miércoles, enero 09, 2008

SE LLAMA COPLA


VOTACIONES DE APOYO LLAMANDO EN EL MOMENTO DE SU ACTUACIÓN MIENTRAS CANTA EN LA GALA DEL SÁBADO AL 902611706. GRACIAS EN NOMBRE DE ELLA Y LOS SUYOS.

Como lo prometido es deuda, he seguido rebuscando hasta que he encontrado lo que más me gusta de lo escrito por Paco Mármol sobre esta gran cantaora y bailaora de la copla “Pastora Imperio”, que espero os agrade, porque nunca está demás saber y, con eso estamos un poco más documentado a la hora de hacernos un juicio sobre los y las concursantes del programa de actualidad SE LLAMA COPLA, sobre todo si al mismo tiempo que leemos, escuchamos canciones de estas artistas que son la historia de nuestro arte coplero. Acordaros que tenemos que seguir apoyando a nuestra Maite Moreno que derrocha arte y simpatía cuando sube a un plató y nos ha demostrado que fuera del escenario es la misma( por las fotos que he visto en Tiojimeno Digital en su reciente visita a nuestro pueblo de Jimena de la Frontera.)
PASTORA IMPERIO
Pastora Rojas Monge, nació en el
sevillanísimo barrio de la Alfalfa (lugar
donde se encontraban la mayoría
de los cosarios de los pueblos de
Sevilla) allá por el año 1889, aunque
Daniel Pineda en su libro «Las
Folclóricas» la sitúa como nacida en
el año 1.885.
Su padre Victor Rojas, era sastre de los toreros de
aquella época y su madre, nada más y nada menos
que la gran bailaora Rosario Monge «La Mejorana».
Se trasladó pronto con sus padres a los madriles, y
empezó a cantar y bailar muy pronto. Siendo menor
de edad debutó en el Salón Japonés, teniendo que
falsificar la documentación para poder actuar, ya que
sólo contaba doce o trece años. Su nombre artístico
era Pastora Rojas, pero un buen día actuando en el
Teatro Actualidades, la vio nuestro primer Premio
Nobel de Literatura, D. Jacinto Benavente, y al terminar
su actuacion exclamó entusiasmado: Esta niña
es un verdadero Imperio. A partir de ese día su nombre
artístico fue el de Pastora Imperio.
Pastora era mucho más bailaora que cantaora. Tenía
una estampa y una majestuosidad que envolvía al
espectador. Poseía una personalidad arrolladora, expresividad,
garbo, raza y pasión. Elengantísima en
sus movimientos sobre el escenario. Movía como nadie
la bata de cola y solo levantar los brazos y mirar
hacia la platea con aquellos ojos color verde esmeralda
y comenzar a cantar, levantaba el ánimo de un
público que se rendía a sus pies.
Sus creaciones más populares fueron: La Pena,
Garrotín, María de la O, Macarena, Jardín de España,
o Caña Cañi, (que posteriormente la recrearía Lola
Flores cambiando su letra, de Sevillana por Jerezana),
entre otras muchas.
Estuvo casada muy pocos años con el famoso torero
Rafael Gómez ‘‘El Gallo’’, al que conoció en América y
del que se enamoró perdidamente, hasta el punto de
dejar los escenarios. Después, una vez separada,
volvió a ser la gran figura de siempre, muy valorada
por los críticos, ya que lo mejor de este mundo es
tener buenos amigos, y Pastora contaba con el apoyo
de muchos de los intelectuales de la época, que
eran amigos y seguidores suyos entre los que hay
que destacar a: Benavente, Ramón Pérez de Ayala,
Francisco Villaespesa, Antonio Machado, Borrás, Manuel
de Falla, (que creó para ella su mejor obra: El
Amor Brujo), Julio Romero, que la plasmó varias veces
en lienzo, o el mismo Mariano Benlliure que le hizo
una extraordinaria escultura.
Recuerdo como si fuese ayer, una noche
de San Juan, de los primeros Potajes
Flamencos de Utrera, dedicado
a la genial artista, por aquellos entonces
ya bastante mayor. El cartel era
como para olvidarlo: Fernanda y
Bernarda de Utrera, Antonio Mairena,
y sus hermanos Curro y Manolo; Antonio
Nuñez el Chocolate, un José
Menese con 25 años y las guitarras
de Melchor de Marchena y Diego del
Gastor. En el fin de fiesta le cantó Antonio
Mairena a Pastora Imperio,
Bulerías por Soleá y Pastora levantó
los brazos e hizo dos desplantes por
bulerías con un exquisito compás y una elegancia que
dejó boquiabiertos al público que llenaba el recinto,
como muchos años atrás hizo entusiasmar al
mismísimo Rey de España D. Alfonso XIII, al verla cantar
y bailar en la Caseta del Real Círculo de Labradores,
en la Feria de Abril Sevillana.
Cuando Pastora dejó los escenarios, montó en Madrid,
en compañía de su yerno el torero Gitanillo de
Triana, el Tablao Flamenco ‘‘El Duende’’, por el que
pasaron las grandes figuras de la Copla y del Cante
Flamenco, y en el que debutaría en Madrid, Rocío Jurado
con solo 16 años.
Pastora Imperio, dejó un legado de Arte inigualable y
siempre se recordará su empaque, elegancia y su forma
de mover los brazos en el escenario, herencia que
recibió a su vez de su madre: Rosario ‘‘La Mejorana’’,
una de las mejores bailaoras flamencas de siglo XIX.
Murió en Madrid, de un paro cardíaco, a los ochenta
años, el año 1979, y Pepe Menese, que la conoció y
la admiró muchísimo, cuando quiere magnificar una
cosa, animar o adular a una artista, o al guitarrista
que le acompaña, casi siempre suele recurrir al calificativo
de ‘‘Imperio’’.

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