BIOGRAFÍA DE GRACIA DE TRIANA
Maria de Gracia Jiménez Zayas, nombre artístico Gracia de Triana. Entre la copla aflamencada y el cante grande, conocedoras de todos los palos del flamenco. Gracia de Triana nace en la calle Patrocinio número 4 del popularísimo barrio de Triana, el día 26 de Enero de 1.919, bautizada en la Parroquia de la O, el día 26 de Julio de 1.919, por el sacerdote D. Francisco de Paula Carrión. hija de José y Mª del Carmen.Gracia de Triana, era una mujer algo ruda de modales, pero con un timbre de voz, y una garganta realmente prodigiosa, dominaba con gran habilidad y maestría todos los cantes. A Gracia se le conocía por el apodo de "La Calentito", este apodo le venía de herencia por parte de su padre, el público pensaba que el padre había tenido una "calentería", puesto de (churros), pero la realidad era otra bien distinta. Su padre trabajada en unos tejares, era un hombre mas bien tranquilo, sin prisas, parecía sacado de una obra de los Hermanos Álvarez Quintero, era tanta su calma, que sus compañeros de trabajo, les preguntaban, ¡José! ¿cuando vas a comenzar a trabajar? y él les respondía, ¡tranquilos! voy a ver si se me pone el cuerpo algo ¡calentito!, tantas veces ocurrió esta situación, que fue el motivo de aquel sobrenombre.Gracia de Triana se hizo popular con aquella canción por serranas: Ovejitas blancas, de Perelló, Palma y Monreal, que interpretó en la película Castañuela, y que el público tarareaba con mucho cariño.Con esa voz cálida y sensual, con tez morena y el pelo negro, recogido en un clásico moño andaluz, y luciendo la no menos clásica peineta; con un estilo personal, aunque recordando a veces, el cante de Pepe Marchena, especialmente los fandangos. Gracia de Triana, tras la posguerra, fue, junto con Antoñita Moreno, una de las figuras mas aplaudidas de nuestra canción. Gran dominadora de todos los estilos, aunque entubaba la voz en las notas mas graves –al decir en 1952 de Máximo Díaz de Quijano- , sin embargo, fue legítima heredera de aquellas grandes y ya míticas cantaoras como Mercedes, La Serneta, Dolores, La Parrala, o Pastora Pavón, La Niña de los Peines...Gracia de Triana, cantaora de personal manera y extensa personalidad flamenca, fue, según escribió el novelista Álvaro Retama en 1964: “La estrella folklórica más enterada de lo que es el cante jondo”. Añadiendo: “Domina todos los estilos, porque los fue aprendiendo desde los diez años, en que, según declaración suya, empezó a ganarse la vida cantando flamenco para los buenos aficionados. De tasta en tasca, de colmao en colmao, que es donde puede hallarse alternando a los pontífices del género. Gracita, niña, hubo de ir en busca del pan cotidiano, y oyendo a los grandes maestros, llegó a serlo también ella.“Cantando a la guitarra o con orquesta, Gracia de Triana sabe otorgar a sus canciones expresión inconfundible, y su voz cálida, sensual, grabada en decenas de discos era reconocida inmediatamente al ser estos ofrecidos en las emisoras de radio”.Gracia de Triana, como todas las cancionistas y cantaoras de la época, fue captada también por el cine, interviniendo, en plena Guerra Civil, en algunas películas como ídolos, dirigida por Florián Rey y Escuadrilla, interpretada por el ya fallecido José Nieto, y en la que Gracia interpretaba el típico papel de una gitanilla que canta, y en donde se reveló plenamente, interpretando aquellas bulerias: Aunque no pienses lo mismo que yo, que se consideraron entonces casi subversivas, así como la canción Que buena soy. Después, dos películas cortas: Flor de espino Pregones del Albaicín, interviniendo en Malvaloca y en Frente de los suspiros.Junto a Miguel Ligero y José Nieto, interpretó La Cruz de Mayo, dirigida de nuevo por Florián Rey, y estrenada en Madrid en 1957, y en donde, una vez más, lo primordial era el lucimiento de la voz de la trianera.Hizo famosas también las canciones Que buena soy, La hija de don Juan Alba, La muerte de Manolote, Guitarra no llores, La hija de la Giralda, Rincón de España y Los aceituneros, con las que alcanzó gran fama en España e Hispanoamérica, triunfando plenamente en el gran Teatro Blanquita de Cuba.Retirada del mundo del espectáculo, regentó una pensión en la madrileña calle Luna, donde falleció en 1989. Indudablemente, aquel año nos dejaba una de las mas grandes figuras del arte andaluz.
