miércoles, mayo 19, 2010

COMER EMBUTIDOS Y OTROS ALIMENTOS PROCESADOS, INCREMENTA EL RIESGO DE INFARTO Y DIABETES.


Nuevos estudios
Comer bacon, salchichas y otras carnes procesadas como el embutido puede incrementar el riesgo de sufrir enfermedad cardiaca y diabetes, según afirman los resultados de un estudio elaborado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) publicado en la revista 'Circulation'. No obstante, consumir ternera sin, cerdo o cordero sin procesar no aumenta ese riesgo, advirtieron los investigadores, sugiriendo que la sal y los conservantes químicos serían la causa real de estos dos problemas de salud asociados con el consumo de carne. "Para reducir el riesgo de ataques cardíacos y diabetes, la gente debería considerar qué tipo de carne está comiendo", argumenta Renata Micha, directora del estudio.
En este sentido, el equipo de Micha realizó una revisión sistemática de casi 1.600 estudios de todo el mundo para encontrar un vínculo entre el consumo de carne roja procesada y sin procesar y el riesgo de sufrir enfermedades coronarias o metabólicas. Así, los investigadores definieron a la carne procesada como cualquier producto ahumado, curado o frito, o con adición de conservantes químicos, mientras que la no procesada se centro en el cerdo, la ternera y el cordero "frescos". De este modo, los expertos hallaron que, de media, cada porción diaria (50 gramos) de carne procesada estaba asociada con un 42 por ciento más de riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca y un 19 por ciento mayor de padecer diabetes. "Cuando se analizaron los nutrientes de las carnes rojas procesadas y sin procesar que se comían en Estados Unidos, se demostró que contenían cantidades similares de grasas saturadas y de colesterol", comenta Micha. "Pero las procesadas tenían, de media, cuatro veces más sodio y un 50 por ciento más de conservantes de nitrato", apunta. El Instituto Estadounidense de la Carne objetó estas conclusiones, aludiendo que "es sólo un estudio" que además contradice otras investigaciones previas y a las guías nutricionales estadounidenses. "A lo sumo, esta hipótesis requiere de más estudios. No es absolutamente una razón para cambiar la dieta", dijo James Hodges, presidente del instituto.

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