Los” chiquillos” de mi generación, siempre fuimos muy dados
a imaginarnos las leyendas orales y hacerlas tan nuestras, que sin darnos
cuenta las vivíamos, como si fuesen verdaderas realidades que nos estaban
sucediendo. Con el paso de los años llevo incrustados los recuerdos dentro mi
armazón y no me abandonarán si no los
divulgo como se merecen.
Las Torres, las almenas y el castillo, fueron lugares
especiales para nosotros, donde correteábamos, soñábamos y donde la imaginación volaba hasta lugares y momentos pasados insospechados.
Para nosotros, los moros de nuestro castillo habían estado
acumulando monedas de oro, brazaletes, dagas, coronas collares, perlas durante
toda la existencia que habían tenido en El Cerro San Cristóbal pero ante la
presión de los cristianos, tuvieron que huir
precipitadamente sin poder llevarse esos enormes tesoros que
enterrados quedaron en la zona del
castillo y sus alrededores.
Cuando nos reuníamos en “corrillos” hablábamos entre
nosotros de todas estas cosas tan importantes que la tradición oral nos había
calado hasta el alma y sabíamos, por lo que nos habían contado, que los moros habían
dejado en sus tesoros guardianes mágicos que defendían sus reliquias dinerarias
contra todo aquel que intentase llevarse el tesoro a su casa.
Cada vez que hablábamos de estos tesoros yo solía irme a mi
casa muerto de miedo y soñaba con moros que invisible para muchos nos amenazaban
con sus puñales para que no nos acercásemos a los lugares donde tenían sus
almacenes de oro y joyas.
Siempre nos tuvo preocupado esa leyenda, que por cierto
existe en otros muchos lugares, de que “ EN FRENTE DE LA CABEZA DEL TORO ESTABA
EL TESORO” y no había una sola vez que estuviésemos en la zona del castillo que
no nos diese por buscar y mirar por todas partes con la ilusión de encontrar
esa cabeza del toro que nos hiciese millonarios a nosotros y toda nuestra
familia.
Volviendo a la realidad del momento, os puedo asegurar que
en la parte de las torres aparecían con
mucha frecuencia grandes boquetes realizados con “zoletas” y “espiochas” que
nada tenían que ver con la búsqueda de “aluas” para cazar y se debían a que la tradición de los tesoros en el
castillo estaba arraigada no solamente en nosotros los niños, sino que
profundamente estaba en las mentes de los mayores que soñaban con atesorar sus
vidas y salir de las miserias de aquellos tiempos.
La leyenda de la cabeza del toro, tiene tantos años que los
padres de nuestros padres y muchos
antecesores más ya la conocían y por eso se fue desvirtuando y transformando.
Se dice que cerca del castillo había esculpida en una roca una gran cabeza de
toro y que en árabe aparecia el letrero “ EN FRENTE DE LA CABEZA DEL TORO ESTÁ
EL TESORO”. Pues bien, se “recuenta y requeterrecuenta” que todo el mundo salía
a cavar por los alrededores de la cabeza del toro y que un zapatero cansado de
buscar y de abrir boquetes por todas partes, cogió un “porro” de hierro y
destrozó la hermosa cabeza del toro……
Cuando subieron la gente del pueblo comprobaron que ya no
estaba ni la cabeza del toro ni su leyenda escrita en una roca cercana y el
zapatero desapareció del pueblo llevándose a toda su familia consigo……
Aún tengo heredadas
monedas de oro, collares y alguna que otra daga con incrustaciones de
diamantes, porque aquella leyenda nos hizo felices a muchos habitantes del
pueblo y es una pena que no se recuerde con cariño algo que no da pan, pero
tampoco lo quita………
Gracias por haber llegado hasta el final de la lectura y si
te ha gustado házmelo saber.
Un abrazo
Currini
1 comentario:
Yo también soñé de niño y hoy con mis 53 años recordé la leyenda, en mi caso en un pequeño pueblo de Almeria ¨¨Bacares¨¨y el tesoro y el toro estarían en una cueva la cabeza del toro con la misma leyenda por supuesto.Por lo visto sigue bien guardada...gracias.
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