lunes, octubre 12, 2009

ALIMENTACIÓN DEL SENDERISTA.

La verdad es que esto de hacer senderismo es nuevo para mi, hasta me arrepiento de no haber pensado mucho antes en realizar actividades de este tipo tan necesarias para nuestro cuerpo y mucho más para nuestro espíritu, porque todo va en consonancia.

La primera vez que he salido así, medio organizado, fue cuando con Paco Vera y Juan Manuel, estuvimos en la finca del Coto de Robledo y conocí las tumbas que sobre las “areniscas” hay excavadas. Resultó una experiencia muy enriquecedora y comprendí que eso de andar por los senderos de los montes tiene su encanto especial y hasta puede que nos alargue un poco más la existencia terrenal por el aporte de energía sana que acumulamos en un dia de estos de intenso senderismo.

En esta primera excursión con los dos colegas, me eché unos bollos y un trozo de queso que se quedaron rodando en el viejo R.5 porque el Niño Las Torres llevaba unos buenos chorizos y salchichón de Benarrabá que junto a unas cervezas hicieron las delicias de la caminata dentro del coche mientras llovia con fuerza en el exterior. Paco Vera sacó unos dátiles y unas barritas energéticas que complementaron el alimento aquel día.

Con esa primera experiencia sobre la alimentación informal , a la siguiente que fue la de Los Lagares de las Viñas, cargué mi mochila de cervezas, compré una ristra de chorizos en la tienda de Lucas y un buen salchichón, pero además hice tres bocadillos de tortilla de patatas, amén de peras y manzanas, lo que unido a mi cámara, pilas de repuesto y otras cosillas, no había quien fuese capaz de llevar mi mochila, porque además metí dos botellas de agua.

Con las rutas posteriores he comprendido que al senderismo se va a conocer la naturaleza y hacer ejercicio andando por esos bonitos caminos que Dios ha puesto delante de nosotros y no a darte un atracón de comida y bebidas que después te mantienen lento y torpe, por lo que eso ha de quedar para el “miercoleo” y otras actividades mas bien de playa o césped.

Partiendo de la base que lo primordial es el estar en contacto con la Naturaleza, el día de senderismo lo primero que tenemos que pensar es como de larga será la ruta y si va a durar mañana y tarde conviene ir preparados, pero si sólo es de 2 a 5 horas, es suficiente llevar unas barritas energéticas, algunos dátiles, fruta y agua.

En las rutas largas lo mejor es dividir la ingesta de alimentos en tres o cuatro tomas, pues no resulta conveniente atiborrarnos de comida, para después encontrarnos pesado al andar.

Llevar barritas energéticas, algún dulce y frutos secos es lo más cómodo para alimentarnos sobre la marcha, con lo que conseguiremos el azúcar y la grasa necesaria para reponer la energía gastada. En la parada larga de comida, como ya se ha dicho, no comer mucho y si optamos por el bocadillo, dejar a un lado los alimentos muy pesados como embutidos grasos que harán que luego tardemos mucho más en hacer la digestión.

Un bocadillo con tomate, lechuga y alimentos similares proporcionan energía necesaria y son ligeros de digerir, el de jamón con poca grasa también vale. La tortilla de patatas también es buena opción, los hidratos de carbono nos vendrán bien para finalizar la ruta.

Lo más importante es el agua pues un día de senderismo lo podemos aguantar apenas sin comer pero si no llevamos agua estamos totalmente perdidos.

En definitiva lo más importante es llevar poco peso en la mochila ya que la comida fuerte siempre se puede hacer al regresar a la casa. Las barritas, frutos secos y alguna frutilla no deben faltar y si se opta por una comida mas sustanciosa el bocadillo Light es lo más acertado.

Como veis, me he atrevido a escribir sobre este tema del que no tengo ni “puñetera” idea, pero entre lo que leí hace unos días y lo que he visto a mi alrededor cuando he realizado estas últimas rutas, me parece que no estarán mal mis consejos, así que a aplicarse el cuento toca y disfrutar de lo que nos ofrecen nuestras antiguas vias pecuarias y senderos de esos bonitos montes y valles.

Un abrazo.

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