan Lobillo que después de taxista,se hizo camionero llegando a ser un gran entendido en la mecánica. Sebastián Zarza, también creo que tuvo taxi pero es que realmente como era mecánico y montó su propio taller siempre estaba entre los taxistas con su inseparable aprendiz Sebastián Jiménez y el mecánico de mecánicos Juan Rey que era un monstruo arreglando todo lo que se movía incluso relojes y máquinas de coser. Muy joven era Aurelio Collado con su taxi “ La Barrunta” y que no paraba de dar viajes, después ya vinieron Juan Quini, Juan Ferrera y Alfonso Serafín que empezó de socio con Luis Riquelme con la famosa “ DKW” hasta que después compró un coche para taxi.
Cuando ya había coches modernos como el “Tiburón” de Gonzalo Vallecillo, el Maestro Miguel Cárdenas trajo un coche antiguo que nos encantaba y que su hijo Manolín aunque era un crio lo manejaba estupendamente y nos montamos una vez dando un paseito por la calle.
Yo me marché de Jimena en Noviembre de 1970 sin haber tenido coche alguno y eran muy pocas las familias que en Jimena tenían coche porque habia otras necesidades más importantes que cubrir ya que casi nadie salia del pueblo y cuando se hacia se recurria al tren, autobús o al taxi.
Recordando estos temas, no podemos dejar de mencionar a nuestro inolvidable “Paquiro” que desde Los Coches( Se le decía Los Coches al lugar donde está hoy el colegio que era la primera parada y después fue parque-jardín) iba con dos enormes maletas sin parar hasta el Barrio Alto y le encantaba organizar el tráfico.
He querido completar un poco el relato de Práxedes con lo que yo recuerdo ,pero el inicio de la verdadera historia de este relato le corresponde a nuestro amigo Ricardo, porque en una entrada suya en Tiojimeno Digital de 20 de mayo de 2007 puso la foto del hombre que compró el primer coche en Jimena de la Frontera “ Francisco Lorente Gómez” llamado Curro “ El Buñuelero” en el año 1895 (siglo XIX) y que según dice en su articulo, lo conducía su hijo Francisco Lorente Rodríguez hasta el 1919 y que en 1920 marchó a Larache y falleció en 1921 en un accidente de camión. En verdad esto último si que es historia.
1 comentario:
Muy bonito.
Paco Gutiérrez
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