Si nos vamos a nuestro querido diccionario de la Real Academia de la Lengua y preguntamos sobre algunas algunas palabras, siempre nos contesta de forma afirmativa o negativa, así que hagamos una prueba:
MIERCOLERO--- La palabra miercolero no existe en el Diccionario.
MIERCOLEAR----La palabra miercolear no existe en el Diccionario.
MIERCOLEANDO---La palabra miercoleando no existe en el Diccionario.
Después de todo esto no me queda más remedio el pensar que con nuestros comportamientos y nuestra peculiar forma de hablar, vamos creando poco a poco una serie de palabras que de ninguna forma pueden tener cabida en nuestro diccionario oficial pero sí para nosotros llegan a tener vida propia y además ser comprendidas por otras personas ajenas al circulo en las que se utilizan habitualmente y tal vez con el tiempo consigan colarse de mocheta en el diccionario oficial.
MIERCOLERO.- Persona que por ser autónomo, ha fijado como único dia de descanso semanal los miércoles. Se extiende este término a aquellos amigos de los miercoleros que voluntariamente han fijado este día de descanso para pasarlo junto a ellos.
MIERCOLEAR.—Es la acción que permite disfrutar durante la jornada del miércoles normalmente en Torreguadiaro.
MIERCOLEANDO.—Es una especie de gerundio que determina la forma de pasar el miércoles y las actividades de los miercoleros.
Una vez puestos ya en órbita gramaticalmente hablando, podemos seguir describiendo cosas de estos miercoleros y como de incógnito ya llevamos hablando hace mucho tiempo, a partir de ahora describiremos algunas de sus actividades ya oficialmente y casi dentro del diccionario español.
Jornada miercolera del 25-03-2009
Los miercoleros de Jimena aparecieron en Torreguadiaro acompañados de un constructor con la finalidad de reformar su enorme vivienda, ampliar salones, acondicionar el “Rincón de los Miercoleros”, desplazar el lavabo medio centímetro y poner el “ mallazo” para evitar tener el salón principal en dos niveles de altura.
Este miércoles se ha estirado más que un chicle Bazoca y por eso a las 12,00 horas pudimos ir “andandito” hasta el “ Trasmallo de Agustino” donde las cervezas sin alcohol son enormes y si te tomas una, seguro que no puedes con la segunda.
Otra cervecita en el césped con las aceitunas, el jamoncito y el quesito de “bolita” porque el “Payoyito” todavía no lo hemos comprado, pero pronto se conseguirá.
A los que siempre les toca “ la china” fueron a Jimena a recoger al miercolero chico, lo que fue aprovechado para hacer fotos estupendas del pueblo, del río y de la Estación Los Ángeles.
Hubo tiempo de adentrarnos con el coche en el “Michigán” que hacias años que no veía y desde donde hicimos unas fotos del pueblo preciosas y con un ángulo distinto al acostumbrado a ver.
Al pasar por “El Almendrí”, se nos ocurrió meternos con el coche cerca del Cortijo El Pollo por un carril y atravesar el río Hozgarganta que por cierto lleva bastante agua para como ha venido estos años atrás.
Cuando se hace camino al andar, resulta que entra hambre y nos estaban esperando unas doraditas a la plancha que hicieron las delicias de algunos, que un poco desganados y sin gustarles el pescado se metieron entre pecho y espaldas una de las más grandes nadadoras del vivero.
El miercolear lleva consigo indiscutiblemente tomarnos un corto- largo pero negro acompañado de un buen trozo de piñota, aunque este miércoles a falta del mismo buenas fueron las tortas y los “pellizquitos”.
Hubo paseo a pie por la urbanización, charla con el jardinero especialista en los “Sampedritos” y paseo accidentado a Algeciras y dicgo esto porque a medio camino el flamante cochazo comenzó a avisar de que no tenía aceite y la propietaria dio órdenes estrictas de volver rápidamente para evitar un gasto triple de reparaciones, notándose que estamos atravesando una gran crisis como todo el mundo.
Regresamos, cambiamos de coche y nos largamos con viento fresco porque había que comprar unos tenis, un cargador para el G.P.S. y cartuchos de tinta para las impresoras.
Dos veces hubo que ir a la tienda de los tenis y ya tiene sus pies nuevos el niño que parecen dos patitos con sus alitas negras y ese GPS que ya no podía pasar ni un momento más sin su cargador de bateria.
Regresamos y compramos en la nueva Pizzería de Torreguadiaro unas exquisitas pizzas y unas empanadas riquísimas que hicieron las delicias de los miercoleros y hasta el niño se guardó dos trozos para hacerse un “tirachinas” por la mañana y matar gorriones.
Estaban sin conche estos miercoleros para regresar a Jimena, pero se vinieron andando aunque partieron a las 11 de la noche para estar con suerte a la hora de entrar el chiquillo en el instituto jimenato y creo que lo han conseguido.
Miercolear, miercoleros y miercoleando, tres plabras que han entrado en el diccionario por la puerta grande de la literatura…. !Si es que para conseguir algo no hay más que proponérselo!.
Un abrazo.
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