Ya he contado muchas veces que nuestra infancia ( los de mi generación) estuvo muy ligada a la de esos seres que se llaman buitres y que nosotros siempre los conocimos por “pajarracos”.Cuando a Jimena empezaron a venir los valencianos para llevarse todos los burros, mulos y caballos, desaparecieron los numerosos cadáveres de estos animalitos que sembraban nuestras “roaeras”.
Los buitres comenzaron a desaparecer por falta del abundante alimento que hasta esa fecha habian tenido y ahora parece ser que se están viendo algunos ejemplares más por nuestros “tajos” y cielos.
Había veces que el cielo estaba lleno de estas hermosas aves y era todo un placer el contemplarlas haciendo esos giros tan extraordinarios y a los que volaban más bajo se les veían los ojos que nos miraban girando sus cabezas blancas.
Entre los chiquillos nos contábamos cosas fantásticas de estas aves como por ejemplo eso de que no se viesen caidos muertos por ninguna parte y es que se decía que cuando uno de nuestros buitres se hacía muy viejo…. Remontaba el vuelo y remontaba… hasta que a penas si veía su silueta y de pronto desaparecia porque se había quemado con los rayos del Sol.
Era algo que sentiamos dentro de nosotros como cuando nos hablaban del cementerio de los elefantes y aún conservo esos recuerdos y la impresión dentro de mi de que nuestros pajarracos se despiden de la vida de esa forma tan extraordinaria.
Esas fotos que me ha enviado El Niño Las Torres, me hace presagiar que él ha recordado lo mismo que yo, porque lo aprendimos siendo unos niños y creo que nos acompañará para siempre.
Son oscurantismos y cosas extrañas que tienen que ver mucho con el contacto tan directo que tuvimos con la Madre Naturaleza y que seguro que a muchos os causa risa y otros es posible que lo comprendais.
Un abrazo.
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