Siete de cada diez abuelos españoles participan en el cuidado de sus nietos y un 89% mantiene "relaciones familiares estrechas", según los datos recogidos por el Libro Blanco del Envejecimiento Activo que ha presentado este jueves la directora general de Política Social, Isabel Martínez.
El documento pretende dar respuesta a la mayor demanda de actividad de las personas mayores en España, tras constatar con distintos estudios que el 53% inicia actividades después de los 65 años, cuando en el año 93 sólo el 9,5% lo hacía.
No obstante, menos del 30% pertenecen a alguna organización y no llega al 45% la cifra de mayores que quieren "participar activamente y de manera integral en la sociedad española".
"Las personas mayores expresan una clarísima voluntad de autonomía, como manifiesta el hecho de que un 87% desea vivir en su casa el mayor tiempo posible", explica el Libro Blanco, para incidir en que un 45,5% del colectivo destaca gozar de buena salud, indicador que ha crecido ocho puntos y medio desde 1993.
Para los expertos que han elaborado el documento, "estas cifras revelan que las políticas públicas de sanidad y bienestar social han tenido un efecto directo sobre la mejora en la calidad de vida", así como constatan que el ejercicio físico y la formación educativa son "actividades emergentes" en este colectivo.
El Libro Blanco, que deberá guiar las políticas dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas mayores en adelante, analiza el presente de las personas mayores en España, sus nuevos y heterogéneos perfiles y las necesidades y demandas que generan, así como el efecto del envejecimiento de la población en la economía, la educación, la participación social y la salud pública.
Entre sus conclusiones, el documento destaca la importancia de los modelos de vida saludable para mantener la actividad hasta edades avanzadas y reclama la colaboración de todas las instituciones, entidades, sectores, agentes y colectivos sociales para fomentar y extender la cultura del envejecimiento activo y saludable.
Por eso, propone "asumir que el desarrollo individual se prolonga a lo largo de todo el ciclo de vida de las personas, lo que conlleva una repercusión social" e "instaurar una política económica que contemple todo el ciclo vital y facilite las relaciones humanas, reserve tiempo para los cuidados personales, la solidaridad y las relaciones sociales".
Asimismo, sugiere "desarrollar, fomentar y difundir un concepto de las personas mayores ajustado a los derechos que les corresponden como parte integrante de la ciudadanía, sin discriminaciones ni desigualdades de trato" y "facilitar su participación activa en todos los ámbitos y a todos los niveles de la sociedad, y potenciar la solidaridad intergeneracional", entre otras medidas.
El documento pretende dar respuesta a la mayor demanda de actividad de las personas mayores en España, tras constatar con distintos estudios que el 53% inicia actividades después de los 65 años, cuando en el año 93 sólo el 9,5% lo hacía.
No obstante, menos del 30% pertenecen a alguna organización y no llega al 45% la cifra de mayores que quieren "participar activamente y de manera integral en la sociedad española".
"Las personas mayores expresan una clarísima voluntad de autonomía, como manifiesta el hecho de que un 87% desea vivir en su casa el mayor tiempo posible", explica el Libro Blanco, para incidir en que un 45,5% del colectivo destaca gozar de buena salud, indicador que ha crecido ocho puntos y medio desde 1993.
Para los expertos que han elaborado el documento, "estas cifras revelan que las políticas públicas de sanidad y bienestar social han tenido un efecto directo sobre la mejora en la calidad de vida", así como constatan que el ejercicio físico y la formación educativa son "actividades emergentes" en este colectivo.
El Libro Blanco, que deberá guiar las políticas dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas mayores en adelante, analiza el presente de las personas mayores en España, sus nuevos y heterogéneos perfiles y las necesidades y demandas que generan, así como el efecto del envejecimiento de la población en la economía, la educación, la participación social y la salud pública.
Entre sus conclusiones, el documento destaca la importancia de los modelos de vida saludable para mantener la actividad hasta edades avanzadas y reclama la colaboración de todas las instituciones, entidades, sectores, agentes y colectivos sociales para fomentar y extender la cultura del envejecimiento activo y saludable.
Por eso, propone "asumir que el desarrollo individual se prolonga a lo largo de todo el ciclo de vida de las personas, lo que conlleva una repercusión social" e "instaurar una política económica que contemple todo el ciclo vital y facilite las relaciones humanas, reserve tiempo para los cuidados personales, la solidaridad y las relaciones sociales".
Asimismo, sugiere "desarrollar, fomentar y difundir un concepto de las personas mayores ajustado a los derechos que les corresponden como parte integrante de la ciudadanía, sin discriminaciones ni desigualdades de trato" y "facilitar su participación activa en todos los ámbitos y a todos los niveles de la sociedad, y potenciar la solidaridad intergeneracional", entre otras medidas.
Fuente: Europa Press
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