CHARRANÁ DE “ANTOÑITO EL DE PILAR”
Venía una mañana Moya el “Arriero” con su burro cargado de paquetería y en las Cuatro Esquinas, se para y deja al animal sólo en la puerta de Crédito Castilla y él se mete dentro a entregarle unos albaranes a José Castilla.
Por la calle abajo viene nuestro querido Antonio González Cano(para todos Antonio el de Pilá..)…con su pañete remangado hasta la cintura, la colilla en la comisura del labio y su andar característico cruzando la calle de lado a lado y metiéndose con todos los que pasaban junto a él.
De pronto ve el burro de Moya sólo, sale corriendo y se esconde en la escalera de la “embarrá” (Frente al bar de Frasquito Vargas) y comienza a imitar poco a poco el rebuzno del burro…con tanta perfección.. que el animal nada más oirlo…estiró sus orejas,levantó el rabo,y comenzó a correr en busca de Antonio,dando enormes saltos y saliendo todos los paquetes volando por los aires, por lo que Moya salió enfadado y tuvieron que ayudarle a controlar al burro y hacer de nuevo la carga, pero Antonio ya se había marchado.
Antonio fue uno de esos personajes que con su inocencia, su interés por los mecheros, los pájaros y su alma de niño, llegó a ser querido por todo el pueblo y como me comentaba Aurelio Collado este verano un día en la feria de Jimena….: a Antonio todo el mundo le apreciaba y sus imitaciones llegaron a ser únicas. Mi padre( por boca de Aurelio) llegó a decir que las conversaciones telefónicas que hicieron famoso a “GILA” ya las hacía Antoñito a la perfección antes que el genial artista.
De las ocurrencias de Antoñito y de su peculiar forma de imitar a las personas y animales, podíamos escribir un libro. Sólo quiero que esta “charraná” que con tanto cariño he recordado, quede en la memoria como una persona que en su inocencia, sólo supo ser artista en su pueblo.
Un abrazo.
Venía una mañana Moya el “Arriero” con su burro cargado de paquetería y en las Cuatro Esquinas, se para y deja al animal sólo en la puerta de Crédito Castilla y él se mete dentro a entregarle unos albaranes a José Castilla.
Por la calle abajo viene nuestro querido Antonio González Cano(para todos Antonio el de Pilá..)…con su pañete remangado hasta la cintura, la colilla en la comisura del labio y su andar característico cruzando la calle de lado a lado y metiéndose con todos los que pasaban junto a él.
De pronto ve el burro de Moya sólo, sale corriendo y se esconde en la escalera de la “embarrá” (Frente al bar de Frasquito Vargas) y comienza a imitar poco a poco el rebuzno del burro…con tanta perfección.. que el animal nada más oirlo…estiró sus orejas,levantó el rabo,y comenzó a correr en busca de Antonio,dando enormes saltos y saliendo todos los paquetes volando por los aires, por lo que Moya salió enfadado y tuvieron que ayudarle a controlar al burro y hacer de nuevo la carga, pero Antonio ya se había marchado.
Antonio fue uno de esos personajes que con su inocencia, su interés por los mecheros, los pájaros y su alma de niño, llegó a ser querido por todo el pueblo y como me comentaba Aurelio Collado este verano un día en la feria de Jimena….: a Antonio todo el mundo le apreciaba y sus imitaciones llegaron a ser únicas. Mi padre( por boca de Aurelio) llegó a decir que las conversaciones telefónicas que hicieron famoso a “GILA” ya las hacía Antoñito a la perfección antes que el genial artista.
De las ocurrencias de Antoñito y de su peculiar forma de imitar a las personas y animales, podíamos escribir un libro. Sólo quiero que esta “charraná” que con tanto cariño he recordado, quede en la memoria como una persona que en su inocencia, sólo supo ser artista en su pueblo.
Un abrazo.
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