martes, noviembre 29, 2011

DEPRESIÓN NAVIDEÑA: NO SIEMPRE ES NAVIDAD A GUSTO DE TODOS

 

La mejor medicina para combatir los bajones anímicos es innovar en las celebraciones y hacer lo que realmente le apetezca a uno
¡Feliz Navidad! es sin duda, la expresión que más se repite durante estos días de celebración: no falta en villancicos, postales, anuncios publicitarios ni tampoco en saludos y despedidas entre amigos y familiares. Aunque felicidad y Navidad no son siempre un matrimonio bien avenido. De hecho, así lo constatan los resultados de una encuesta elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La investigación revela que el 56,5% de los españoles considera que estas fiestas tienen un carácter familiar, mientras que un 26,2% creen que son puramente comerciales y un 11% destacan su valor religioso. Asimismo, la Navidad es una época de alegría para el 49,8%, mientras que un 27% sienten tristeza y melancolía y para un 17,3% el sentimiento que reina durante estos días es el agobio. Todo ello apunta a que una parte importante de la población sobrevive, soporta o, simplemente, pasa la navidad sin pena ni gloria. Hay quien no halla en estas fechas nada especial que le motive para divertirse de una forma especial o que le anime a emprender proyectos diferentes. La vivencia de estas fiestas, por tanto, es diferente según el estado de ánimo de cada persona, de que se tengan niños o de que se conviva con personas mayores.

Es Navidad: ¿toca divertirse?

Son muchos los psicólogos que después de las navidades tienen la agenda llena. Sin embargo, estos mismos especialistas recuerdan que para muchas personas la Navidad no supone nada. Se trata solo de una oportunidad como cualquier otra de encontrarse con familiares y amigos. Ahora bien, aunque muchas personas viven esta época con normalidad, hay quien no logra liberarse de la presión social que empuja a estar alegre. La Navidad se le atraganta a muchas personas a las que les encanta comer bien o divertirse en una fiesta, precisamente porque se sienten obligadas a compartir una comida con familiares o amigos con los que no mantienen una buena relación. De ahí la liberación que una gran parte de la población experimenta el 7 de enero, con el fin de las fiestas.
Muchas personas a las que no le gusta la Navidad deciden pasar unas fiestas de forma alternativa
Más allá del componente religioso, la Navidad se relaciona de forma directa con regalos y celebraciones. Reuniones en las que la comida y la bebida adquieren un protagonismo especial. Pero el peligro se centra en dejarse llevar por la inercia y hacer cada año lo mismo: un día a casa de los padres y otro día a casa de los suegros, contar los mismos chistes y mantener las mismas discusiones. Los expertos aconsejan innovar y hacer lo que realmente le apetezca a uno. Ésta, aseguran, es la mejor medicina para combatir la depresión.
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