Maria de Gracia Jiménez Zayas, nombre artístico Gracia de Triana. Entre la copla aflamencada y el cante grande, conocedoras de todos los palos del flamenco. Gracia de Triana nace en la calle Patrocinio número 4 del popularísimo barrio de Triana, el día 26 de Enero de 1.919, bautizada en la Parroquia de la O, el día 26 de Julio de 1.919, por el sacerdote D. Francisco de Paula Carrión. hija de José y Mª del Carmen.Gracia de Triana, era una mujer algo ruda de modales, pero con un timbre de voz, y una garganta realmente prodigiosa, dominaba con gran habilidad y maestría todos los cantes. A Gracia se le conocía por el apodo de "La Calentito", este apodo le venía de herencia por parte de su padre, el público pensaba que el padre había tenido una "calentería", puesto de (churros), pero la realidad era otra bien distinta. Su padre trabajada en unos tejares, era un hombre mas bien tranquilo, sin prisas, parecía sacado de una obra de los Hermanos Álvarez Quintero, era tanta su calma, que sus compañeros de trabajo, les preguntaban, ¡José! ¿cuando vas a comenzar a trabajar? y él les respondía, ¡tranquilos! voy a ver si se me pone el cuerpo algo ¡calentito!, tantas veces ocurrió esta situación, que fue el motivo de aquel sobrenombre.Gracia de Triana se hizo popular con aquella canción por serranas: Ovejitas blancas, de Perelló, Palma y Monreal, que interpretó en la película Castañuela, y que el público tarareaba con mucho cariño.Con esa voz cálida y sensual, con tez morena y el pelo negro, recogido en un clásico moño andaluz, y luciendo la no menos clásica peineta; con un estilo personal, aunque recordando a veces, el cante de Pepe Marchena, especialmente los fandangos. Gracia de Triana, tras la posguerra, fue, junto con Antoñita Moreno, una de las figuras mas aplaudidas de nuestra canción. Gran dominadora de todos los estilos, aunque entubaba la voz en las notas mas graves –al decir en 1952 de Máximo Díaz de Quijano- , sin embargo, fue legítima heredera de aquellas grandes y ya míticas cantaoras como Mercedes, La Serneta, Dolores, La Parrala, o Pastora Pavón, La Niña de los Peines...Gracia de Triana, cantaora de personal manera y extensa personalidad flamenca, fue, según escribió el novelista Álvaro Retama en 1964: “La estrella folklórica más enterada de lo que es el cante jondo”. Añadiendo: “Domina todos los estilos, porque los fue aprendiendo desde los diez años, en que, según declaración suya, empezó a ganarse la vida cantando flamenco para los buenos aficionados. De tasta en tasca, de colmao en colmao, que es donde puede hallarse alternando a los pontífices del género. Gracita, niña, hubo de ir en busca del pan cotidiano, y oyendo a los grandes maestros, llegó a serlo también ella.“Cantando a la guitarra o con orquesta, Gracia de Triana sabe otorgar a sus canciones expresión inconfundible, y su voz cálida, sensual, grabada en decenas de discos era reconocida inmediatamente al ser estos ofrecidos en las emisoras de radio”.Gracia de Triana, como todas las cancionistas y cantaoras de la época, fue captada también por el cine, interviniendo, en plena Guerra Civil, en algunas películas como ídolos, dirigida por Florián Rey y Escuadrilla, interpretada por el ya fallecido José Nieto, y en la que Gracia interpretaba el típico papel de una gitanilla que canta, y en donde se reveló plenamente, interpretando aquellas bulerias: Aunque no pienses lo mismo que yo, que se consideraron entonces casi subversivas, así como la canción Que buena soy. Después, dos películas cortas: Flor de espino Pregones del Albaicín, interviniendo en Malvaloca y en Frente de los suspiros.Junto a Miguel Ligero y José Nieto, interpretó La Cruz de Mayo, dirigida de nuevo por Florián Rey, y estrenada en Madrid en 1957, y en donde, una vez más, lo primordial era el lucimiento de la voz de la trianera.Hizo famosas también las canciones Que buena soy, La hija de don Juan Alba, La muerte de Manolote, Guitarra no llores, La hija de la Giralda, Rincón de España y Los aceituneros, con las que alcanzó gran fama en España e Hispanoamérica, triunfando plenamente en el gran Teatro Blanquita de Cuba.Retirada del mundo del espectáculo, regentó una pensión en la madrileña calle Luna, donde falleció en 1989. Indudablemente, aquel año nos dejaba una de las mas grandes figuras del arte andaluz.
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