lunes, octubre 27, 2008

LAS NIÑERAS DE MI PUEBLO. JIMENA DE LA FRONTERA


Mis recuerdos andan esparcidos, sin orden ni concierto, por todas partes, pero de vez en cuando, de forma inconsciente, cojo un papel arrugado y viejo, lo plancho con mis manos y leo aquellos trazos con la letra insegura de mi niñez y esta vez sin saber porqué ha aparecido ante mis cansados ojos la imagen de una niñera, que sin ser la mía, la admiré con todo mi ser de niño, por su belleza, su carita de ángel y su gran corazón.

En la Jimena de mi infancia había dos tipos de niños bien diferenciados en su comportamiento y como podeis imaginar eran los que tenían niñeras y los que careciamos de ellas.

No sabría decir si una niñera era un ser desgraciado ó inmensamente feliz, pero sin lugar a dudas era una criatura tierna a la que se le arrancaba de golpe su infancia, para proteger y cuidar a los niños que habían nacido con más suerte que ellas, unos en la “opulencia” y otros en el querer aparentarla.

El Jornalero del campo, el carbonero, el piconero, el zapatero, el tratante y el arriero, se cargaban de hijos a los que costaba mucho el poder alimentarlos y vestirlos como era debido, así que los pobres ya cuando estaban echando “el polvo” con resignación decían….. si es niña la pondremos de “niñera” para que al repartir los garbanzos del puchero pudiesen caber a la misma cantidad.

Las familias de clase media se resistian a enviar a sus hijas para el servicio de los demás como niñeras porque queramos o no, aquello era un “servilismo” que entre otras cosas reportaba el tener una boca menos en casa, que en aquellos momentos por los que se atravesaba era muy importante.

No se puede culpar a nadie( porque las circunstancias mandan) de que a una cria con siete u ocho años, se le pusiese un delantal blanco y una cofia en el pelo para que se dedicase a criar y cuidar hijos de otros cuando en realidad esa niña debía de estar jugando, saltando y asistiendo a la escuela nacional.

Por otra parte los padres pensaban que si las enviaban de niñeras, la chica tendría un plato de comida garantizado y unas inciertas pesetas para su propio vestir, como de hecho sucedia.

Si lo traducíamos a los chicos, resulta que era lo mismo, lo que pasaba es que estos se llamaban “aprendices” y así estaban en los talleres de zapaterías, carpinterías, talabarterías, panederias, vendiendo molletes, tagarninas etc etc sin ganar apenas nada y además comiendo en su casa con sus padres.

Volviendo al tema de “las niñeras” os diré que parecían verdaderos ángeles con aquellos delantales blancos siempre detrás de los traviesos crios, con una gran paciencia no sólo para llevar a los niños “aparratacaos” en sus cinturitas de niñas, sino para aguantar a algunas madres de aquellas épocas.

Había algunas que eran tan buenas que empezaron su carrera de niñeras con el primer niño del matrimonio y terminaban con el sexto para continuar como “criada”, hasta que aparecía por las tardes el pretendiente que a fuerza de pasar años, la convertia en su esposa y la liberaba de su de trabajo en la misma casa.

Quiero romper una lanza en favor de estas personas que sin saberlo fueron víctimas de una época en la que no tuvieron su reconocimiento de empleo como actividad laboral, ni ningún tipo de reconocimiento por lo que representaron y por lo que hicieron, sin darse tal vez cuenta, a favor de su propia familia y a la que prestaron sus servicios.

Por la sensibilidad que el tema requiere no me permito nombrar a algunas de estas criaturas que con sus delantales blancos adornaron la fisonomia de nuestro pueblo y que muchas de ellas siguen adornándolo con sus ojos bellos, tristes y su grandeza de corazón.

Para todas ellas mi reconocimiento sincero y un fuerte abrazo.




2 comentarios:

Carmen dijo...

Sé de esta "profesión" porque tengo familiares cercanos que vivieron su tierna infancia y toda la juventud criando los hijos de un "riquito" del pueblo.
Ellas no se arrepinten, es más, están agradecidas por no haber tenido que pasar las penurrias que pasaron en su casa y haber tenido un plato de comida caliente todos los días.
Y hoy en día, esos niños dan a la niñera todo el cariño que en su momento ella les dió a ellos.

Besos y buen día

Currini dijo...

Gracias carmen por tu comentario. El tema hay que tratarlo con mucho respeto. Hay personas que sus abuelas y madres fueron niñeras. Mi madre y mis tias de niñas hicieron muchos menesteres para sobrevivir y no quiero seguir por este camino.
De todo hubo en el "sendero"..... se quitaron el hambre que no compartieron con sus hermanos y padres, pero les arrancaron el vivir su propia infancia.

Hay niñeras que siguieron agradecidas toda su vida a la familia que les acogieron y los chavales se hicieron mayores y no les han olvidado nunca pero tambien habia familias que tenian niñeras unas detrás de otras como si de simples números se tratase y los chavales se hicieron mayores sin recordar a ninguna de ellas.

De cualquier forma fueron ángeles que pertenecieron a una época ya pasada y que espero no vuelva nunca más.

Un abrazo y me alegro que a tus familiares les tocase la parte buena de la escena.