jueves, mayo 14, 2009

MIERCOLEOALEMANEANDO EN TORREGUADIARO













Después de varios miércoles descansando de nuestros episodios, por haber estado de viaje, ayer retomamos nuestro día de asueto de una forma extraordinaria y a “bombo y platillo” se dejaron anunciar los miercoleros de Jimena entre los que venía una embajadora de Jimena en Alemania.

Maria José Palacín, comenzó a ser especial para mi desde que en Tiojimeno vi la ventana de su casa en Alemania con la bandera de España y ese ramo de flores preparado con tanto cariño por unos seres que sienten su tierra como algo propio y le hace sentirse orgullosos por ello.

Ayer, Maria José, su esposo Götz, su hermano Vicente, su esposa Inmaculada y su sobrina Salomé, se sumaron a la comitiva miercolera y desde Jimena se trasladaron en un coche con un clavo en una rueda hasta la puerta del Hotel Patricia, donde el clavo dijo que no podía ya más aguantar la presión del aire que venia de dentro y les dejó allí tirados en la acera y como es lógico hasta Isabel, Cati e Iván tuvieron que hacer trasbordo en el “Corsita” de Yeya, que en varios viajes les hizo poner sus piés en el césped miercolero.

Currini andaba un poco “ con los cascos a la jineta” y de golpe se encontró con su amigo Pepe y un Godino jimenato tirados en el sucio suelo de la calzada, arrastrando sus espaldas por el asfalto e intentando colocar el gato para cambiar la rueda causante del accidente callejero.

La verdad es que esto nos “descolocó” un poco al principio, pero cuando llegué no tuve necesidad de enseñar mi casa a nuestros invitados porque Yeya había dirigido la operación perfectamente sin ningún contratiempo.

Ya éramos todos de la familia pues también estaban Dominga y mi hermano José, aunque a veces sin saber porqué me parecía estar al lado del Guarda Forestal de Los Alcornocales, pero no me hagais caso que estos son ocurrencias de las mías que mi hermano me tolera sin problemas.

Un miercoleo sin poner un pequeñito aperitivo no es un miercoleo, así que rápidamente se improvisaron unas patatitas fritas, se abrieron unas latitas de conservas, un poco de queso, las cervecitas, el vinito blanco, el tinto y nuestra falta de apetito hizo lo demás. Entre charla y charla, había quien no probaba las sardinas en lata hacía unos quince años y por eso sería que me quedé con las ganas de probar una, pues cuando decidí mirar el recipiente con buenas intenciones, apareció un dedo y un trozo de pan que de mil maravillas dejó el plato limpio como los chorros del oro.

Por fin llegó Vicente, su esposa, la niña y Victor David, así que aligeramos un poco la barbacoa y para probar su eficacia ya habíamos tomado un segundo aperitivo en el césped a base de choricitos asados que por cierto hay que felicitar a Lucas ya que el sabor era de los auténticos jimenatos de toda la vida.

Como Vicente y su comitiva no habían probado bocado, nos “arremolinamos” dentro de uno de los enormes salones de la casa de Yeya y allí el personal continuaba desganado sin apenas con ganas de comer algo y aún siendo así….. no daba a bastos con una barbacoa de sacar chuletitas de cordero, chuletas de cerdo, costillas, solomillo, chorizos y las exquisitas berenjenas que con tanto primor había aderezado nuestra invitada María José.

Nos contamos cosas, nos reinos, nos volvimos a reír y nos tomamos un café como siempre corto-largo-pero negro con su respectivo trocito de piñonate.

No puedo dejar de decir que el postre de “Huevos Nevados Jimenato” preparado por mi cuñada Dominga estaba estupendo y mi hermano hubo de tomárselo de prisa porque se le había posado una bonita paloma en la cabeza y no le dejaba tranquilo.

Hicimos una larga sobremesa que sirvió para conocernos mejor y donde se charló de cosas interesantes que sirven para situar a las personas en el contexto del conocimiento mutuo que desde luego consiguen perpetuar la amistad para toda la vida o en su defecto la destruye para siempre. En este caso para mi sucedió lo primero y por eso estoy contento y feliz.

Al atardecer, nos dimos cuenta que el tiempo había transcurrido demasiado de prisa, prepararon sendas jaras de té y de café, apareciendo unas tartas especiales alemanas que Maria José y su esposo ( supongo que le ayudaría en algo) habían hecho para miercolear en alemán y la verdad es que nos encantaron a todos y hasta mi yerno que tiene un buen “saque” hizo las delicias de estos dulces que es menester aprender a hacerlos para no aburrirnos en próximos miércoles.

Después de mucho caminar entre dulces, tazas de té y café , llegó el momento de las despedidas para los que tenían que regresar a Jimena y nos quedamos en casa sólo los miercoleros habituales con la abuela Isabel.

Comenzamos a charlar y a repetir que habíamos comido mucho durante todo el día y que esa noche no cenábamos, pero como le corté un poco de jamón a Victor David que tenia hambre, sin saber como aparecieron las ensaladillas, las chuletas que habían sobrado por la mañana, las berenjenas, el queso y dimos buena cuenta de todo para continuar charlando hasta casi las 12 de la noche en que cada mochuelo se marchó a su olivo.

Resumiendo, pasamos un dia estupendo del que dejo constancia porque nuestros miércoles son todos bonitos, pero este ha tenido su matiz especial ya que nunca habiamos “MIERCOLEOALEMANEADO” de esta forma.

Un abrazo queridos miercoleros todos.

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