sábado, mayo 16, 2009

PEDRO GÓMEZ MORENO. JIMENATO DE NACIMIENTO Y ARTISTA EN SU MADUREZ.









Hoy mi hermano José me ha hecho un gran regalo. Se trata de un libro de Pedro Gómez Moreno titulado “Poesías y Pensamientos” y me ha encargado que lo lea con cariño como se merece este buen amigo suyo y por supuesto conocido mío de toda la vida.

Era yo bastante pequeño cuando después de comer con el intenso calor que hacia en Jimena, me sentaba en la puerta de la zapatería mientras que mi padre trabajaba con sus tijeras y sus chavetas detrás del mostrador.

Mi mente siempre estaba ocupada en jugar pero mi subconsciente estaba alerta y olía desde lejos a aquel buen hombre bastante delgado, encorvado por el peso de los años y gorra a cuadros que con su enorme canasto bajo el brazo traía los pasteles de la confitería de Angel Durán repartiéndolos por el pueblo y después lo hacía hasta la Estación.

Ese era el padre de nuestro Pedro Gómez Moreno y al que Sebastián Orellana daba bromas para terminar comprándome un pastel de aquel canasto que no olvidaré jamás. Este buen hombre me decía con mucho cariño… los de merengue y las bizcotelas son los mejores. Nunca le hacía caso porque yo prefería la cantidad a la calidad y me cogía un gran bollo de leche de aquellos que ya no se hacen por ninguna parte.

Cuando este hombre ya por su avanzada edad no podía con el canasto, era su mujer Juana Moreno Vázquez, bastante alta y más joven que él, la que se encargaba de llevar el canasto por nuestras calles.

Los domingos y festivos por las tardes montaban una mesita en la entrada del paseo cerca del bar de Vecina donde comprábamos aquellas estupendas “cotufas”, “altramuces”, “pasas”, “higos”, “chicles Bazokas” y caramelitos variados porque no existían ni las pipas de girasol ni las palomitas de maíz pues eso vendría muchos años después.

Es aquí donde empecé a ver a nuestro amigo Pedro Gómez ayudando a sus padres a montar aquel tenderete y a retirarlo más tarde.

Después quiero recordar que se casó y vivía en la calle Padre Marcelino y Justo en cuya casa estuve una vez con su hijo Paco que es de mi edad.

Para mi nunca pasó desapercibido este hombre dedicado a la albañilería y que gustaba de andar en el bar de Vecina y alrededor del paseo donde se oían sus bromas y chascarrillos entre los amigos de su edad.

Hoy amigo Pedro, tengo tu libro entre mis manos porque lo he leído desde el principio hasta el final y quiero decirte con sinceridad que me ha gustado bastante porque desgranas los temas propios de la vida con una maestría que nace de tu interior, de ese don que no todas las personas poseen al transmitir lo que sienten, que naturalmente es la sinceridad de dar a los demás lo que realmente se ha vivido.

Pedro, no solamente he leído tu libro y compartido tus pensamientos durante un par de días, sino que te he saludado personalmente y aunque como tu mismo dices que estás un poco durillo de oído, me doy cuenta que llevas con sensatez y alegría el peso de los años, que aunque no te sirva de consuelo nos está afectando a todos por igual y contra eso nadie puede hacer absolutamente nada, sino llevarlo cada uno como mejor se pueda.

Con mi cámara me he paseado por tus obras artísticas colocadas en los salones del Centro de Día y es mi pequeño homenaje que quiero ofrecerte a través de mi blog de ínter nauta al que sin ningún problema podrás acceder en ese ordenador que de seguro manejas a la perfección.

Un fuerte abrazo de Currini

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