jueves, diciembre 11, 2008

LAS "ANGARILLAS" DE MI MENTE

NUESTRO RIO AHORA JUNTO AL REGÜÉ

Muchos años han transcurrido ya de aquellos inviernos de fuertes lluvias e intenso frio que calaba todo nuestro ser y nos hacía tiritar y rechinar los dientes. Nuestros cuerpecillos estaban curtidos y hechos a la frialdad, pero nuestras ropitas eran insuficientes,llenas de parches descoloridos, camisas con falta de “enguate”, botas y alpargatas con boquetes en las suelas, boínas”capadas” y caladas hasta los ojos. Detrás de todo aquello…” paperas”, “tos ferina”, “escarlatinas”, “sarampión”, “anginas”, “sarna”, “postillas” y “mocorradas” en las mangas de los “yersis”, que espinaban nuestras narices rojas como amapolas.

Años y años se han sucedido de inviernos sumamente templados, escasas lluvias y veranos mas o menos calurosos que han conseguido que nos acostumbremos a otra forma de vida y a que cuando llueve , aún a sabiendas de que es lo que necesitamos, nos moleste el agua y el frio.

Con esto de los inviernos de hace 50 años, yo tengo mis parcelas aisladas en mis hemisferios cerebrales, todas tienen sus “angarillas” hechas con ramas de leña a fuerza de golpes de “hacha carbonera” que impiden el paso a los recuerdos de aquellos que por mucho que se les cuente no podrán comprender nada.

Basta acercarte a uno de estos “pejuales” de la mente, como es lógico a través de una “alerta” cognitiva que bien puede ser un olor característico, un intenso frio, unos “chuzos de punta”, una “telaraña” cubierta por gotas de rocío, un establo con olor a “pesebre” y cubierto del “vaho” animal ó una fuente helada repleta de cristales de hielo, para que de repente se abra la “angarilla” oportuna de nuestro cerebro y permita que estemos en la época vivida de nuestra infancia, rodeado de todo lo que le dio su vida en “aquellos entonces”.

Nos llovía tanta agua en Jimena durante aquellos inviernos que Garcia Bravo y el Hosgarganta nos ofrecian escenas maravillosas para haberlas podido pintar en un hermono cuadro repleto de agua, juncos, barro, limos, piedras y troncos secos dando vueltas por las “chorreras” y en una esquina del marco nuestras caras de “pasmaos” y nuestros cuerpecillos llenos de vitalidad y frio al mismo tiempo.

¡Te has enterao…..la Barca de Diego montero se la ha llevao el rio! Y otra cosa…. Se han ahogao tres vacas que todavía no saben de quien son y al Vegueto… se le han perdio unos pocos de pavos de los que tenía para vender en la Navidades…! Chica ruina se les prensenta a estas criaturas con las riadas y tanta lluvia…..decian los mayores…!

Eran tan habituales aquellas escenas, que en el celuloide de nuestras mentes estan grabadas con gran exactitud que cualquiera puede reproducirlas en cuanto salta la chispa que abre las “angarillas” de su mente adormecida por el cambio de vida tan enorme que vivimos desde hace años.

Ojalá mi cámara supiese captar las fotos que yo necesito hacer de mi pueblo con aquel “ llover y llover”, los truenos y los rayos que abrian los cielos de par en par y abrían los árboles mitad por mitad, con leyendas y misterios que nos hacían temblar, mientras que la Virgen planchaba su ropa en el horizonte rojizo del triste invierno.

La vida… es cambio… es un andar, que lo transforma todo, cosas para bien y para mal que no sabemos dicesnir pero que como están ahí…. Ahí están…… y decidme amigos mios…¿ algunos… las podeis recordar..?.

El alegre chavalín que veía las crecidas del rio con sus amigos de la infancia callejera, no temió nunca ni a los rayos ni a los truenos, pero aún tirita de frio cuando las “angarillas de su mente” le alertan de que se puedan repetir estas escenas de otro tiempo tan tristes y preciosas a la vez.

Un abrazo.

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