EL CHARCO DE "LA TOSCA". JIMENA DE LA FRONTERA.

Estoy observando esta preciosa fotografía que hiciese mi amigo Pepe Cobaleda(FOTO SPRINT), allá por los años 1967 aproximadamente y no he podido evitar el recuerdo de algunas vivencias ocurridas en torno a este bonito charco que tanta alegría daba y da, a la imagen panorámica de nuestro pueblo Jimena de la Frontera.

La climatología de ahora está haciendo que este charco cada vez sea más pequeño y más relleno de piedras, adquiriendo un carácter de insignificante para muchas personas que no les ha correspondido vivir en otra época y tampoco pudieron contemplarlo como nosotros soliamos hacerlo cuando éramos simplemente unos niños.

Vivíamos en el Barrio Arriba pero…. en esos días de invierno en que llovía con tanta fuerza que nos tenía metidos en casa, contemplando esos diluvios que hacian correr de forma escandalosa las regueras de nuestras calles, nosotros los más pequeños estábamos impacientes porque parase de llover y salir corriendo al Barrio Abajo a contemplar el escenario tan maravilloso de aquel “Charco de la Tosca” con sus aguas tumultuosas, de color del barro, que cubrian totalmente esa “casita” que vemos en la foto y que como dije captó con tanta precisión nuestro amigo Pepe Sprint.

La casita de la Tosca, era para nosotros un referente muy importante, por el que mediamos la intensidad del tormentazo y de las trombas de aguas, ya que volviamos a nuestras casas gritando…. Por las calles…..! el agua va por encima de la Casita de la Tosca! Y eran muchos los que bajaban después corriendo hasta detrás del paseo desde donde se veía perfectamente todo el paisaje cubierto de aguas y barro.

El Charco de La Tosca, no era muy frecuentado en verano para bañarnos y aunque recuerdo que sí me bañé varias veces con los turroneros, para esto ofrecian más atractivos, otros charcos como “Macarro”, “El Tragante”, “El Pinito”ó “La Peña Gorda”, ya que en verano, precisamente en “La Casita” colocaban unos motores que extraían el agua para regar y aquellos motores hacian un ruido tan atronador que se oía desde el paseo y a veces molestaba hasta en el cine de verano, aunque nadie se quejase, porque antes eran así las cosas, ni tampoco existian los ecologistas para “atizar” el rescoldo.

Otra cosa que recuerdo, es que este bonito charco, siempre sufría todos los años el ataque de aquellos desaprensivos que envenenaban sus aguas con “acebustre” y era una pena el ver aquellas aguas cubiertas de enormes peces muertos sobre su superficie y que a los pocos días desprendian un mal olor que no se podía soportar. Varias veces he buscado en el diccionario la palabra “acebustre” pero no la he encontrado y puede que alguien mas documentado en el tema, me pueda decir su verdadero nombre ya que eran muchas las personas que conocían en el pueblo esta planta que yo nunca conseguí ver.

En la parte baja del charco, estaban las chorreras donde colocaban los “cañales” por los que entraba el agua y se quedaban atrapados los peces, sobre todo los “picones” que se vendían por las calles y que mi madre solía comprar para prepararlos con un “adobo” muy especial que los hacía estar muy apetitosos cuando estaban fritos.

Como habéis visto, una simple fotografia, puede hacernos recordar cosas de otros tiempos y que yo he querido hoy compartir con vosotros mis amigos.
Un abrazo.